Entre el pragmatismo y el idealismo, Australia se debate el futuro de las relaciones económicas y políticas con China, su mayor socio comercial, pero también con quien ha tenido más tensiones en este último tiempo.
En el sistema internacional no siempre es necesario que los países estén en sintonía a nivel político para que se generen buenas relaciones económicas, pero ese juego genera una frágil relación que puede generar dependencia o amenazas económicas al mínimo cambio en las relaciones políticas entre naciones.
La relación entre Australia y China es un claro ejemplo de ello. Por un lado, tienen grandes relaciones comerciales, y por otro, chocan por cuestiones geopolíticas de la región como así por su sistema de alianzas. En 1972, Australia reconocía como país a China la de Mao Tse Tung, siendo el segundo país “occidental” luego de Suecia en hacerlo. Al año siguiente los australianos abren una embajada en Pekín.
Desde ahí las relaciones económicas, políticas y diplomáticas siguen creciendo hasta llegar al punto de que China represente casi el 25 % del comercio de Australia, convirtiéndolo en su mayor socio comercial acorde la página del Departamento de Comercio y Relaciones Exteriores de Australia. Los siguientes países en la lista de mayores socios comerciales son Japón y Estados Unidos, con apenas 9,7 % y 8,8 %.
Esta dependencia con China limita la histórica influencia australiana y sus aspiraciones geopolíticas en el pacífico, situación agravada por la expansión comercial y diplomática que China viene realizando en dicha región. Esto hace que, de una manera u otra, ambos países lleguen a tener disputas en la cual Australia está en desventaja.
Comercio y geopolítica
En cuestión de números, Australia es uno de los 10 mayores proveedores de materias primas para la potencia asiática, elementos como el hierro, gas natural, carbón y oro son la mayoría de los bienes que exporta. Mientras que servicios como el turismo y la educación también tienen mucha importancia. Aproximadamente, 22 % de los turistas provienen de China y representan más de 12 mil millones de dólares por año. Respecto a los estudiantes, solamente el año pasado más de 150.000 chinos fueron a Australia para estudiar en distintos centros educativos.
También, 90 % de lana australiana, 48 % de la cebada y 68 % de algodón son exportados al gigante asiático, lo que está en el marco de las sólidas relaciones comerciales que tienen ambos países, ejemplo de ello es el acuerdo de libre comercio firmado en diciembre de 2015. Pero la calidad de las relaciones bilaterales comenzó a deteriorarse en el 2018 cuando Australia prohibió construir la red 5G Huawei.
Luego, en abril de este año, Australia demandó “investigaciones objetivas” respecto al origen y propagación del covid-19 en China, lo que desató respuestas verbales de China, quien acusó al gigante oceánico de ser una marioneta de Estados Unidos.
Así, de a poco, iniciaban los choques diplomáticos entre dos grandes socios comerciales, lo que se ha recrudecido durante todo este año con prohibiciones a la compra de artículos australianos por parte de China, desde cebada, azúcar, trigo, vinos, madera, carbón y cobre.
Solamente respecto al trigo, Australia podrá perder exportaciones de ese cereal por un valor de US$ 400 millones. Respecto a la cebada podría perder envíos por un valor US$ 843 millones anuales. Ya van siete meses de tensiones y sanciones comerciales entre ambos países, que lejos de finalizar parecen afectar aún más a Australia, quien económicamente puede salir más afectado, ya que a pesar de que China sea un gran consumidor de trigo, ya ha comprado a Lituania, Rusia y Kazajistán, según el Centro Nacional de Información de Aceites y Cereales de China.
El objetivo chino en la región era lograr que cada vez más países dejen de reconocer a Taiwán como estado soberano y adopten la política de “Una sola China”, un ejemplo de ello fue la decisión de las Islas Salomón de cambiar el reconocimiento diplomático de Taiwán por el de China.
A su vez, Australia aquí coincide con el gigante asiático y en la página web del Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio afirma que: “al mismo tiempo, ambas partes reconocen que Australia y China tienen historias, sociedades y sistemas políticos diferentes, así como diferencias de opinión sobre algunos temas importantes. Australia se adhiere a su política de una sola China, lo que significa que no reconocemos a Taiwán como país. Mantenemos contactos no oficiales con Taiwán promoviendo intereses económicos, comerciales y culturales”. Esto ha sido otro golpe a las ambiciones geopolíticas australianas, que deja de lado un posible aliado coyuntural por un flujo comercial que es utilizado sabiamente por China.
La cuestión de la defensa y el fortalecimiento del Cuadrilátero
A nivel de defensa, Australia ha impulsado mayor cooperación con países como Japón, con quien finalmente, el martes pasado, firmó un acuerdo en materia de defensa llamado Acuerdo de Acceso Recíproco, que provee un marco legal para que las fuerzas militares de ambos países operen en suelo australiano y japonés. Es el primer acuerdo sobre presencia militar extranjera que firma Japón desde hace más de medio siglo.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, afirmó que el acuerdo “formará un pilar clave de la respuesta de Australia y Japón a un entorno de seguridad cada vez más desafiante en nuestra región en medio de circunstancias estratégicas más inciertas”. Respecto a esto se refiere a las tensiones ocurridas con China debido a sus reivindicaciones sobre el Mar de China, lo cual también lo ha enfrentado a Vietnam y Filipinas.
Previamente, Australia volvió, luego de 13 años de ausencia, a ser parte de los Ejercicios Navales de Malabar, los cuales se realizaron en octubre de este año, y también fueron parte Estados Unidos, India y Japón. Estos ejercicios anuales incluyen actividades como operaciones de combate de cazas, guerra antisubmarina, operaciones de rescate de buceo, operaciones anfibias, operaciones de lucha contra la piratería, aterrizajes de helicópteros entre cubiertas y operaciones de guerra antiaérea.
La cooperación defensiva entre estos países, que integran el Diálogo de Seguridad Cuadrilátero (QUAD por sus siglas en inglés), ha cobrado mayor relevancia ante el aumento de tensiones que los cuatro países tienen con China. India lo tiene por las disputas fronterizas en la región de Ladakh, Japón por las reivindicaciones marítimas e históricas respecto a la segunda guerra mundial, Australia por temas comerciales y su apoyo a EE. UU., mientras que este último bajo la presidencia de Donald Trump ha chocado con el gigante asiático en una guerra comercial que ha hecho incluso tambalear a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En la página del parlamento de Australia, hay un artículo escrito por el doctor Stephen Sherlock, especialista en Asuntos Internacionales, defensa y grupos de comercio titulado: “La relación de Australia con China, ¿cuál es el problema?”. En el mismo afirma que “la relación Australia-China ha estado tradicionalmente dominada por preocupaciones geopolíticas y estratégicas globales, pero desde la década de 1980 los dos países han construido una gama de intereses bilaterales y regionales comunes, incluidos fuertes lazos económicos.
Sin embargo, como una potencia mundial en crecimiento, China todavía ve las relaciones bilaterales individuales en el contexto de problemas globales más amplios.
En particular, la alianza de Australia con Estados Unidos significa que las relaciones de Australia con China están directamente vinculadas a la salud de la relación entre Estados Unidos y China”. Estando en una posición difícil, Australia deberá lograr un balance entre la relación que tiene con su mayor socio económico, China, y su aliado político y militar, Estados Unidos, quienes a su vez, han tenido enfrentamientos que pueden polarizar la región. Situación que, ante la llegada de Biden a la Casa Blanca, se deberá esperar a ver qué ocurre con su propuesta de “retomar el liderazgo estadounidense”, algo que en un sistema internacional multipolar no será tan fácil de cumplir.
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