Facilitar el ingreso de nuevos países y cambiar el requisito de unanimidad de votación son algunas de las medidas propuestas en un nuevo informe apoyado por Italia y Francia, aunque 13 países miembros están en contra de las reformas. Las elecciones en Irlanda del Norte, Francia y Hungría han cambiado el mapa político del continente.
Bajo el nombre “Conferencia sobre el Futuro de Europa” los habitantes de los países miembros de la Unión Europea (UE), junto a varias organizaciones no gubernamentales (ONG), pudieron reunirse durante todo un año y hablar en conferencias y grupos de trabajo con expertos y eurodiputados para expresar que querían reformar de la UE.
Esta iniciativa de la UE junto al presidente de Francia, Emmanuel Macron, se inició en 2021 y terminó este lunes con la presentación de un documento con recomendaciones sobre cómo poder mejorar el bloque europeo. Dentro de las sugerencias está la supresión del derecho de veto para los Estados miembros individuales en temas de política exterior, fiscal, social, o por sanciones contra países miembros de la UE y sería cambiado por una mayoría especial.
El pasado 3 de mayo, el primer ministro de Italia, Mario Draghi, habló frente al Parlamento Europeo en Estrasburgo llamando a realizar cambios acordes a nuestros tiempos. “Las instituciones construidas en las décadas anteriores por parte de nuestros antecesores han servido bien a los ciudadanos europeos, pero son inadecuados para la realidad que enfrentamos hoy”, expresó, haciendo referencia a la pandemia de coronavirus y a la guerra en Ucrania. Ante estos desafíos, que según Draghi hacen que la situación geopolítica cambie de forma rápida y profunda, propone un “federalismo pragmático” en la UE.
“Necesitamos un federalismo pragmático que abarque todas las áreas afectadas por las transformaciones en curso, desde la economía hasta la energía y la seguridad. He hablado de federalismo pragmático, pero también debo añadir que nuestros valores europeos de paz, solidaridad y humanidad necesitan ser defendidos ahora más que nunca. Es más difícil que nunca, y de hecho será cada vez más difícil, para los Estados miembros individuales defender estos valores”, afirmó. Luego agregó: “Si esto significa emprender un camino que conduzca a una revisión de los Tratados, entonces hay que abrazarlo con valentía y confianza”, haciendo referencia a los distintos acuerdos que regulan y permiten el funcionamiento de la Unión Europea.
Esta idea también tiene apoyo en la oposición italiana con el secretario general del Partido Democrático, Enrico Letta, quien el pasado 19 de abril escribió un artículo en el diario Corriere Della Sera pidiendo la creación de una Confederación Europea que incluya a los miembros de la UE, los países de los Balcanes, Ucrania, Moldavia y Georgia. El ex primer ministro italiano argumenta esta idea en el contexto de la invasión rusa de Ucrania y a modo de acelerar la expansión de la UE en el continente.
Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, también expresó su opinión favorable a modificar la UE con la creación de una “Comunidad Política Europea” que sume a Ucrania, Moldavia y Georgia como miembros. “Esta nueva organización europea permitiría a las naciones europeas democráticas encontrar un nuevo espacio para la cooperación política, la seguridad, la cooperación en energía, transporte, inversión, infraestructura, el movimiento de personas”, dijo el mandatario francés durante su discurso el pasado lunes frente al Parlamento Europeo en el contexto del Día de Europa y el fin de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
Esta posición también tiene apoyo dentro de la estructura de la UE, con la presidente de la Comisión de la Unión Europea, Úrsula Von der Leyen, afirmando la necesidad de cambios a la hora de la votación para agilizar resoluciones como, por ejemplo, sanciones al petróleo ruso, el cual no se ha hecho debido al veto de Hungría por razones de abastecimiento y costos. “Tenemos que ir aún más lejos. Por ejemplo, siempre he argumentado que la votación por unanimidad en algunas áreas clave ya no tiene sentido, si queremos avanzar más rápido. Europa también debería jugar un papel más importante en la salud o la defensa”, escribió Von der Leyen en su cuenta de Twitter el pasado lunes.
Bloque de países contra las reformas institucionales
Desde los Balcanes, pasando por los países bálticos y llegando a la península escandinava, varios países se oponen a lo apoyado por Italia y Francia.
Bulgaria, Croacia, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Rumania, Eslovenia y Suecia publicaron en conjunto un documento el pasado lunes sobre “los resultados y el seguimiento de la Conferencia sobre el Futuro de Europa”, en el que celebran la iniciativa consultiva y critican el intento de modificación de los tratados de la Unión Europea.
