Hace dos décadas que se encuentra en Etiopía como misionero salesiano. En entrevista con La Mañana, el padre Laventure describe algunas características fascinantes de la milenaria historia y cultura de este país africano, de contrastes, donde conviven pacíficamente distintas religiones, aun cuando hay intentos, de algunos poderes, de generar una desestabilización.
¿Qué puede decirse sobre Etiopía?
Etiopía estaba ubicado en lo que se conoce como el Cuerno de África, que tiene como países limítrofes a Eritrea, toda la costa del Mar Rojo, Yibuti que es un pequeño protectorado francés, Somalia, Kenia, Sudán y Sudán del Sur, este país nuevo que se formó hace unos años.
En este momento son casi 100 millones de personas en Etiopía, lo que es interesante, pues es uno de los países más antiguos del mundo, más de tres mil años de historia, aparece nombrado en la Biblia. Y también en África es importante porque es un símbolo del África libre dado que nunca fueron colonia europea, aunque en algún momento los italianos entraron y estuvieron algunos años.
Para uno que viene del Occidente también es un mundo más oriental. En la cuestión religiosa es muy interesante porque en cierta forma las tres principales religiones están presentes, el cristianismo ahí es muy antiguo, ahora son ortodoxos, pero es el segundo reino cristiano que se convierte después de Armenia, o sea, estamos hablando del siglo cuarto o quinto. Hubo y hay todavía presencia musulmana en la historia porque cuando el profeta Mahoma se escapa de Arabia es recibido por el rey cristiano de Etiopía. Y también la conexión con el judaísmo, porque se trata de un cristiano muy judaizante, la famosa tribu de Judá. Se considera que el primer emperador de Etiopía era el hijo del rey Salomón y la reina de Saba, hay un episodio bíblico. Es una cultura, la verdad, muy interesante en muchos aspectos.
También es un país de grandes contrastes…
Es un contraste grande porque se encuentran todavía tribus nómades, por lo general son musulmanes que van con sus camellos de un lugar para otro. Pero en la capital vemos hoteles cinco estrellas que no tenemos acá en Uruguay. Es un contraste muy grande, sobre todo más al sur, donde están las tribus y que también se aprovecha para negocios.
Hace veinte años que está en Etiopía como misionero, ¿cómo llegó a ser su destino?
Uno no elige a donde va. Desde que entré a la congregación salesiana siempre puse que estaba dispuesto a ir a las misiones. La congregación salesiana tiene este aspecto de la vida misionera como algo esencial. Yo me acuerdo cuando iba al colegio Maturana, de algún misionero que venía y nos contaba su historia. Uruguay cuando empezó a nivel salesiano lo que se llamó el proyecto África, adoptó como país a Angola, donde hay algunos uruguayos salesianos. Yo había empezado a estudiar portugués, pero me enviaron a Etiopía. La verdad es que me encontré con un mundo totalmente distinto, pero estoy muy contento de estar allá.
En una entrevista dijo que ahí en Etiopía no había conocido prácticamente a nadie que se proclamara ateo.
Claro, en el Oriente la trascendencia, o Dios, es parte de la vida. Ahí son cristianos o son musulmanes, o son animistas, pero la trascendencia es parte de la vida, está en todos los aspectos de la vida. En esto es distinto a Occidente donde estamos más secularizados.
¿Cómo se da la comunicación con musulmanes y cristianos ortodoxos?
Mi experiencia ha sido muy positiva, en el oratorio o centro juvenil que he trabajado no hay ningún católico, son todos cristianos ortodoxos, muchos protestantes y musulmanes. La experiencia ha sido de diálogo, de mucho respeto, de tolerancia, de compartir. Allí hay un joven musulmán muy agradecido por lo que los salesianos han hecho por él que me llama siempre para Navidad, me invita al final de Ramadán, yo voy ahí y celebramos juntos el final del mes sagrado para los musulmanes. Hubo en algún lugar de Etiopía alguna tensión, pero en general la convivencia en los últimos tiempos ha sido muy positiva.
