En conversación con La Mañana, Antonio da Luz, economista de la Federación de Agricultura del Estado de Río Grande del Sur (Farsul), reflexionó sobre las proyecciones del sector agropecuario de Río Grande, en el marco de las restricciones y ventajas de la legislación estadual en material medioambiental, por un lado, y la proyección que la escala de la economía brasileña y su inserción mundial permiten.
Brasil ha descartado la firma de un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea a causa de las medidas proteccionistas del bloque del norte y las severas exigencias medioambientales que quiere imponer a nuestro continente como condición. ¿Qué opinión le merecen dichas exigencias o condiciones medioambientales?
Entendemos que el intento de hacer un acuerdo de libre comercio Mercosur-Unión Europea ha sido una gran pérdida de tiempo. En primer lugar, porque nosotros, en el Mercosur, estamos desorganizados. Hasta hoy, no tenemos un bloque efectivo de libre comercio, eso para empezar. En segundo lugar, la Unión Europea no quiere un tratado efectivo con nosotros, y solo genera obstáculos y contratiempos, porque en verdad es una zona comercial que subsidia pesadamente sus productores rurales, lo cual es ilegal. Desde el punto de vista ambiental, tienen una matriz energética completamente sucia, mientras que la nuestra es completamente limpia. Ellos nos exigen y exigen, pero no hacen lo que deben hacer, y tienen una economía sucia, diferente de la nuestra, y exigen mucho y compran poco, que es un comportamiento propio de quien no quiere hacer negocios.
¿El estado de Río Grande del Sur cuenta con políticas ambientales o compromisos firmados en la materia?
El estado de Río Grande del Sur tiene medidas ambientales bastante severas. Lamentablemente, este es uno de los estados con la legislación ambiental más estricta de Brasil. Ningún estado puede tener una política menos restrictiva que la federal, pero sí puede ser más restrictiva. Nuestra legislación, desafortunadamente, lo es.
El Cuarto Simposio Gaúcho de Derecho Agrario y Agronegocio, promovido por Farsul, tendrá un panel sobre medioambiente agrícola, con participantes especializados en el área ambiental. ¿Cuáles son los principales temas abordados y cómo ha avanzado la legislación sobre estos temas?
El cuarto simposio, que va a discutir las cuestiones ambientales, no tiene como objetivo plantear nuevas legislaciones. Brasil tiene la legislación más restrictiva del mundo, ningún país tiene una legislación tan estricta. Lo que nosotros vamos a discutir es cómo podemos transformar eso en dinero. A fin de cuentas, hay toda una discusión de créditos de carbono y sobre servicios ambientales. Oímos muchas conversaciones, muchos discursos, principalmente en la COP28 se oyó hablar mucho sobre eso, pero cuando llega la hora de hablar de negocios, todo eso es muy poco efectivo, es mucho marketing y pocos contratos firmados. Por eso, vamos a hacer un seminario para entender cómo podemos avanzar, cómo podemos mejorar para transformar esos activos ambientales en recursos financieros.
De cara al futuro: la resiliencia agrícola
A pesar de algunas leyes y resoluciones gubernamentales que prevén flexibilizaciones crediticias por parte del Banco Central y otros iniciativas dirigidas al sector a modo de compensaciones por las pérdidas a causa de la sequía, lo cierto es que no siempre la ayuda llega a destino o acceder a ella no resulta tan evidente, por lo que los productores agropecuarios gaúchos no han tenido buenas zafras. Afortunadamente, la variable climática parece dar tregua y los laboriosos motores de la producción agraria vuelven a encenderse con optimismo y ganas de crecer.
“Venimos de dos años de seca muy severa, profunda, en la que perdimos casi la mitad de nuestra producción y apostamos a la zafra de invierno, que lamentablemente fue mala por el exceso de lluvias. Resulta curioso y al mismo tiempo triste: perdemos la zafra de verano por falta de lluvias y perdemos parte de la zafra de invierno por exceso de lluvias, a causa del cambio de la Niña por el Niño. Vamos a tener una zafra de invierno treinta por ciento debajo de nuestra cuenta, con pérdidas”.
“Mientras tanto, para la zafra de verano los laboreos se están desarrollando bien. Estamos satisfechos por el crecimiento del área plantada. Fue más difícil por el exceso de lluvias del inicio, pero las cosas se normalizaron y Río Grande se prepara para recoger una zafra plena después de dos años de sequía”, augura Antonio da Luz de Farsul.
TE PUEDE INTERESAR: