A pesar de las difíciles y largas negociaciones, el bloque europeo logró dejar satisfechos a todas las partes, evitando una posible ruptura en medio de una crisis económica y sanitaria. Italia y España fueron los más beneficiados mientras que Francia y Alemania lograron aprobar un plan que era visto por los países nórdicos, los Países Bajos y Austria con escepticismo.
Luego de una maratónica cumbre, el martes pasado los líderes de los países miembros de la Unión Europea (UE) alcanzaron un histórico acuerdo para reconstruir las economías afectadas por la pandemia en el continente mediante la aprobación de un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros.
Llamado “Próxima Generación UE”, este fondo estará compuesto por 390.000 millones de euros en subvenciones y los otros 360.000 millones de euros se darán mediante préstamos para facilitar la recuperación de cada país.
El componente central de estas subvenciones, por un valor de 312.500 millones, se ha denominado el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la UE. Para esto los Estados miembros deberán preparar planes nacionales de recuperación y comprometerse a reformar sus economías para desbloquear la parte asignada de esta financiación, que se distribuirá entre 2021 y 2023. Los restantes 77.500 millones de euros de subvenciones se utilizan para completar los programas presupuestarios normales de la UE.
Esto se unirá al nuevo presupuesto de siete años por un valor de 1.074 billones de euros, el Marco Financiero Plurianual (MFP), al que los jefes de Estado y de gobierno también llegaron a un acuerdo unánime, siendo el primero desde la partida de Reino Unido. El tamaño de este acuerdo es aproximadamente del 5% del PBI de la UE. Es solo el primer paso en el esfuerzo por resucitar las economías en crisis de la región ya que es probable que la economía se contraiga más. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea tendrá un crecimiento negativo de 10% este año.
Este acuerdo significa importantes cambios en el accionar dentro de la UE, comparado con la histórica actitud de Alemania de evitar la deuda y la resistencia de los países nórdicos de dar ayuda económica a los países del sur. Por primera vez también se logra que la Comisión Europea -el poder ejecutivo de la UE presidido por la alemana Ursula von der Leyen- pueda asumir deuda (la parte de los préstamos del acuerdo) de bajo interés respaldada por el Banco Central Europeo (Triple AAA según la corporación financiera Fitch) en mercados financieros en nombre de los 27 Estados miembros.
Además, durante la cumbre los líderes evitaron en gran medida hablar sobre cómo se pagarían los fondos de recuperación prestados. Pero el tema probablemente saldrá a la luz en los próximos años, ya que los funcionarios y ciudadanos se dan cuenta de que el gasto futuro de la UE podría verse limitado por la necesidad de pagar la deuda contraída para generar fondos de recuperación. Según los términos del acuerdo, “el reembolso se programará, de acuerdo con el principio de buena gestión financiera, para garantizar una reducción constante y predecible de los pasivos hasta el 31 de diciembre de 2058”, mientras que “los importes adeudados por la Unión en un año para el reembolso del principal no deberá exceder el 7,5% del importe máximo de 390 000 millones de euros para gastos”.
Concesiones particulares logran superar un aparente callejón sin salida
“¡Lo hicimos!”, proclamó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante una conferencia de prensa al amanecer del martes. “¡Europa es fuerte! ¡Europa está unida!”, sostuvo el jerarca belga con notoria satisfacción, aunque no fue fácil.
Entre los temas más polémicos de la cumbre estuvieron las reglas de cómo se repartía el dinero entre los países, y los mecanismos de supervisión para garantizar que se promulguen las reformas prometidas, junto con el tamaño del fondo de recuperación en sí.
Ante la insistencia de muchos gobiernos, los líderes modificaron los proyectos de planes de Bruselas para vincular claramente las asignaciones de dinero de recuperación de los países con el daño económico causado por la pandemia, en lugar de depender de datos previos a la crisis sobre crecimiento y desempleo. Además para lograr eso se tuvo que sobrellevar las distintas divisiones en las que varios países se posicionaban.
Por una parte estaban aquellos miembros como España e Italia, que estaban muy interesados en revivir sus economías las cuales fueron ampliamente afectadas por el coronavirus, teniendo para este año una proyección de la caída de su PBI estimada en 12,8% respectivamente para ambas naciones. Del otro lado se situaban los países más preocupados por los costos del “Próxima Generación UE”, siendo Países Bajos, Finlandia, Dinamarca, Austria y Suecia los integrantes de ese grupo. Liderados por el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, se solicitó que el fondo fuera de menor cantidad y también se exigieron condiciones como el derecho de que cualquier país pudiera frenar temporalmente las transferencias financieras desde la UE a cualquier gobierno para exigir que se revisen si se están cumpliendo los compromisos y reformas previamente acordadas. Este proceso de revisión tendría un tiempo de tres meses y la Comisión de la UE tendrá la última decisión.
Las negociaciones pusieron a prueba los límites de la capacidad del bloque para superar las divisiones políticas internas, ya que también se aprobó un mecanismo que obligaría a los Estados miembros a cumplir con los “valores democráticos básicos” de la UE y los principios del estado de derecho para mantener el flujo de dinero. Varios países apuntaron esta medida contra Hungría y Polonia, dos de los cuatro integrantes del Grupo de Visegrad. Por su parte el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, rechazó estas propuestas. Aunque se celebre haber logrado el acuerdo, el Parlamento Europeo tiene poder de veto sobre el presupuesto de la UE, mientras que los parlamentos nacionales tienen que firmar las garantías otorgadas al presupuesto de la UE para recaudar dinero en los mercados financieros para el fondo de recuperación.
