Con el apoyo de partidos de todo el espectro político, el nuevo primer ministro deberá enfrentarse al desafío de levantar a un país que sufre su peor crisis el siglo XX al tiempo de proseguir con la campaña de vacunación contra el covid-19. El ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, es el elegido para revertir esa situación a través de un importante paquete de estímulos económicos.
“El Banco Central Europeo (BCE) está preparado para hacer todo lo que sea necesario para preservar el euro”. Esta frase fue parte del discurso en el año 2012 del entonces presidente del BCE, Mario Draghi, quien en el medio de la crisis financiera que afectaba a Europa (sobre todo a los países del sur e Irlanda) logró dar confianza a los mercados de que el euro se salvaría y la estabilidad era un camino posible.
Así como el máximo jerarca del banco europeo aplicó una línea más contemplativa que consistía en menos austeridad y una reducción de intereses y costos para los países afectados por la crisis, lo que generaba conflictos con los países del norte de Europa, del mismo modo se estimuló la compra de deuda a los países afectados para así inyectar ese dinero a esos países, estimulando la economía.
Esta visión de expansión del gasto como método para contrarrestar los efectos negativos de una crisis es algo que se ha implantado en la forma en que Europa enfrenta estos fenómenos. Ejemplo de esto es el fondo de recuperación económica aprobado por la Unión Europea (UE) a mitad del año pasado, llamado Next Generation EU, el cual tendrá un valor por 750 mil millones de euros y estará compuesto de subvenciones de ayuda y préstamos a largo plazo y de bajo interés.
En un artículo de marzo del 2020 del Financial Times titulado “Nos enfrentamos a una guerra contra el coronavirus y debemos movilizarnos en consecuencia”, Draghi afirmó que “es el papel apropiado del Estado desplegar su balance para proteger a los ciudadanos y la economía contra los choques de los que el sector privado no es responsable y no puede absorber”, utilizando la deuda pública a modo de sobrellevar el peso de la recuperación mediante préstamos de tasa cero a empresas privadas, de esa manera se convierten en un “vehículo” para las políticas públicas, sostiene Draghi.
“La prioridad no debe ser solo proporcionar ingresos básicos a quienes pierden su trabajo. En primer lugar, debemos proteger a la gente de perder sus trabajos. Ya que, si no lo hacemos, saldremos de esta crisis con empleo y capacidad permanentemente más bajos, ya que las familias y las empresas luchan por reparar sus balances y reconstruir sus activos netos”, indicó Draghi. Estas medidas, junto a la movilización total del sistema económico, era lo que, en ese entonces, proponía el economista nacido en Roma.
El pasado mes de febrero empezó con otra difícil tarea: liderar a Italia en un escenario de cambiantes coaliciones políticas y una crisis derivada de la pandemia de coronavirus que ya ha dejado más de 100 mil muertos, más una caída del PBI en el año 2020 de 8,9% y un aumento del desempleo a casi 10%.
Pero no es la primera vez que el actual mandatario intenta paliar una crisis, haciéndolo trabajar con varios gobiernos de distintas partes del espectro político. Esto a nivel local generó gran respaldo, transformándose en un gobierno de unidad nacional que integra partidos de izquierda y derecha. Según el diario La República, el 85% de los italianos aprueban la decisión del presidente italiano, Sergio Mattarella, de proponer a Draghi como primer ministro.
Este nivel de aprobación es uno de los más altos en la historia de la Italia posguerra. A pesar de todo este apoyo popular y en el sistema político, el balance político será el primer objetivo para lograr que partidos tan distintos entre sí como el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y Forza Italia (del ex primer ministro Silvio Berlusconi), o el Partido Democrático y la Liga Norte. Respecto al M5E, expulsó a 21 diputados por no dar su voto de confianza al nuevo gobierno de Draghi.
Esta escisión que se está creando en ese partido incluye la anterior expulsión de otros legisladores por la misma situación, que es no respetar la votación de los afiliados del partido, que decidieron por un 59,3% que su partido apoyara al nuevo mandatario. Además, ahora, el anterior primer ministro, Guiseppe Conte, puede ser el próximo líder del M5E, acorde a una cumbre de altos mandos de dicho partido.
Partidos como el Movimiento 5 Estrellas (M5E), Forza Italia (del ex primer ministro Silvio Berlusconi), el Partido Democrático y la Liga Norte forman parte de la coalición que respalda a Draghi.
Reconstrucción y vacunación: dos tareas difíciles
Lo más complejo será volver a redactar el Plan de Recuperación de Italia, que previamente Conte, como primer ministro, creó una versión que generó disputas sobre su posible forma y las iniciativas que tendría. Este documento que se presenta el próximo mes ante la Comisión Europea, a modo de hoja de ruta para los fondos de la UE, que destinará más de 200 mil millones de euros a la recuperación italiana.
Además, estos fondos se entregarán en cuotas en base a que los gobiernos cumplan con sus objetivos establecidos. Acorde a su discurso inicial en el Parlamento como primer ministro de Italia, los objetivos que podría poner estarían relacionados al desarrollo de la industria de trenes de alta velocidad, la producción de energías verdes, promoción de transportes eléctricos y de tecnologías como el 5G y la producción de hidrógeno. En ese mismo discurso, afirmó que se tiene “la posibilidad o la responsabilidad de empezar una nueva reconstrucción”.
La otra parte de la solución a este problema es la campaña de vacunación, que Italia comenzó a fines de diciembre de 2020, y ya aplicó más de 5 millones de dosis de vacunas anti covid-19. Pero una de las dificultades para seguir con la campaña es la falta en la entrega de vacunas por parte de la empresa farmacéutica AstraZeneca a la UE, quien entregó menos de los 75 millones de dosis acordadas para el primer trimestre de este año.
En enero de este año, comenzaron las tensiones entre los líderes del bloque europeo y esta empresa debido al incumplimiento en los pedidos. A partir de ese incidente, la Comisión Europea adoptó nuevas medidas que permiten a los estados miembros restringir la exportación de vacunas contra el covid-19 fuera de la UE, en algunas situaciones que solo no aplican a los conceptos de ayuda humanitaria o el fondo COVAX. En base a esto, el miércoles pasado el gobierno italiano bloqueó la exportación de 250 mil dosis de la vacuna de AstraZeneca que iban con destino a Australia. Según el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Luigi Di Maio, la medida se basa en las demoras de la compañía en la entrega de su vacuna a su país y la Unión Europea. Además, Di Maio afirmó que Australia no está considerada un país “vulnerable” por la UE.
Quien apoyó esta medida fue la presidente de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, quien afirmó que lo hecho por Italia no es necesariamente cosa de “una vez”. Según la Deutsche Welle, Von der Leyen criticó al AstraZeneca por la falta de entrega de vacunas a Europa. “La empresa solo ha entregado menos del 10% de la cantidad solicitada por la UE para el período de diciembre a marzo”. La UE esperaba recibir por parte de esta compañía 100 millones de vacunas para este mes.
Otra solución que ha encontrado Italia fue producir a nivel nacional la vacuna rusa Sputnik V. El lunes pasado, la Cámara de comercio ítalo-rusa anunció el acuerdo que, mediante el Fondo de Inversión Directa de Rusia y la empresa ítalo-suiza Adienne Pharma & Biotech, empezarán a producir este año cerca de Milán. Para fines de este año, se espera alcanzar una producción de 10 millones de dosis con previa aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos.
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