En su declaración de cuatro puntos destacan la no intervención en los asuntos internos de otros países, apoyo a organismos internacionales como la ONU y la OMC, la condena a la expansión de la OTAN y la militarización del espacio exterior. Además, destacan la cooperación sin límites entre ambos países.
El orden mundial unipolar establecido al final de la Guerra Fría está en declive; primero cayó el relato de “El Fin de la Historia y el último hombre” de Francis Fukuyama con su predicción de pensamiento único a nivel global y ahora el surgimiento de un orden mundial multipolar marca una nueva era para las relaciones internacionales.
Este sistema cambia el eje de poder de una sola potencia hacía varias de primer y segundo orden que se cimentará sobre la cooperación de las mismas en base a sus intereses, no por bondad e idealismo, sino que una guerra convencional directa entre las mismas causaría una destrucción mutua asegurada al instante de que utilicen sus arsenales nucleares. Pero la novedad también está en el ascenso asiático junto a la globalización económica y en el contexto de la actual cuarta revolución industrial, haciéndolo el mercado con más consumidores del planeta como así también la zona con mayor PBI (según el Fondo Monetario Internacional).
Este nueva era de sucesos genera cambios en todos los órdenes y también reafirma otros, como el nivel que hoy gozan las relaciones entre China y Rusia y que el pasado viernes se expandieron en el marco del comienzo de los Juegos Olímpicos de Invierno en las ciudades de Pekín y Zhangjiakou.
Ese mismo día, los presidentes de ambos países, Xi Jinping y Vladimir Putin, se reunieron y trataron temas de su agenda bilateral como también temas internacionales. Según la agencia rusa de noticias TASS, se aprobaron 16 acuerdos intergubernamentales de cooperación e incluso comerciales, de los que destacan la cooperación entre la Agencia Espacial Federal de Rusia (ROSCOSMOS) y la Comisión China del Sistema de Navegación Satelital, el aumento del envío de 10 mil millones de metros cúbicos de gas por parte de Gazprom y la CNPC (Corporación Nacional de Petróleo de China), y el acuerdo entre Rosneft y la CNPC para el envío por 10 años de 100 millones de toneladas de petróleo.
Lo más importante fue la visión que acordaron ambos presidentes sobre las relaciones internacionales actuales y sus proyectos a futuro. Bajo el nombre “Declaración conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China sobre las relaciones internacionales entrando en una nueva era y el desarrollo sostenible global”, China y Rusia detallaron en cuatro puntos temas como soberanía, cooperación, seguridad y sistema internacional.
Sobre soberanía y democracia destacaron que “la democracia es un valor universal humano más que un privilegio de un limitado número de Estados”, en respuesta a la Cumbre de la Democracia realizada a principios del mes pasado por Estados Unidos bajo el concepto de “renovar la democracia en el país y hacer frente a las autocracias en el extranjero”. Además criticaron que “la defensa de la democracia y los derechos humanos no debe utilizarse para ejercer presión sobre otros países”, mientras que se oponen al “abuso de los valores democráticos y la injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos con el pretexto de proteger la democracia y los derechos humanos, y cualquier intento de incitar a las divisiones y confrontaciones en el mundo”. Para evitar esto, ambos países llaman a la comunidad internacional para respetar la diversidad cultural y de civilizaciones como así el derecho a la autodeterminación.
Cooperación económica y de seguridad: Gran Asociación Euroasiática
La constante profundización de las relaciones sino-rusas se cimenta en parte en la fusión de los proyectos continentales que ambos han iniciado, por ejemplo, la Unión Económica Euroasiática (UEE) por Rusia o la Iniciativa de la Franja y la Ruta por China, los cuales vuelven a coincidir en esta declaración al afirmar intensificar la cooperación práctica en diversas áreas y “promover una mayor interconexión entre las regiones de Asia Pacífico y Eurasia” bajo la construcción de la Gran Asociación Euroasiática “en paralelo y en coordinación” con la construcción de la Franja y la Ruta para “fomentar el desarrollo de asociaciones regionales así como procesos de integración bilateral y multilateral en beneficio de los pueblos del continente euroasiático”.