Como resultado, los funcionarios de la Comisión y el Consejo se apresurarán ahora a presionar a los eurodiputados para dar luz verde al presupuesto y avanzar con las negociaciones sobre las regulaciones que rigen los programas presupuestarios. Las crisis económicas y de salud de Europa hacen poco probable un veto absoluto, ya que la mayoría de los miembros del Parlamento Europeo no quieren retrasar el desembolso de fondos.
Pero los eurodiputados también han dejado en claro que quieren que se tengan en cuenta sus puntos de vista. Un ejemplo es Manfred Weber, integrante alemán (Unión Social Cristiana de Baviera) del Partido Popular Europeo, quien afirmó que “no estamos dispuestos a tragarnos la píldora del MFP”, mientras que la vicepresidenta de Partido Socialista Europeo, la española Iratxe García, aseguró que no aceptarán los recortes “en un momento en el que necesitamos reforzar nuestra autonomía estratégica y reducir las disparidades entre Estados miembros”.
Nuevas perspectivas y sectores que generan desafíos
A nivel regional varios jerarcas expresaron alegría por el acuerdo, por ejemplo el presidente español, Pedro Sánchez afirmó en Twitter: “El Fondo de Recuperación acordado en el #EUCO está dotado con 750.000 millones de euros. Un auténtico Plan Marshall para dar una respuesta contundente a la crisis del #COVID19, centrada en las transformaciones necesarias para lograr una economía más resiliente, verde, digital e inclusiva”.
Según información publicada por la Presidencia de Gobierno de ese país, España logró durante las negociaciones que 140.000 millones de euros les sean entregados en los siguientes seis años. Eso es más del 11% de su PBI.
Otro país que salió triunfante de las negociaciones fue Italia, uno de los más afectados por el coronavirus, que recibirá un financiamiento de 209 mil millones, un 28% del total según la agencia de noticias italiana ANSA. Gracias a la insistencia de Giuseppe Conte, el presidente del Consejo de Ministros de Italia, no se logró aprobar la propuesta de Mark Rutte respecto a que el veto a la financiación fuese expresamente potestad de los países miembros. “Con 209 mil millones de euros, Italia ha mejorado la intervención a su favor en comparación con el plan original del presidente von der Leyen”, afirmó Conte, quien luego por Twitter manifestó con gran alegría el resultado y dijo: “Podemos estar satisfechos con un resultado positivo que no me pertenece a mí, al gobierno ni a la mayoría. Pertenece, y lo digo con orgullo, a todo el país, a toda Italia”.
Francia y Alemania pueden ser capaces de comportarse como una potencia
geopolítica frente a los desafíos de China, Estados Unidos o Rusia.
Pero uno de los mensajes más importantes fue el de Emmanuel Macron, el presidente de Francia, quien afirmó en su cuenta de Twitter: “Con Alemania, hicimos posible el plan de recuperación. Gracias a Angela Merkel, Ursula von der Leyen, Charles Michel y todos nuestros socios europeos por compartir esta ambición. Desde el euro, no hemos visto tal avance”. Esto ha demostrado a Francia y Alemania que presionando conjuntamente por una UE más integrada y cohesiva, pueden ser capaces de comportarse como una potencia geopolítica frente a los desafíos de China, Estados Unidos o Rusia. La capacidad de Berlín y París para acordar un plan para que los países europeos aumenten la deuda común en los mercados, tal vez impensable fuera del contexto de un gran shock económico causado por la pandemia, parecía establecer un modelo para la cooperación en toda la UE.
El gran desafío que aún deben enfrentar países como España e Italia es la importancia que tiene el turismo para su economía, un sector que padeció fuertemente la paralización total debido a las cuarentenas impuestas como así los fallecimientos por el COVID-19. Según información divulgada por el World Travel & Tourism Council, ambos países generan un 14,3% y un 13% respectivamente de su PBI gracias al turismo, lo cual incluye hotelería, agencias de viajes, aerolíneas, restaurantes y otros. Solamente superados por México, con un 15%, ambos países sentirán nuevas restricciones inclusive en lo que queda de su temporada alta debido al aumento de casos, sobre todo en España. Alemania ha reaccionado desaconsejando los viajes no esenciales a varias regiones españolas. Esta medida, junto a la nueva decisión de Reino Unido de imponer cuarentenas a los viajeros que vengan desde España, generará impactos negativos en la reactivación económica del sector turístico de ese país.
No habrá acuerdo entre Reino Unido y Unión Europea
Desde que el Reino Unido abandonó el bloque el 31 de enero, las conversaciones sobre un nuevo tratado comercial y otros lazos futuros se han estancado, mientras que cada parte acusa a la otra de no comprometerse antes de que finalice un período de transición a fines de este año. Según el diario inglés The Telegraph, Reino Unido y la Unión Europea no firmarán un acuerdo comercial y solo ocurrirá un acuerdo “básico” si la UE cede terreno, afirma el periódico británico, el cual cita fuentes del gobierno de ese país.
Cuestiones como derechos de pesca, el rol del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y las llamadas garantías de igualdad de condiciones son temas en que los negociadores de ambas partes aún siguen estancados y según el jefe de negociadores de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, “es improbable” un acuerdo debido a la falta de voluntad del Reino Unido.
Mientras tanto la secretaria de Comercio británica, Liz Truss, anunció el avance de las negociaciones con Japón respecto a un acuerdo de libre comercio entre ambas naciones, algo que también sigue haciendo con otros países mientras que según The Telegraph, el gobierno del Reino Unido esperará a comerciar con Europa acorde a los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuando finalice el período de transición.
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