“Las ideas presentadas por los ciudadanos en la Conferencia deben hablar por sí solas y merecen un seguimiento serio. No deben ser instrumentalizados para servir intereses institucionales especiales”, expresa el documento y agrega que el seguimiento a las recomendaciones será hecho de acuerdo al propio reglamento y que la modificación del Tratado “nunca ha sido un propósito de la Conferencia”.
Sobre este tema, en el documento pusieron énfasis y reafirmaron: “No apoyamos los intentos prematuros y no considerados de iniciar un proceso hacia el cambio del Tratado. Esto implicaría un grave riesgo de desviar la energía política de las importantes tareas de encontrar soluciones a las preguntas para las que nuestros ciudadanos esperan respuestas y manejar los desafíos geopolíticos urgentes que enfrenta Europa”. Además de explicar los motivos del rechazo, los 13 países fueron directos en respaldar el orden actual y dijeron: “Ya tenemos una Europa que funciona. No necesitamos precipitarnos en reformas institucionales para obtener resultados”.
Las urnas en Hungría, Francia e Irlanda del Norte marcan un nuevo rumbo para Europa
Dos elecciones parlamentarias, Hungría e Irlanda del Norte, y una presidencial en Francia han marcado nuevos desafíos para la UE en temas geopolíticos y económicos, tanto a nivel interno como con países vecinos. Los comicios parlamentarios en Hungría dieron una victoria absoluta al partido Fidesz del actual primer ministro Viktor Orbán, quien logró 135 escaños de 199 en total, sumando dos más con respecto a la elección anterior, y logrando otra vez la mayoría parlamentaria junto a su aliado, el Partido Popular Demócrata Cristiano.
Este respaldo a Orbán le permite gobernar y seguir con una política exterior basada en el interés nacional de su país, que hace poco había llevado a nuevas tensiones con la Unión Europea por no apoyar las sanciones al petróleo ruso, debido a que podría afectar a su “economía nacional,” según las palabras del ministro de asuntos exteriores y comercio Péter Szijjártó (según el portal húngaro Telex). También Croacia, Eslovenia y República Checa se han sumado al pedir una exención del embargo petrolero a Rusia. Tampoco Grecia o Chipre serán parte de esta nueva ronda de sanciones que propone la UE. El caso croata, según el diario Vecernji List, es con respecto a la refinería de Rijeka que necesita seguir importando derivados del petróleo desde Rusia para producir gasoil.
Con la reelección a fines de abril de Emmanuel Macron en Francia, el mandatario puede impulsar su visión estratégica de una Europa más activa e independiente a nivel geopolítico. Esto fue motivado por no ser Francia invitada a formar parte del acuerdo de defensa en el pacífico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos (AUKUS).
El pasado jueves hubo elecciones para la Asamblea en Irlanda del Norte que culminó con la histórica victoria del partido nacionalista irlandés Sinn Fein, el más votado con 27 representantes, quedando segundo el Partido Democrático Unionista o DUP (pro Reino Unido) con 25 legisladores. Es la primera vez desde la partición de Irlanda que Sinn Fein logra quedar primero en los comicios. La vicepresidente de este partido, Michelle O’Neill, será el primer ministro de Irlanda del Norte y el cargo de viceministro será ocupado por un unionista. Esto se debe a la creación de un sistema de poder compartido en base al Acuerdo de Viernes Santo firmado en 1998 con el fin de terminar el conflicto en Irlanda del Norte.
Pero el desafío, tanto para Irlanda, Reino Unido y sobre todo la Unión Europea, es que el DUP está decidido a bloquear el proceso de formación del gobierno a menos que Reino Unido actúe respecto al protocolo de Irlanda del Norte, tema dentro del Brexit y el acuerdo entre la UE y Reino Unido. Este protocolo establece que los bienes que lleguen a Irlanda del Norte desde Reino Unido deben ser revisados en los puertos de Irlanda del Norte para asegurarse de que cumplen con las leyes y los estándares de la Unión Europea, lo que es criticado por los unionistas quienes afirman que se crea una frontera dura entre los territorios de Reino Unido. Por otra parte, se evita una frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte y según el diario Belfast Telegraph la ministra de Relaciones Exteriores británica Liz Truss “eliminará partes del Protocolo de Irlanda del Norte tan pronto como la próxima semana”, tras haber renunciado a las negociaciones con el Brexit con la UE.
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