También el Ártico fue parte del punto dos de este documento, mediante el acuerdo de intensificar “la cooperación para el desarrollo sustentable” en esta región, lo que va de la mano de la “Ruta de Seda de Hielo” propuesta en 2017, también por China, siendo Rusia su mayor socio, en la explotación de recursos naturales, construcción de puertos y otros tipos de infraestructura como así investigación y cuidado del medio ambiente.
Mientras que otro punto importante fue la reafirmación de la cooperación interestatal mediante los organismos multilaterales como las Naciones Unidas, a la cual en el punto tres destacan como actor principal en la creación de un frente global y único contra el terrorismo con mayor coordinación. “Las partes están muy preocupadas por los serios desafíos de seguridad internacional y creen que los destinos de todas las naciones están interconectados. Ningún Estado puede ni debe garantizar su propia seguridad separadamente de la seguridad del resto del mundo y a expensas de la seguridad de otros Estados”.
A su vez, China y Rusia mencionaron la situación en Ucrania al rechazar la “expansión de la OTAN y los llamamos a la Alianza del Atlántico Norte a abandonar sus enfoques ideologizados de guerra fría, que respete la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países, la diversidad de sus antecedentes civilizatorios, culturales e históricos, y que ejerza una actitud justa y objetiva hacia el desarrollo pacífico de otros Estados”. De la misma forma criticaron el “impacto negativo” de la estrategia de Estados Unidos en el Indo-Pacífico, poniendo de ejemplo la alianza militar AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos).
Muy importante fue la mención al espacio exterior como próximo teatro de operaciones de la humanidad al rechazar los “intentos de algunos Estados para convertir el espacio exterior en una arena de confrontación armada” para luego volver a reiterar su intención de evitar la creación de una carrera de armamentos en dicho lugar. Para ello los países llaman a iniciar conversaciones para lograr un acuerdo y un organismo “basado en el proyecto de tratado ruso-chino sobre la prevención del emplazamiento de armas en el espacio exterior” como también sobre “el uso o la amenaza de la fuerza contra objetos espaciales”.
Un nuevo mundo con viejos conocidos
En el siglo XX, cuando cambiaba el sistema internacional, es decir cuando caían las grandes potencias y surgían otras, los ganadores proponían nuevos organismos internacionales, por ejemplo, la Sociedad de Naciones luego de la Primera Guerra Mundial o la Organización de las Naciones Unidas que se funda el mismo año que finaliza la Segunda Guerra Mundial. Pero esta vez el enfoque que proponen estas potencias no busca un cambio de organismos internacionales, sino que reafirman el que ya existe confirmando su compromiso con la ONU, siendo ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad. En esa misma línea reafirman su apoyo a la Organización Mundial de Comercio (OMC) “y defienden el sistema de comercio multilateral” mientras llaman a la reforma del órgano, además facilitar el comercio, según las normas de la OMC.
En este “nuevo sistema” de relaciones entre las potencias estaría basado en la coexistencia pacífica y la cooperación de beneficio mutuo, mientras que destaca el punto cuatro que “las nuevas relaciones interestatales entre Rusia y China son superiores a las alianzas políticas y militares de la era de la Guerra Fría. La amistad entre los dos Estados no tiene límites, no hay áreas de cooperación ‘prohibidas’, el fortalecimiento de la cooperación estratégica bilateral no está dirigido contra terceros países ni se ve afectado por el cambiante entorno internacional y los cambios coyunturales en terceros países”. Por su parte, Rusia reafirma el concepto chino de construir una “Comunidad de Destino Común” en las relaciones internacionales para “lograr mayor coordinación en respuesta coordinada a nivel mundial a desafíos comunes”.
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