El retorno de Japón a la geopolítica
En geopolítica, rara vez nos percatamos de que está ocurriendo un cambio tectónico en el momento en que se produce. Existen algunas excepciones: el lanzamiento por la Unión Soviética del primer satélite espacial del mundo, la caída del Muro de Berlín y los atentados del 11 de setiembre. Estos momentos fueron puntos de inflexión históricos a la vista de todos. La guerra de Rusia en Ucrania, que marca el regreso a Europa de una agresión abierta al estilo de la Segunda Guerra Mundial, es sin duda otro de esos puntos de inflexión. Pero hay un segundo cambio, más desapercibido, que se está produciendo ahora mismo y que tiene al menos el mismo potencial para alterar la historia: el regreso de Japón como actor geopolítico de primer orden. En solo un mes, desde mediados de diciembre de 2022 hasta mediados de enero de este año, Japón revisó gran parte de su postura de seguridad posterior a 1945 y la sustituyó por una nueva estrategia que, de aplicarse, creará un Japón más robusto e impulsado hacia el futuro. Los cambios en la política de Tokio podrían indicar un Japón no solo más dispuesto y capaz de involucrarse en cuestiones geopolíticas más allá de sus propios intereses defensivos, sino también más proclive a actuar de forma acorde con su posición estratégica, sus intereses regionales y su poderío económico. A finales de 2022, la administración del primer ministro japonés Fumio Kishida publicó tres nuevos documentos estratégicos: una nueva Estrategia de Seguridad Nacional, una Estrategia de Defensa Nacional y un Plan de Refuerzo de la Defensa. En enero Kishida y sus ministros de Asuntos Exteriores y Defensa viajaron a Washington para reunirse con sus homólogos estadounidenses. Allí, las nuevas ideas estratégicas de Japón quedaron de manifiesto en declaraciones conjuntas con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, así como con el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el secretario de Estado, Antony Blinken. Entre otros cambios, Tokio ha anunciado su intención de aumentar el gasto en defensa en casi un 60% en cinco años, abandonando un límite presupuestario informal del 1% del PIB que se había establecido con fines políticos en la década de 1970. Esto representa por sí solo un cambio casi revolucionario con respecto a las antiguas prácticas de defensa japonesas.
Jeffrey W. Hornung, RAND Corporation
El entusiasmo de India por el Sur global es consistente con su acercamiento a Occidente
El renovado entusiasmo de India por el Sur global –acaba de convocar una cumbre especial de países en desarrollo y preside este año el G-20 con una agenda centrada en el desarrollo– no debe confundirse con un menor interés en su intento de estrechar lazos con Occidente. Al contrario, la trascendencia del G-7 para las perspectivas económicas y geopolíticas de India sigue creciendo. Para India, Occidente es su socio comercial más importante, la fuente dominante de capital y tecnología y el principal destino de la diáspora india. La cooperación con el G-7 –compuesto por Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos– también es fundamental para que India pueda afrontar eficazmente los crecientes desafíos que plantea China. En efecto, esta doble orientación de India está convergiendo: tanto su gradual pero inexorable alineamiento con Occidente como su renovado compromiso con el Sur global son expresiones del reposicionamiento de Nueva Delhi frente a Beijing y su creciente influencia. Occidente también está interesado en una India más fuerte que pueda contrarrestar la creciente influencia diplomática, económica y militar de China y Rusia entre los países en desarrollo. La reciente oferta por parte de Washington a India de una gama de tecnologías–incluidos motores a reacción– señala el deseo de la administración Biden de estrechar lazos con Nueva Delhi a pesar de la ambivalencia india sobre la guerra de Rusia en Ucrania. Estados Unidos también está deseoso de incorporar a India en una nueva red de cadenas de suministro globales con socios de su confianza.
C. Raja Mohan, Foreign Policy
China y Camboya proclaman amistad “acorazada” y refuerzan lazos económicos, políticos y culturales
El sábado pasado, en el último día de la visita a China del primer ministro de Camboya Hung Sen, ambos países emitieron una declaración conjunta en la que se comprometieron a construir en esta nueva era una Comunidad China-Camboya con un “futuro compartido” de alta calidad y alto nivel, y a llevar adelante la más preciada y férrea amistad durante las próximas generaciones. Ambas partes acordaron desarrollar un marco de cooperación denominado “Hexágono de Diamante” que destaca seis áreas prioritarias, entre ellas la cooperación política, la capacidad de producción, la agricultura, la energía, la seguridad y la humanitaria. Además de presentar planes de desarrollo para el futuro, la declaración conjunta elogió las tradicionales relaciones entre China y Camboya, describiéndolas como una amistad inexpugnable y acorazada, y prometiendo mantenerlas con las generaciones futuras.
China Global Times
Lula compromete cooperación brasileña en la agenda ambiental durante visita a Washington
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió el viernes pasado en la Casa Blanca al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, señalando que “nuestras dos democracias han sido puestas a prueba últimamente”. Mientras las dos naciones reavivaban sus relaciones con el viaje de Lula a Washington, poco más de un mes luego de su regreso a la presidencia, los disturbios del 8 de enero en Brasil y sus similitudes con la insurrección estadounidense del 6 de enero de 2021, primaron en la agenda. Lula propuso la creación de un nuevo fondo mundial para el desarrollo sostenible, que destinaría fondos de las naciones desarrolladas a esfuerzos de sostenibilidad en todo el mundo. Estados Unidos también parece dispuesto a contribuir al Fondo Amazónico existente, sumándose a Noruega y Alemania en sus esfuerzos por proteger la selva amazónica. Lula se propuso también como mediador de paz en Ucrania, destacando “la necesidad de crear un grupo de países no involucrados directa o indirectamente en la guerra con Rusia para encontrar una manera de hacer la paz.” La visita de Lula a Washington abre un nuevo capítulo en su intento de posicionar a Brasil como protagonista regional e internacional. El mes que viene viajará a China, y también tiene previsto visitar Angola, Mozambique y Sudáfrica.
Caroline Arkalji, Atlantic Council
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