El abandono australiano del acuerdo para la compra de submarinos franceses y su posterior asociación militar con Estados Unidos y Reino Unido despertó críticas abiertas desde Paris hacia sus aliados. Para China, la iniciativa socava gravemente la paz y la estabilidad en la región del Indo-Pacífico.
Asia y el Pacífico se han convertido en la base de crecimiento económico y demográfico más importante a nivel mundial. Según el “Libro blanco de política exterior de 2017” de Australia, la región “representará casi dos tercios del crecimiento mundial hasta 2030” y “en los próximos 15 años, es probable que cuatro de las cinco mayores economías del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo se encuentren en Asia: China, India, Japón e Indonesia.
China y la India juntas representan más del 60% de la actividad económica de Asia”. Además de que para dentro de 9 años, “la región producirá más de la mitad de la producción económica mundial y consumirá más de la mitad de los alimentos del mundo y el 40% de su energía”.
Estas perspectivas también están respaldadas con que la región es sede de dos grandes acuerdos de libre comercio: el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (conocido como TPP11, que agrupa a Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam) y la Asociación Económica Integral Regional, compuesta por los 10 países miembros de Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
A nivel regional existen tensiones entre países vecinos debido a reivindicaciones territoriales y a nivel internacional existe además una puja entre Estados Unidos y China que se mantiene en aspectos militares, económicos y culturales. Australia, histórico aliado estadounidense, ha tenido un fuerte choque con China a nivel diplomático y económico a raíz del pedido del año pasado de “investigaciones objetivas” sobre el origen del coronavirus.
Lo que comenzó como un choque diplomático luego fue hacia la pérdida continua de exportaciones de vinos, carnes y otros bienes que desde el 2015 tenían como marco un acuerdo de libre comercio entre ambos países. A modo de respuesta Australia ha seguido modernizando sus fuerzas en el contexto de la militarización de la región y el aumento de la carrera armamentística.
Más que submarinos
En ese contexto, el pasado miércoles 15 Australia se unía junto a Reino Unido y Estados Unidos en la alianza militar llamada AUKUS (por las siglas en inglés de los países integrantes), la cual le permitirá mejorar sus capacidades militares mediante la construcción de submarinos nucleares y avanzar en el desarrollo de inteligencia artificial, entre otras cosas, aplicada a defensa.
Ante tal anuncio, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, afirmó en una conferencia del pasado jueves 16 que “la cooperación de submarinos nucleares entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia ha socavado gravemente la paz y la estabilidad regionales, ha intensificado la carrera armamentista y ha socavado los esfuerzos internacionales de no proliferación”.
El diplomático agregó: “La exportación de tecnología de submarinos nucleares de alta sensibilidad a Australia por parte de EE.UU. y el Reino Unido demuestra una vez más que están utilizando las exportaciones nucleares como herramienta para el juego geopolítico y adoptando un doble rasero”.
Por su parte, mediante una declaración conjunta entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden (de manera presencial) y los primeros ministros de Reino Unido y Australia, Boris Johnson y Scott Morrison (de manera virtual), se destacó –en palabras de este último– el surgimiento de AUKUS como “una asociación que busca comprometer, no excluir; contribuir, no tomar; y habilitar y empoderar, no controlar ni coaccionar”.
Además, agregó que dentro del próximo año y medio “la primera gran iniciativa de AUKUS será entregar una flota de submarinos de propulsión nuclear para Australia”, remarcando que “Australia no busca adquirir armas nucleares ni establecer una capacidad nuclear civil”.
Cabe destacar que este país ratificó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en 1970, mientras que no apoyó el Tratado sobre Prohibición de Armas Nucleares de este año debido a que “no eliminaría ni una sola arma nuclear. Los Estados poseedores de armas nucleares no participaron en su negociación” y “la adhesión al Tratado también sería incompatible con nuestra obligación de alianza con EE.UU”, según información divulgada por el Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio del gobierno de Australia.
Por su parte, Biden subrayó la importancia de este acuerdo al “expandir nuestra ventaja en capacidades militares y tecnologías críticas, como cibernética, inteligencia artificial, tecnologías cuánticas y dominios submarinos”. Además, afirmó que Francia “ya tiene una presencia sustancial en el Indopacífico y es un socio y aliado clave para fortalecer la seguridad y prosperidad de la región”.
Esta mención viene luego de que el anuncio de AUKUS haya causado reacciones negativas en Francia, primero por el abandono australiano del acuerdo de compra de submarinos galos por valor de US$ 66 mil millones a la empresa Naval Group y también por el anuncio de una alianza que no los hace parte a pesar de históricamente ser aliados y parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
A pesar de la ruptura del acuerdo con la empresa francesa, según el diario australiano ABC News, Australia podría llegar a pagar hasta 400 millones de euros por compensaciones. En su cuenta de Twitter, la compañía de defensa naval destaca que “las negociaciones iniciarán en los próximos días”.
A nivel diplomático, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, llamó a consulta a sus embajadores de Estados Unidos y Australia para consultas. Según la declaración de prensa publicada en el sitio web de su ministerio, esto se justifica “por la gravedad excepcional de los anuncios realizados el 15 de setiembre por Australia y Estados Unidos”.
El comunicado además agrega: “La cancelación del programa de submarinos de la clase Attack que vincula a Australia y Francia desde 2016, y el anuncio de una nueva asociación con Estados Unidos destinada a lanzar estudios sobre una posible cooperación futura en submarinos de propulsión nuclear, constituyen un comportamiento inaceptable entre aliados y socios. Las consecuencias afectan directamente la visión que tenemos de nuestras alianzas y de la importancia del Indopacífico para Europa”. Además, Le Drian afirmó a la radio Franceinfo: “Esta decisión brutal, unilateral e impredecible; me recuerda mucho a lo que solía hacer Trump”.
¿Repercusiones comerciales?
El enojo francés también se ha manifestado durante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, cuando este lunes Le Drian afirmó según The Guardian: “No tengo la intención de reunirme con el secretario de Estado Blinken”, haciendo referencia a una posible reunión con el representante estadounidense. Mientras tanto, las relaciones con Reino Unido no pasan por su mejor momento y ejemplo de eso fue la cancelación de la cumbre de ministros de Defensa Francia-Reino Unido que se iba a celebrar el pasado fin de semana.
Esta situación también tendrá repercusiones económicas a mediano plazo para Australia ya que desde el 2018 ha mantenido conversaciones con la Unión Europea para lograr un tratado de libre comercio. El bloque europeo es el segundo socio comercial y la segunda fuente de inversión extranjera en el país oceánico según el Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio australiano.
Con el surgimiento del AUKUS y la reacción francesa, el acuerdo comercial se estancará. Según el portal de noticias POLITICO Europe, el secretario de Asuntos Europeos de Francia, Clement Beaune, afirmó: “Europa difícilmente podría continuar las conversaciones para un acuerdo de libre comercio después de tal abuso de confianza (…) Mantener la palabra es la condición de confianza entre las democracias y entre los aliados”, dijo. “Por eso es impensable avanzar en las negociaciones comerciales como si nada hubiera pasado con un país en el que ya no confiamos”, concluyó.
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