La recuperación del peronismo ha sido el hecho más significativo de las elecciones generales de la Argentina desarrolladas el pasado domingo 22 de octubre.
El candidato Sergio Massa duplicó la cantidad de votos obtenidos con respecto a las primarias (pasó de 5 a 10 millones de votos), lo que parece producto de una campaña inteligente que logró generar esperanzas en un nuevo gobierno que tendría un liderazgo político que adoleció el actual. También debe remarcarse la efectiva confrontación con el candidato Javier Milei en temas importantes para la población argentina y que quitaban del centro del debate a la cuestión económica. Nos referimos a la política exterior (Malvinas, Mercosur, ingreso a los BRICS) y a la relación con el papa Francisco, donde los libertarios mostraron su costado más amateur, antihistórico y alejado de los sentimientos de una parte considerable del pueblo argentino. Mientras Massa promueve la esperanza, la unidad nacional, la defensa de la causa de Malvinas, la venida del papa Francisco a la Argentina y el ingreso del país al ascendente e interesante grupo de los BRICS, Milei y sus colaboradores dan discursos de odio, de división, envían guiños a los “kelpers”, atacan vehemente al líder de la Iglesia católica, desprecian el Mercosur y rechazan las relaciones con China.
¿Qué puede suceder en la segunda vuelta?
Las estrategias parecen claras. Massa tiene a su favor que ya la viene desarrollando desde antes de los resultados de este domingo: promover un gobierno de unidad nacional donde piensa incorporar a muchos dirigentes de la UCR y el PRO (principales fuerzas de Juntos por el Cambio) y del peronismo cordobés (que presentó lista independiente al presidente encabezada por el gobernador local, Juan Schiaretti).
En cambio, Milei –ensoberbecido por los resultados de las primarias que le hicieron pensar que podría ganar en primera vuelta sin necesidad de otros apoyos, profundizó sus ataques a todo el arco político con su discurso contrario a la “casta”–, ahora ha reculado e intenta revivir la “grieta” antikirchnerista. ¿Será posible? Ese clivaje le sirvió a Macri para ganar en 2015, pero se mostró ineficaz en 2019. También fue insuficiente para Juntos por el Cambio en esta elección. La candidata de ese espacio, Patricia Bullrich, lo utilizó hasta el hartazgo en las últimas semanas de campaña y no logró ni retener los votos que en agosto había obtenido su fuerza política.
Además, y más allá de la existencia de grandes sectores de la población argentina en posturas polarizadas, uno entiende que la mayoría de la población argentina anhela vivir en una sociedad más armónica y en la que prime lo que el papa Francisco llama “amistad social”. En ese sentido, la convocatoria de Massa a la “unidad nacional” aparece como una opción más racional y moderada que el discurso estridente y beligerante de Milei.
Por primera vez, y contra todos los pronósticos, Massa aparece como favorito para la elección de noviembre. Igual no debería cometer el error de sus adversarios que se sintieron ganadores antes de tiempo. Fue sorpresivo el primer puesto de Milei en agosto y también el del propio Massa en la elección general. Así las cosas; la prudencia, como siempre, aparece como la mejor consejera.
*Abogado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad de Bologna. Columnista especial para La Mañana desde Buenos Aires.
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