La Mañana se entrevistó con el experto en defensa Santiago Lucero Torres para conocer su opinión y la del Foro Argentino de Defensa (FAD) que preside en torno a los desafíos de la defensa regional y el papel estratégico de Argentina en el Atlántico Sur.
¿Cuál es la misión del Foro Argentino de Defensa (FAD) y cómo ha sido el proceso de formación y actuación?
El FAD surge como respuesta a las dificultades en la comunicación entre actores políticos y las instituciones del Estado vinculadas a la Defensa, especialmente las Fuerzas Armadas. Desde 1983, la política argentina ha descuidado el aspecto estratégico de la Defensa, la desfinanció año tras año y algunos gobiernos incluso operaron en su contra o intentaron cooptarlas políticamente. En 2019 decidimos formalizar este espacio, que cuenta entre sus miembros con ex jefes de las Fuerzas Armadas, militares de gran trayectoria y prestigio, académicos, diplomáticos y profesionales civiles, presentándonos como una organización apartidaría, pero no apolítica, enfocada en el análisis y estudio de temas vinculados a la Defensa y Seguridad Nacional. Entre los principales objetivos del FAD está informar a la sociedad y dirigencia en general sobre los riesgos de persistir en este error, ofreciendo propuestas para superar los desafíos y descubrir oportunidades.
Como presidente del FAD, ¿cuáles han sido los mayores desafíos?
Uno de los mayores desafíos ha sido consolidar nuestro propósito de ser un espacio apartidario dedicado a resaltar la importancia estratégica de la Defensa. Nos enfrentamos a la tarea de transmitir de manera clara y contundente que la seguridad y soberanía del país son asuntos demasiado serios para ser politizados o manejados por políticos, muchas veces inoperantes, que buscan solo obtener réditos electorales a corto plazo.
¿Cuál es su opinión sobre la nueva gestión del presidente Javier Milei en Defensa?
Es fundamental observar las acciones concretas que se lleven a cabo. Argentina demanda un realineamiento geopolítico claro, especialmente para abordar las necesidades estructurales del sector. Se debe prestar especial atención a las correcciones presupuestarias necesarias y urgentes, abordar la deuda histórica en materia salarial, aplicar correctamente el Fondo Nacional de la Defensa y concretar la adquisición de sistemas de armas necesarios para las fuerzas y para el realineamiento que mencionaba antes, por ejemplo los veinticuatro F-16.
La carrera global por el control de los espacios marítimos, el acceso a sus recursos estratégicos y el conocimiento integral de lo que sucede en ese dominio son aspectos claves en las estrategias de los Estados. ¿El actual gobierno ha dado señales sobre la importancia en esta región del Atlántico Sur de la Defensa Nacional de Argentina?
El actual gobierno ha reconocido la creciente importancia estratégica del Atlántico Sur para Argentina, con sus recursos naturales, como las reservas hidrocarburíferas y la pesca. La necesidad de ejercer pleno control sobre las zonas económicas exclusivas se entiende como fundamental para garantizar la soberanía y la explotación sostenible de esos recursos. Nuestras capacidades sobre el Atlántico Sur también se deben entender como una llave geopolítica de acceso a la Antártida y, en ese sentido, la reciente visita del presidente Milei a las bases Marambio y Esperanza parecen ser una señal clara en la dirección correcta.
Se cumplen 191 años de la ocupación ilegítima de las Malvinas por parte de Gran Bretaña. Desde entonces hasta la fecha, Inglaterra se ha negado a recibir los reclamos de Argentina. ¿Cómo cree que debería ser la actual estrategia que el gobierno argentino debería llevar adelante desde Cancillería?
La estrategia del nuevo gobierno respecto a las Malvinas debería alejarse de los discursos retóricos tribuneros y poco efectivos. La soberanía argentina sobre las Malvinas es un asunto hemisférico. Argentina, como nación americana, enfrenta la ocupación de parte de su territorio por un enclave colonial con una base militar extraterritorial. Es esencial considerar la posición de la principal potencia hemisférica, Estados Unidos, que a su vez niega el reconocimiento de la soberanía británica en las Malvinas y no la ve como una cuestión bilateral de autodeterminación de los kelpers. La estrategia de Cancillería debería centrarse en mantener y reforzar el reclamo de soberanía, buscando la mediación de Estados Unidos en este conflicto.
¿Cómo ha evolucionado la importancia estratégica del Atlántico Sur desde que se produjo el conflicto y qué alternativas ve a futuro?