“La mayoría estamos en esa cultura de la tolerancia, de respetarnos, de conocernos más. El radicalismo en cualquiera de las religiones es una minoría”.
Lo mismo también con los ortodoxos, aunque los llamamos ortodoxos, pero estrictamente en Etiopía se conocen como las antiguas iglesias orientales, es una separación del siglo cuarto o quinto. Oficialmente no hay relación entre la Iglesia Católica y la Iglesia etíope, pero en general entre la gente hay una buena relación, depende de los momentos. La experiencia de ser minoría a mí me ayudó a valorar también otros aspectos de nuestra fe y cómo también otros pueden celebrar la misma fe cristiana. En Etiopía hay dos ritos distintos, el latino que estamos acostumbrados nosotros, pero también está el rito etíope, aunque estamos unidos por la misma fe.
Frente a las teorías que hablan del choque de las civilizaciones y de la guerra de religiones. ¿Cómo lo ve desde ahí? ¿Tiene sustento?
Creo que hay cierto sustento, pero es una minoría. La mayoría estamos en esa cultura de la tolerancia, de respetarnos, de conocernos más. El radicalismo en cualquiera de las religiones es una minoría. Pero esa mayoría no se hace sentir, capaz, porque quizás no haya interés en difundirse. Falta que esa mayoría se haga sentir un poco más. Hay ciertos intereses que, a veces, son potentes y que quieren desestabilizar. En los últimos tiempos, en Etiopía hubo intentos de una desestabilización, también religiosa, pero los líderes, tanto musulmanes como cristianos, siempre han dado mensaje de unidad, de paz y gracias a Dios por ahora ha sido muy positivo en ese sentido.
¿Qué destacaría de la labor misionera que realiza como católico y salesiano?
Como salesianos nuestro trabajo siempre es con la juventud, entonces en Etiopía tenemos distintas obras, escuelas técnicas, escuelas de artes y oficios, alguna parroquia, y mucho de lo que llamamos oratorio o centro juvenil, donde se le ofrece a la juventud, de acuerdo a sus necesidades, distintas posibilidades para que puedan salir adelante o mejorar su condición a través de la educación. La mayoría no son católicos. Creo que es un buen servicio que se da a la sociedad etíope.
¿Qué experiencia transmite a otros misioneros o religiosos que trabajan en obras sociales aquí en el Uruguay?
Antes de irme a las misiones, me acuerdo en una clase de teología, donde enseñaron que el misionero no es el que va a llevar a Dios, sino el que va compartir su experiencia de Dios. Dios ya está presente donde vamos. El papa Francisco insiste mucho en el escuchar hoy. Yo creo que en los barrios donde trabajamos lo importante es eso, el saber primero escuchar lo que Dios nos está pidiendo y compartir esa experiencia. Todos en algún momento buscamos esa trascendencia. En África dicen que nosotros tenemos el reloj y ellos tienen el tiempo. A veces en Occidente corremos de un lado para otro y perdemos la perspectiva de lo que es importante, que es poder dedicar tiempo a las personas.
El coronavirus no es el problema principal en Etiopía
“Me guío por los números oficiales que el gobierno etíope siempre da y no ha sido una catástrofe, como en otros lugares, como en Europa. La razón tiene que ver con que la población africana o etíope es muy joven, o porque sufren otro tipo de enfermedades y hay cierto sistema inmunológico que se desarrolla, no se la verdad. En este momento concreto en Etiopía el coronavirus no es el problema más importante, porque hay un conflicto con Sudán, un conflicto interno armado también con una de las regiones, desplazados en campos de refugiados, hay otras epidemias, como el SIDA y otras enfermedades como la malaria”.
“Internacionalmente no hay muchas noticias, pero el país está viviendo un momento muy complicado en el ámbito político. Hay mucha tensión política y mucha tensión étnica, algo que para nosotros los uruguayos es difícil de entender. A uno lo que le duele es que sufre la gente más humilde, los más pobres que tienen que abandonar su casa. Hay muchos refugiados yéndose a Sudán, es una situación muy compleja, la verdad. Pediría hacer una oración por este pueblo”.
TE PUEDE INTERESAR