El largo discurso de Fernández empezó y terminó aludiendo al ex presidente radical Raúl Alfonsín. Antes, buena parte del recinto del Congreso entonó con entusiasmo la marcha peronista, en la medida que se acercaba el momento del traspaso de la banda, del bastón y también del juramento del nuevo mandatario y su vice, Cristina. Hubo en el discurso una mención a Frondizi, a Perón y desde luego a Néstor Kirchner. No apareció Evita, que fue la más exaltada en el período kirchnerista-cristinista en una versión, valga la acotación, posmoderna, bastante distorsionada de su figura, y que a veces se llegaba al extremo ridículo de intentar confrontar con el propio Perón.
Sin embargo el rasgo sobresaliente de las palabras del flamante presidente fue la clara intención, en varios momentos, de conectar con el mensaje del papa Francisco. Ya el domingo, Fernández y Macri habían dado una señal al Pontífice cuando se reunieron en Luján en una misa “por la unidad y la paz”. Una serie de gestos que desentonaron con lo que fue el tono general de su campaña electoral, en la que Francisco prácticamente no había sido mencionado. Incluso se habían generado algunas rispideces en las últimas semanas con el arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, a raíz del anuncio de que una de las primeras decisiones iba a consistir en mandar al Congreso un proyecto para legalizar el aborto. “Si pudiera hablar con Fernández le preguntaría si vale la pena comenzar su mandato con un tema que divide tanto a los argentinos”, habría dicho el arzobispo platense según Clarín.
Alberto llegó al Congreso para la ceremonia de asunción manejando su propio coche, aunque fuertemente escoltado, durante varias cuadras desde la zona de Puerto Madero. Lo esperaban la vicepresidente saliente Gabriela Michetti, la entrante Cristina Kirchner y el presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa. El traspaso de mando se hizo como corresponde, con la presencia de Mauricio Macri, que en una actitud enaltecedora cerró de forma digna lo que no dejó de ser una pésima gestión de gobierno.
Previamente, había evitado lo que pudo ser un cimbronazo de los mercados cuando se reunió con Alberto Fernández al día siguiente de ser derrotado en las urnas (“Argentina busca no perderse en la grieta”, La Mañana, nro. 19), mostrando que había aprendido la lección de las malas decisiones que había tomado en el pasado, concretamente tras las elecciones primarias, cuando cargó las culpas al electorado. Lo disonante fue la actitud que por momentos mostró Cristina, con claros gestos de rechazo, perdiendo así la oportunidad de reivindicarse del insólito final de su mandato en 2015.
El discurso de Alberto abordó una gran cantidad de puntos: la democracia y la república, la superación de la grieta, la inclusión y justicia social, medidas económicas, la deuda con el FMI, el federalismo, la obra pública y la transparencia, vivienda y salud, política exterior e integración regional,
Malvinas, medio ambiente, derechos humanos, reforma de la justicia, lucha contra el crimen organizado e intervención de la agencia de inteligencia, fuerzas armadas, medios de comunicación, educación y no discriminación.
Fueron varios los guiños al “querido papa Francisco”, al que nombró directamente cuando ponderó la importancia de la encíclica Laudato Si.
También habló de “derribar muros”, de los afectados por la “cultura del descarte” y de la “casa común”, todas expresiones utilizadas por el Santo Padre. Además, Fernández mencionó la economía popular, a los movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar como “actores centrales” y de garantizar la “cultura del trabajo”, sintonizando con la prédica de Tierra, Techo y Trabajo que difunde Francisco.
Llamó la atención que ni una sola vez mencionó a los sindicatos, algo impensado para un líder peronista. No obstante, esto no quiere decir que no fueron contemplados, sino que posiblemente se buscará que la relación se dé en otra forma, fundamentalmente a través de la creación del Consejo Económico y Social para el Desarrollo, que “será el órgano permanente para diseñar, consensuar y consagrar un conjunto de políticas de Estado para la próxima década”. “Pretendemos que en este ámbito plural se diseñen los grandes pilares institucionales y productivos de mediano y largo plazo rumbo a un desarrollo humano integral e inclusivo”, agregó. En los meses previos, tanto representantes de la Iglesia Católica como de pymes y sindicatos han participado activamente en esta idea del Consejo.
Algunos de los mensajes más fuertes tuvieron que ver con la economía y la justicia. Respecto a la deuda con el FMI, Fernández aseguró que el gobierno argentino tiene “voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo” y repartió culpas al gobierno anterior y al riesgo asumido por los acreedores. Además, anunció “una reforma integral del sistema de Justicia”, ordenó la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y condenó “persecuciones indebidas y prisiones arbitrarias”, el llamado lawfare que muchos señalan se ha extendido por América Latina.
Uno de los momentos más esperados tenía que ver con sus definiciones en política exterior. En este sentido, Fernández llamó a “robustecer el Mercosur y la integración regional” y afirmó, ante la presencia –confirmada a último momento- del vicepresidente brasileño Hamilton Mourao, que con Brasil “tenemos para construir una agenda ambiciosa (…) respaldada por la hermandad histórica de nuestros Pueblos y que va más allá de cualquier diferencia personal de quienes gobiernan la coyuntura”. “Integrarse a la globalización con inteligencia”, señaló Fernández, que redondeó un discurso concreto y con pocas altisonancias.
Alejandro Karlen (Parlasur): “tenemos instrucciones de buscar acuerdos con todos los bloques del mundo”
El pasado lunes sesionó el Parlamento del Mercosur (Parlasur) en Montevideo. Aprovechando la ocasión, La Mañana consultó al parlamentario argentino Alejandro Karlen (PJ) acerca del cambio de gobierno en su país y la agenda regional. “Este proyecto político incluye el mejoramiento y apuntar toda la energía a mejorar el Índice de Desarrollo Humano. Hoy Argentina tiene una gran desigualdad, donde hay hambre, mucha pobreza y necesidades”, sostuvo Karlen.
“Nosotros fundamentalmente venimos de una doctrina cristiana y tenemos hoy un conductor de la Iglesia Católica como el papa Francisco que sin duda ayuda mucho para que los argentinos podamos recapacitar permanentemente sobre los errores que cometemos. En ese sentido creo que la Iglesia ha generado este domingo un espacio de oportunidades”, subrayó.
El parlamentario argentino enfatizó la importancia de la integración en el bloque. “Hay que recomponer el tejido regional en base a la consolidación del Mercosur y un crecimiento de los acuerdos que tenemos con América Latina, en una estructura que sea interesante para sentarnos frente a los bloques del mundo en una posición diferente. Ese concepto que nosotros tenemos como espacio político desde el peronismo, hoy está más vigente que nunca. Una tercera posición de América Latina para el mundo creo que es lo que nos puede sacar adelante más allá de quién gobierne en cada uno de los países”, consideró.
Karlen también hizo referencia a la visita de una delegación de la Asamblea Popular China a la sede del Mercosur que se dio en el marco de la sesión del Parlasur. Sostuvo que hoy se está proponiendo que el acuerdo con China tiene que ser desde el Mercosur y por eso se está impulsando la creación de un espacio de participación con la Asamblea China que se llame ChinaLat así como existe EuroLat.