“Paraguay es noticia en el mundo por inaudita fuga” tituló el lunes el diario ABC Color. Si bien las primeras informaciones hablaban de cerca de un centenar, habrían sido 75 los fugados de la Penitenciaría de Pedro Juan Caballero, en el lado paraguayo de la frontera con Brasil. Se trata en su mayoría de integrantes del Primer Comando Capital (PCC), una poderosa organización criminal brasileña que está extendiéndose por la región.
El PCC estuvo detrás del asesinato del narcotraficante Jorge Rafaat ocurrido en la misma ciudad de Pedro Juan Caballero en 2016. En aquella guerra de narcos, el ataque fue atribuido a un cabecilla que estaba preso y operaba en sociedad con la organización brasileña. Un caso que lejos de terminar allí tuvo una catarata de consecuencias como atentados más recientes contra ex guardias del fallecido y la captura en San Pablo de “Pelé”, uno de los señalados como responsables del inicio de la guerra entre el crimen organizado en la frontera.
En abril de 2017 se produjo la conocida toma de Ciudad del Este por parte del PCC, efectuando un golpe multimillonario contra Prosegur con cuarenta hombres con armas de grueso calibre, explosivos y usando rehenes como escudos humanos. Recién en ese momento se encendió la alarma a nivel regional, pero la historia venía de lejos.
“Desde que el PCC puso marcha su “Proyecto Paraguay” allá por 2010 en poco tiempo pasó a estar presente en cada una de las penitenciarías del país”, sostiene el criminólogo Juan Martens de la Universidad Nacional de Pilar. En un artículo titulado “El PCC y la hipócrita política penitenciaria” el investigador considera que “a pesar de las múltiples señales y advertencias sobre el crecimiento del PCC en territorio paraguayo en los últimos años, las autoridades que se sucedieron en la gestión de la política de penitenciaría y de seguridad no logran ir más allá de improvisados discursos y medidas de emergencia reactivas”. Martens denuncia que el PCC posee una “compleja ingeniería organizacional” y que sus miembros presos gozan de celdas vip con aire acondicionado, televisión cable y celulares.
En declaraciones recogidas por el diario Última Hora, el actual jefe de Gabinete de la Presidencia y ex ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, señaló que desde el Departamento de Inteligencia se manejaban distintos escenarios, pero no un túnel que conectara con el exterior, como sucedió esta semana durante la fuga. El periódico señala no obstante la sospecha de que solo algunos utilizaron el túnel para fugarse.
Según informaba el lunes ABC Color, un total de 29 guardias, el jefe de seguridad, el director de la penitenciaría de Pedro Juan Caballero y su secretario, fueron llevados ante la Justicia, aunque se abstuvieron de prestar declaración indagatoria. El director de la prisión se encontraba de vacaciones en el momento de la fuga y fue destituido junto al jefe de seguridad. También fue removido el comandante de la Cuarta División de Infantería con sede en la capital del departamento. En las últimas horas, algunos reos fugados fueron recapturados tanto del lado paraguayo como del brasileño en Punta Porá.
La ministra de Justicia, Cecilia Pérez, dijo que la fuga es un hecho “extremadamente grave, sin precedentes”. Pérez lleva apenas dos meses en el cargo. Como consignan Reuters y AFP, la ministra reemplazó a Eber Ovelar y se convirtió en la tercera titular de Justicia en la actual administración. Ovelar, que alegó razones de salud para dejar la función, previamente había sustituido a Julio Ríos, destituido por la liberación de un líder del Comando Vermelho en una emboscada a un furgón penitenciario.
En setiembre de 2019 el presidente Mario Abdo Benítez declaró la emergencia penitenciaria, lo que determinó que militares sean apostados en los perímetros de todas las cárceles del país. El diario ABC Color precisa que la emergencia se dio tras la masacre del pasado mes de junio en la cárcel de San Pedro luego de un enfrentamiento entre el Clan Rotela y el PCC que dejó un saldo de diez muertos. Un episodio que fue seguido por un amotinamiento y toma de rehenes en Itapúa en setiembre, que también contó con la participación del PCC. Una guerra sin cuartel que prosiguió este mismo lunes, al día siguiente de la fuga, en la cárcel de Misiones donde un recluso perteneciente al Clan Rotela fue asesinado con 60 puñaladas por reos del PCC.