La trascendencia estratégica del Atlántico Sur ha perdurado a lo largo del tiempo, con tres dimensiones históricas fundamentales. En primer lugar, la potencia colonial británica que ha dominado el paso interoceánico al Pacífico desde las Malvinas, de la misma manera que controla desde Gibraltar el acceso al Mediterráneo. Pero Gran Bretaña ya no es la potencia que alguna vez fue, entonces una alternativa razonable, pensando más en la pregunta anterior, podría ser que se reconociera la soberanía argentina sobre las Malvinas y permitir a la principal potencia hemisférica, Estados Unidos, contar con una base militar mediante un sistema de concesión propuesto por Argentina. Esto favorecería la integración en un sistema de defensa del hemisferio occidental. En segundo lugar, la proyección de Malvinas hacia la Antártida, en la que se sustenta la pretensión británica sobre el continente antártico y, por último, la importancia de los recursos naturales presentes en la región. Estas tres dimensiones históricas dejan claro la necesidad de una perspectiva actualizada, creativa y valiente a la hora de buscar soluciones a nuestros intereses. Está claro que solos, con discursos patrioteros y la ley no hemos logrado mucho. Como alguien dijo, la clave del cambio está en el cambio de las claves.
Este año también se celebra el trigésimo aniversario de la reforma constitucional de 1994, que incluyó, por vez primera, a Malvinas como una política de Estado, en un claro ejemplo de la madurez y de la voluntad del pueblo argentino. ¿Cuáles considera que han sido los resultados de esta política de Estado?
Los resultados no han sido notorios. Argentina no ha comprendido la dimensión geoestratégica de la cuestión Malvinas, que claramente excede los argumentos legales.
El Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño emitió un comunicado revindicando los derechos de soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas. ¿Cree que un actor regional de gran relevancia como Brasil podría incidir en que se vuelvan a abrir mesas de negociaciones entre Inglaterra y Argentina por este tema?
Brasil es un valioso aliado y socio comercial para Argentina, pero es importante reconocer que, desde una perspectiva geopolítica, también es un competidor. Ambos países cuentan con recursos naturales, población y otras capacidades que les permiten aspirar a una posición de liderazgo en América del Sur. Aunque actualmente Brasil supera significativamente a Argentina, hay que recordar que esto no siempre fue así. En el pasado, Argentina lideraba la región. Aunque valoramos el apoyo declarativo de Brasil, se trata del mismo país que ha proporcionado apoyo logístico al enclave colonial británico en diversas ocasiones.
En un mundo multipolar como el actual, en el que las potencias están compitiendo por recursos minerales, energéticos, hídricos, etcétera, y considerando las enormes riquezas naturales de nuestra región, ¿qué políticas deberían diseñarse para proteger la soberanía de territorios estratégicos, como el llamado “triángulo del litio”, el Amazonas, el Acuífero Guaraní, nuestras plataformas marítimas?
En mi opinión, la cuestión central es la necesidad de una mayor integración hemisférica y coordinación en la producción de alimentos y energía con todos los países americanos, incluyendo principalmente a Estados Unidos. En un mundo en el que hay potencias con necesidades de recursos naturales y otras con excedentes, la idea de integrarse solo con los consumidores de materias primas tiene sus riesgos para países proveedores como los nuestros. Esa coordinación entre los países productores se podría basar en el interés compartido del sostenimiento de los precios. Además, esta integración también se extiende a la defensa, ya que la desesperación de las potencias deficitarias por los recursos naturales podría aprovecharse de la vulnerabilidad, lo cual no sería beneficioso para los proveedores ni para los precios en general.
Por primera vez, en la Cumbre Birregional de la Unión Europea y la Celac del año pasado se adoptó una moción sobre la cuestión de Malvinas. ¿Le parece esto un logro de la Cancillería argentina, o simplemente fue una estrategia de la Unión Europea para lograr avanzar en un acuerdo Mercosur-Unión Europea?
Sinceramente me cuesta creer en algún logro de la última cancillería kirchnerista, que más bien nos avergonzó a lo largo de toda la gestión. La Unión Europea ha considerado a las Malvinas como un Territorio Europeo de Ultramar, según sus estatutos constitutivos, aunque esto podría haber cambiado con el Brexit. Pero históricamente han mantenido posiciones a favor de las posesiones coloniales. Si la designación de Territorio Europeo de Ultramar ha cambiado, probablemente se deba a la decisión británica del Brexit y no a un reconocimiento europeo de que las Malvinas se encuentran en el continente americano y no pueden considerarse territorio europeo de ninguna manera.
Santiago Lucero Torres
Fue director para la región de empresas como US Equities Chicago, Underwiters Laboratories (UL), Banco Meridian y gerente regional de American Express para el Cono Sur. En el sector público se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Económico y coordinador general de la Agencia Gubernamental de Control. Entre 2015 y 2020 fue el responsable de la Planificación y Política Industrial de la Defensa. Es productor agropecuario y se formó en Comercio Exterior con una especialización en Comunicación Estratégica.
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