En medio de la preocupación mundial por la escasez de recursos naturales, los californianos se suman a la lista de regiones y países que permiten operaciones económicas con el agua. Un paneo global permite ver las complejas relaciones que se dan entre distintos actores públicos y privados respecto del vital elemento.
Al final de la película estadounidense La Gran Apuesta, Michael Burry, ya en el año 2009, estaba invirtiendo en un solo bien: el agua. El film fue basado en la historia real de varios inversores que anticiparon la incipiente crisis financiera del año 2008 e invirtieron contra la burbuja inmobiliaria. Pero lo que era ficción actualmente es realidad.
En California, la quinta economía mundial, el Chicago Mercantile Exchange (CME) lanzó un índice futuro de agua que cotizará en Wall Street de la misma forma que actualmente lo hace el petróleo, la soja y otros bienes. Acorde al portal financiero Bloomberg, servirá para que agricultores, fondos de inversión privados y municipios puedan “protegerse o apostar” por la futura disponibilidad del agua en ese Estado, que ha padecido una sequía de casi ocho años, acorde al Sistema Nacional Integrado de Información de Sequías de Estados Unidos.
La base de esto es el índice de agua Nasdaq Veles de California (NQH20), que fue lanzado en octubre de 2018 a un valor de US$ 371 por acre-pie (el acre es unidad de volumen usada en los Estados Unidos como referencia a los recursos de agua de gran potencia). El sitio de CME describe que “el valor del índice refleja el precio promedio ponderado por volumen del agua, en la fuente, excluyendo los costos de transporte y las pérdidas en los mercados subyacentes, después de ajustar por factores de precios idiosincrásicos específicos para cada uno de los mercados elegibles y tipos de transacciones”.
Este índice que trabaja con contratos a futuro realiza compras y ventas en una fecha futura, mientras que se pacta en el presente la cantidad de dicho bien, el precio y la fecha de vencimiento del acuerdo. Por eso mismo, los contratos que se mantengan hasta el vencimiento no deben entregar agua de manera física, como ocurre con el petróleo o los cereales, sino que es para asegurarse cierta cantidad de agua a futuro, algo que en regiones como California se ve afectado por la sequía, el consumo excesivo y el cambio climático.
En caso de sequía los productores podrían acceder al agua con precios preestablecidos, pero, por otro lado, también podrían ocurrir especulaciones respecto a este líquido por parte de inversores privados, grupos industriales y/o agrícolas, dejando de lado a los pequeños productores.
Dos mil millones de personas viven en países con problemas hídricos
A nivel mundial, varios países aplican sistemas de comercio sobre el agua, ejemplo de ello es Australia, un país en su mayoría árido, que consume el 60% de su agua dulce disponible en agricultura. Los mercados del agua en Australia están dispersos, definidos por su conectividad hidrológica. El mercado de agua más desarrollado y activo se encuentra dentro de la cuenca Murray-Darling, conectada al sur, regulada. El mercado del agua en el norte de la cuenca Murray-Darling se caracteriza por ríos no regulados o ríos regulados por almacenes únicos. Fuera de la región de la cuenca Murray-Darling, han surgido nuevos mercados de agua en Tasmania, Australia Occidental, el territorio del norte y el norte de Queensland.
En la órbita comercial se permite obtener agua mediante las licencias llamadas “derecho al acceso del agua y asignación de agua”. El derecho al acceso de agua es de manera continua sobre una parte exclusiva de agua de un recurso hídrico. En el sur del país, esto cuenta como licencia de agua, la cual es un derecho de propiedad que puede transferirse y, además, puede tener un período definido, a modo de contrato de arrendamiento. Por otro lado, la asignación de agua permite acceder a un volumen de agua para su uso o comercio en el año hidrológico, lo que es un tiempo establecido que va desde el 1º de julio al 30 de junio. Se puede comprar en base al volumen que se use y la actividad que realice, aunque puede cambiar en función a la cantidad de agua que el Ministerio tenga a disposición.
Esto inició en 1980 con el comercio limitado de agua en el estado de Victoria y luego se le agregó la introducción de la Política Nacional de Competición, a inicios de 1990. Acorde al Departamento de Agricultura, Agua y Medio Ambiente de Australia, el mercado del agua de ese país cuenta actualmente con una facturación anual entre US$ 1 y 3 mil millones, el cual permite que se pueda comerciar de forma temporal o permanente. Anualmente se comercializan 5800 gigalitros de agua, equivalente a 5.800.000.000.000 litros.
Reino Unido, por su parte, también permite la posibilidad de conseguir licencias de acceso al agua, las cuales tienen una duración entre 6 y 18 años. Luego de vencida puede ser renovada por 12 años más. Hay distintos tipos de comercio permitidos sobre este tema en Reino Unido: total y permanente, total y parcial. Aquí la única diferencia es que todo el derecho de extracción de agua se transfiere en distinta cantidad de tiempo al destinatario. La cuarta opción es el comercio “en parte permanente y en parte temporal”, que también opera sobre la variación de tiempo de la transferencia de extracción de agua.
Diplomacia líquida
Algunas veces el comercio no se da solamente entre privados a nivel nacional, también existen casos de comercio de agua entre Estados, como lo ocurrido en el año 2002 cuando Israel y Turquía firmaron un acuerdo en que los turcos le vendería 50 millones de metros cúbicos de agua a Israel durante un período de 20 años. Esto se dio luego de que Israel sufriera una de sus peores crisis hídricas debido a grandes sequías por tres años consecutivos (1998-2001), sumado al aumento del consumo de agua. Además, el país seguía consumiendo agua más allá de la tasa de reposición.
Este acuerdo implicaba que Israel construyera una flota de camiones cisterna gigantes para enviar el agua desde el río Manavgat en Anatolia, hasta el puerto de Ascalón de Israel. Mientras que Turquía compraría una cantidad no especificada de tanques israelíes, así como tecnología de la fuerza aérea.
La cantidad de agua que se iba a importar solo representaba el 3% de las necesidades de Israel, pero también sirvió para mejorar la relación entre ambos países y sentar las bases de la seguridad hídrica a largo plazo para Israel. El acuerdo fue logrado en 2002 por el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y el ministro de energía de Turquía, Zeki Cakan, y tuvo repercusiones estratégicas a largo plazo en la región, lo que solo fue finalizado en 2010 cuando Turquía canceló el acuerdo luego de que comandos de las Fuerzas Israelíes de Defensa asaltaran la Flotilla de Gaza. Además, en marzo de 2004, Israel firmó otro acuerdo con Turquía para comprar 50 millones de metros cúbicos de agua cada año durante las próximas dos décadas. El acuerdo debía implementarse en 2006, pero se suspendió debido a la necesidad de utilizar los petroleros y los oleoductos del proyecto para enviar petróleo, y finalmente se abandonó por completo.
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