Abogado nacido en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, este destacado dirigente justicialista ejerció importantes cargos de gobierno, destacándose su rol como ministro de Agricultura entre 2009 y 2011 y como presidente de la Cámara de Diputados hasta 2015. En entrevista con La Mañana, Domínguez reflexionó sobre la situación productiva de su país y la región.
En el actual contexto económico y sanitario, ¿cuál es la situación del sector agropecuario argentino? ¿Qué caminos se pueden tomar para impulsar una mejor producción?
El gobierno argentino ha considerado a la producción agroalimentaria un servicio esencial a partir de la pandemia COVID 19, tanto en lo que respecta al abastecimiento como a la exportación.
En líneas generales la actividad de la cadena agroindustrial no muestra un retroceso, tal como lo expresa el Índice de Producción Manufacturera y la ocupación de la Capacidad Instalada del INDEC para el mes de abril (el último disponible), mientras que la exportación ha mantenido un ritmo casi normal, de no ser por la necesaria aplicación de los protocolos sanitarios y la inusual bajante del río Paraná.
Por otro lado, el gobierno, incluso bajo la sensible situación de la macroeconomía que dejó el gobierno del ex presidente Macri, ha decidido mantener sin cambios los derechos de exportación para los principales cultivos (maíz, trigo, cebada), e incluso redujo significativamente los correspondientes a las economías regionales. Solo aumentó en tres puntos porcentuales los de la soja, para que el esquema de derechos de exportación tuviera efecto neutro sobre la recaudación fiscal.
Entiendo que una vez superada la pandemia, el mundo retomará una activa demanda de alimentos, en cuya oferta la Argentina es un jugador relevante. Pero a diferencia de lo que ocurría en el gobierno anterior, ahora hay un fuerte compromiso con la agregación de valor en origen y una mirada federal sobre la producción de alimentos. Estoy seguro de que el país recibirá fuertes inversiones para el agro en el corto plazo.
“No es posible dejar que Vicentin sea comprada a precio de remate por empresas globales o fondos de inversión de incierto origen”
¿Qué es Vicentin y por qué cree el gobierno tomó la decisión de intervenirla?
Vicentin es una compañía tradicional que logró una muy buena competitividad en el negocio de commodities, donde le ha tocado jugar al lado de las grandes compañías multinacionales, e integrándose verticalmente en la cadena valor.
Lamentablemente manejos que ahora están siendo investigados para determinar su naturaleza la han llevado a una situación de default que afecta a miles de productores, en una provincia tan importante para nuestro sistema agrícola como es Santa Fe.
Claramente, nuestro gobierno no puede dejar que los productores, las cooperativas y los actores de la cadena sean arrastrados al quebranto por las acciones del ex management de Vicentin. Por otra parte, tampoco es posible dejar que la compañía sea comprada a precio de remate por empresas globales o fondos de inversión de incierto origen.
Ante la incertidumbre económica mundial, ¿qué rol puede tener la integración productiva en la región?
Si hay algo que nos da una ventaja competitiva enorme es estar integrados en algo tan esencial como es la alimentación. La región tiene un papel relevante tanto como proveedor de granos, como de proteínas animales. Y hacía allí deberíamos ir, a cadenas altamente integradas y eficientes que sean competitivas a escala mundial, de tal manera que para los países importadores les resulte más conveniente comprar alimentos elaborados que nuestras materias primas.
¿Es posible volver a realizar cadenas de valor agregadas en la región como lo fue la industria automotriz argentina-brasilera junto a la complementación uruguaya?
Yo creo que sí. Para eso necesitamos pasar de una idea de que somos competidores a otra de cooperadores. Hay algunas muestras de esto, como es el procesamiento de la soja paraguaya y algo de la boliviana en el cluster sojero de Rosario. Pero para que esto funcione, la industria debe generarle beneficios al productor paraguayo, boliviano o del sur de Brasil. Si logramos ir en esta dirección creo que tenemos mucho para crecer.
“Nuestro gobierno no puede dejar que los productores, las cooperativas y los actores de la cadena sean arrastrados al quebranto”
¿Qué le hace falta al Mercosur para potenciar la exportación de los productos agrícolas?
De nuevo, la idea de la cooperación es básica. Tenemos que actuar como nos aconseja el Martín Fierro, uniéndonos entre hermanos para que no nos devoren los de afuera. Creo que un punto en donde podemos hacer causa común es la biotecnología.
Nuestro Mercosur debería ser pionero en aceptar productos de la biotecnología desarrollados por nuestro sistema científico tecnológico, para que desde esta plataforma se expandan al mundo.
Justamente, países o regiones que ha perdido la carrera de la biotecnología busca por todos los medios que no nos desarrollamos, cuando acá en la región hemos desarrollados tecnologías de resistencia a sequía para los cultivos que serían de suma utilidad para productores del mundo entero
Como ex secretario de Estrategia y Asuntos Militares del Ministerio de Defensa de Argentina, ¿de qué manera pueden los países de la región generar mejores mecanismos de cooperación en asuntos de defensa?
Se impone un acuerdo de los países del Mercosur en qué valores ameritan una estrategia de cooperación común de los Estados partes, y obrar en consecuencia, una visión compartida del futuro en materia de investigación científica y tecnológica; desarrollo de las capacidades operativas de la defensa de los recursos naturales, marítimos y uso del espacio aéreo.
Hay un enorme camino por recorrer, particularmente en materia de inteligencia artificial, aplicada a la defensa; de valores que deberían ser coincidentes con los objetivos del milenio propuesto por Naciones Unidas.
Existen capacidades históricas e institucionales en los países del Mercosur frente a la oportunidad del nuevo orden global que desconocemos, pero intuimos. Esta una renovada posibilidad para que nuestra región mercosureña sea la región que lidere en la América hispánica mediante la estrategia de Cooperación, plataforma básica para ser actor del siglo 21. No tiene sentido que nuestras dirigencias se resistan al llamado de la historia a ser parte de un destino común.
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