Un gran problema para toda la región
Lejos de ser una mera serie de noticias policiales de la crónica paraguaya o ceñirse a una cuestión fronteriza entre Paraguay y Brasil, estos eventos tienen una gravísima repercusión a lo largo y ancho de la Cuenca del Plata. “Sin dudas es algo que afecta a la subregión. El PCC viene expandiendo operaciones, inicialmente a Paraguay, pero también al norte argentino y se calcula que se seguirá expandiendo”, considera Andrei Serbin Pont, analista internacional y director de CRIES.
Consultado por La Mañana, el especialista argentino considera que “las declaraciones del jefe de Gabinete de Paraguay dan a entender dos factores que entran en juego: una falta de competencia por las autoridades en prever posibles amenazas contra un recinto que claramente sería un objetivo de una organización como esa; y la probable existencia de una red de contrainteligencia del PCC dentro de Paraguay que permite alimentar falsas hipótesis y desviar la atención de fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia del plan original”.
A principios de enero, el ministro del Interior de Paraguay, Euclides Acevedo, afirmó que su país junto a Argentina y Brasil estaban coordinando la creación de una agencia común de información para enfrentar el crimen organizado y el terrorismo internacional de manera más eficiente. Se anunció incluso, luego de los ataques entre EEUU e Irán, que se iba a reforzar la vigilancia en la zona de la llamada Triple Frontera. En Paraguay se suscitó semanas atrás una polémica entre el Gobierno y algunos sectores de la oposición que denunciaron injerencia y atropello a la soberanía por la presencia del FBI en ese país. “Probablemente va a funcionar dentro de la embajada que es territorio norteamericano”, dijo entonces el secretario de Estado.
Para Serbin Pont “la coordinación internacional, incluyendo compartir información e inteligencia es esencial para luchar contra organizaciones como el PCC”. Añade que “en el contexto actual puede darse cierto nivel de cooperación entre Paraguay y Brasil a pesar de la pesada rispidez en esta área. La duda cae en Argentina, que ha hecho un cambio muy radical en su política de seguridad. Se ha disuelto la subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico y la ministra considera que no hay ninguna evidencia empírica de crimen organizado o narcocriminalidad en el país”. En este sentido, Serbin Pont considera que pueden existir dificultades con el Gobierno argentino para consensuar un diagnóstico de la problemática con las otras partes y mucho más para coordinar políticas que traten el tema con mayor grado de coordinación.
Acerca del tratamiento que hacen los medios de comunicación de los asuntos vinculados al crimen organizado en la región, el analista asegura que en Brasil y Paraguay se ve una cobertura más amplia, pero en Argentina y Uruguay el tema está muy relegado “a pesar de que es una amenaza muy real a la seguridad de ambos países”. “Es clave que el tema ingrese en la agenda pública, para facilitar el debate informado e impulsando los procesos de decisión necesarios para políticas públicas efectivas para enfrentar dicha amenaza”, concluye.
Una segunda fuga a las pocas horas en Acre, Brasil
En la madrugada del lunes al menos 26 presos que integran el PCC escaparon de una cárcel en la ciudad de Rio Branco, capital del estado de Acre, en Brasil. Según informa AP, la policía brasileña reforzó el patrullaje en las autopistas federales, aeropuertos y fronteras de estado para poder recapturar a los criminales.
Previamente, el ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, afirmó que su país estaba a disposición para ayudar a las autoridades paraguayas en la captura de los presos fugados. “Si vuelven a Brasil, ganan un billete solo de ida a un presidio federal”, declaró el ministro, antes de que se produjera la fuga en Acre.