El continente europeo muestra un panorama muy complejo donde conviven regulaciones muy diferentes respecto a los temas de la llamada agenda de género como el aborto, el matrimonio homosexual y la adopción por parte de estas parejas. En los últimos tiempos más que disminuir, se multiplican los conflictos por estos asuntos y se aprueban leyes que van en direcciones opuestas.
A pesar de que la Unión Europea (UE) agrupa a una parte de los países del continente, la unidad económica y política tiene dificultades y genera algunos importantes rechazos cuando intenta influir sobre las decisiones que los estados soberanos toman en sus territorios. Algo así ocurrió respecto a la aprobación del presupuesto de la UE para el período 2021-2027, vetado inicialmente por Hungría y Polonia, ambos países acusados de “no cumplir los estándares democráticos” por las autoridades comunitarias.
Concretamente Hungría fue acusada de “socavar la libertad de prensa, académica y religiosa”, mientras que a Polonia se le imputó “atacar la independencia judicial y tomar medidas contra las minorías sexuales”. Ambos países rechazaron las acusaciones y vetaron en primar instancia la aprobación del presupuesto valuado en 1,8 billones de euros. A su vez, la UE evaluaba como opción la posibilidad de retener fondos a países que no “cumplan con estándares democráticos”, lo que desde los dos países disidentes se afirmó estaba basado en argumentos “legalmente vagos”.
Para el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, la cuestión de fondo radica en la lucha por mantener la soberanía nacional frente a la tendencia avasalladora del proyecto de la Unión Europea. “Con el veto estamos defendiendo la unidad de la unión”, sostuvo el mandatario polaco. No obstante, al final de cuentas y luego de declaraciones, presiones y debates, la UE dejó sin efecto las amenazas y el presupuesto fue aprobado por unanimidad.
Morawiecki celebró en su cuenta de Facebook la aprobación del presupuesto de la UE y escribió: “La cumbre del Consejo Europeo ha quedado atrás. Un gran éxito financiero y para el desarrollo económico. Pero puedo ver que internet no está vivo solo en la política: el estreno del juego polaco Cyberpunk 2077 es, definitivamente, más popular que cualquier negociación, ¡incluso aquellas por valor de 770 mil millones!”. El texto fue acompañado de una imagen del videojuego que dice: “Levántate samurái. Tenemos un presupuesto de la UE que gastar”.
Los europeos tomas diferentes caminos
Varios líderes hablan de una lucha a nivel “cultural” dentro del bloque europeo, que en el caso de Hungría se ha incrementado después de que la semana pasada el Parlamento aprobara por mayoría un proyecto de ley que prohíbe la adopción por parte de parejas del mismo sexo. El gobierno del primer ministro Viktor Orban propuso el proyecto a principios de este año, y en el Parlamento fue aprobada con 134 votos a favor, mientras que 45 votaron en contra y 5 se abstuvieron.
El proyecto afirma que “solo las parejas casadas pueden adoptar niños y las personas solteras solo pueden adoptar con un permiso especial del Estado”. Acorde al nuevo texto, párrafo 1 de la sección L de la ley fundamental: “Hungría protege la institución del matrimonio como asociación entre un hombre y una mujer, y la familia como base para la supervivencia de la nación. La base de la familia es el matrimonio y la relación entre padres e hijos. La madre es una mujer, el padre es un hombre”.
La medida ha despertado rechazo por parte de organizaciones no gubernamentales, activistas de minorías sexuales y de grupos de derechos humanos, como Amnistía Internacional. Estos grupos no tienen tan allanado el camino como podría suponerse. Según el think thank estadounidense Pew Research Center, solamente 19 de 52 países en el continente han aprobado el matrimonio y la adopción por parte de homosexuales. Siendo Austria (2019) y Alemania (2017) los últimos de ese bloque que comparten con Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Portugal, entre otros.
Mientras tanto, países como Italia, Grecia, República Checa y Croacia reconocen las uniones civiles, pero a nivel constitucional no está permitido el casamiento ni la adopción de niños no relacionados por parte de parejas homosexuales. Suiza, por su parte, aprobó el pasado viernes una ley en la cual legaliza el matrimonio homosexual, pero acorde a su sistema de democracia casi directa, el proyecto puede ser sometido a referéndum si se llegan a reunir 50.000 firmas. Ya el partido Unión Federal Democrática de Suiza ha anunciado su intención acorde al diario suizo Neue Zürcher Zeitung.
La perforación de dogmas y sensibilidades
Si se analizan estos fenómenos a partir de la matriz cultural y religiosa de los países, podría caerse en equívocos. Los países de mayoría católica (España, Francia, Irlanda, Italia, Polonia y Croacia) no tienen una política igual respecto a ese tema. Por ejemplo, en Irlanda, 4 de 5 personas se identifican como cristianos acorde al diario The Irish Times, y en 2015 se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Por otro lado, Polonia, de larga y fuerte tradición católica, es parte del grupo de países que no reconoce ni siquiera las uniones civiles.
Otra división ocurre a nivel de los países ortodoxos, siendo Grecia y Chipre quienes reconocen las uniones civiles, pero en el caso de los chipriotas no reconocen la adopción para estas parejas, mientras que los griegos sí lo hacen. Mientras tanto en Rusia, tuvo lugar un referéndum entre junio y julio de este año, debido al covid-19, en el cual dentro de las varias propuestas a aprobarse estaba la definición constitucional que indicaba que “el matrimonio es una relación entre hombre y mujer”. La disposición fue votada por más del 78% de la población. Ucrania, Bulgaria, Montenegro, Rumania, Eslovenia y Eslovaquia también mantienen una definición constitucional teniendo al casamiento como acto solamente entre hombre y mujer.
Respecto al aborto, es legal en la mayor parte del continente, variando desde la sola decisión de la mujer (aprobado en la mayoría de Europa), mientras que países como Malta, Andorra y San Marino no lo permiten. En Alemania y Hungría las mujeres que deseen hacerlo deberán someterse a asesoramiento obligatorio o recibir información obligatoria de sus médicos antes de un aborto. También hay que destacar que en la mayoría del continente está permitida la objeción de conciencia para los médicos. Según cifras del Ministerio de Salud de Italia, el 69% de los ginecólogos y el 46% de los anestesiólogos se negaron a realizar abortos por motivos de conciencia. Esto ha obligado a algunas mujeres a viajar distancias considerables para encontrar un lugar donde interrumpir un embarazo.
El polémico plan de la UE que genera resistencias
Lo que generará desafíos a la hora de la unidad de acción política en Europa será el Plan de Acción de Género III propuesto por la UE, el cual propone que el 85% de sus proyectos de ayuda se centrarán en el empoderamiento de las mujeres para el año 2025. Presentado a fines del mes pasado y en conferencia de prensa, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, y la comisionada para asociaciones internacionales, Jutta Urpilainen, afirmaron que el Plan de Igualdad de Género para la Política Exterior de la UE “busca reforzar los derechos de las mujeres, las niñas y LGBTQI en todo el mundo al desafiar las normas de género y estereotipos”.
Esto ya ha generado resistencia por parte de Polonia y Hungría, quienes se oponen al término “igualdad de género” en varias políticas del bloque europeo, que van desde asuntos sociales hasta inteligencia artificial. Desde la representación húngara permanente a la UE se afirmó que “definir el concepto de género es competencia exclusiva de los estados miembros, que debe ser respetada”, y agregó: “Los documentos de la UE, por lo tanto, solo deben contener referencias que sean aceptables para cada estado miembro y construir sobre bases legales sólidas, definiciones consensuadas”.
El Consejo de la UE espera llamar a votación para lograr un respaldo por parte de los países miembros, que necesita la aprobación unánime de los 27 miembros, lo cual parece ser difícil ya que Hungría y Polonia podrían usar, esta vez sin marcha atrás, su derecho a veto.
TE PUEDE INTERESAR