En conversación con La Mañana, el doctor del departamento de Eurasia del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina) comentó el enfrentamiento que escaló en los últimos días entre azerbaiyanos y armenios, y analizó la influencia de las potencias involucradas, así como los escenarios del conflicto.
¿Qué raíces tiene este enfrentamiento y cuál es la situación actual de ambos países?
Armenia y Azerbaiyán están peleando por una región llamada Nagorno Karabaj, que durante el período soviético formaba parte de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Pero entre 1988 y 1994, fuerzas separatistas de esa región, la cual está poblada mayoritariamente por gente de etnia armenia, llevaron adelante un conflicto contra las fuerzas de Azerbaiyán y lograron separarse con apoyo de la República Socialista Soviética de Armenia. En el año 1991, crearon la República de Nagorno Karabaj, que no ha sido reconocida por ningún actor del sistema internacional, ni siquiera por la propia República de Armenia.
Lo más grave de la situación es que no solamente esa región (que tenía un status de autonomía dentro de Azerbaiyán se logró escapar del control de las autoridades azerbaiyanas) ocupó también por necesidad militar siete distritos (ya que está rodeada por territorio azerbaiyano). Cuando hablamos de Nagorno Karabaj estamos hablando de dos cosas: de siete distritos azerbaiyanos, donde la mayoría de la población era azerbaiyana y que fue expulsada de esos territorios y de la zona de Nagorno Karabaj, que es una región de mayoría armenia, donde el resto de la población armenia también fue expulsada.
Desde el año 1994 hasta la fecha hay un intento de negociación a través de lo que se conoce como el Grupo de Minsk, dentro del ámbito de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa en donde, lamentablemente, no ha dado ningún resultado concreto. Por lo tanto, es una situación donde las tensiones son constantes.
¿Cuál es el rol e influencia que tiene Turquía en el conflicto y en la región?
Turquía históricamente ha tenido un rol más bien secundario apoyando a Azerbaiyán, un estado con el que lo une su pasado común túrquico, además hablan un idioma similar y tienen un origen étnico y cultural en común.
La diferencia que existe respecto a los choques anteriores es que por primera vez Turquía está apoyando decididamente desde el punto de vista militar a Azerbaiyán. Hoy en día tiene una posición más involucrada en el conflicto debido a la política exterior de los últimos años, donde tiene un rol más activo en Irak, Siria, Libia y ahora también en el Cáucaso. Turquía es un actor cada vez más involucrado en la región.
Armenia es parte, junto a Rusia, de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, ¿qué participación puede tener en el conflicto?
Así es. Armenia forma parte de esta organización que es de seguridad colectiva, donde un ataque a una de las partes debe ser considerado un ataque a todas las partes. El problema es que Nagorno Karabaj no está reconocido como una parte integrante de la República de Armenia, por lo que, de manera formal, no puede invocar este tratado, porque el tratado solo se aplica para un ataque al territorio internacionalmente reconocido como parte de la República de Armenia.
Además, en el pasado mes de julio, donde hubo otros enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia, esta vez sí en territorio armenio y en territorio azerbaiyano, en la zona de Tovuz, la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva no tomó parte por Armenia ni condenó a Azerbaiyán. Es probable que esto tenga que ver con las relaciones no tan buenas que mantiene el gobierno armenio de Nikol Pashinián con el gobierno ruso de Vladimir Putin.
Rusia es el principal actor que está interesado en que la situación se calme. Los problemas son el estado de las relaciones con el gobierno armenio y tampoco puede convencer al gobierno azerbaiyano de que el futuro de las negociaciones va a traer alguna ventaja para sus intereses. A pesar de ser un socio para ambos países y estar vinculado económica y militarmente con los dos, hoy en día no puede hacer mucho solo.
¿Cómo influye el supuesto despliegue de combatientes sirios a favor de Azerbaiyán?
Varias fuentes lo comentan y de la misma forma se comenta que el bando armenio ha estado involucrando a combatientes kurdos. Desde un punto de vista operativo y militar sería bastante difícil, ya que hay que llevar a gente que no conoce el terreno, constituir unidades especiales, habría muchos problemas de carácter operativo y logístico si eso sucediera. Si esto pasara, significaría un involucramiento directo de Turquía y eso, probablemente, traería consecuencias entre Turquía y Rusia.
El uso de drones ha generado cambios en el modo que los ejércitos combaten en la región, ¿Estamos frente a una nueva forma de guerra?
Definitivamente. De hecho, los enfrentamientos que tuvieron lugar entre Armenia y Azerbaiyán, en abril del año 2016, de seguro pasarán a la historia por ser el primer enfrentamiento entre dos estados nacionales que utilizaron de manera intensiva a los drones.
Los drones se han convertido en un instrumento militar central en el siglo XXI por las posibilidades que brindan, por la facilidad que un Estado puede realizar operaciones sin poner en riesgo vidas humanas y, en el caso de Azerbaiyán, ha sabido vincularse en este campo de una manera profunda con el Estado de Israel. Entre ambos han establecido una sociedad muy desarrollada en el campo de los drones. Además, también ha hecho lo mismo con Turquía. Israel y Turquía son los dos países más importantes de la región en cuanto al desarrollo de estos sistemas de armas.
Azerbaiyán es un país exportador de hidrocarburos, ¿Cómo reaccionarán los mercados energéticos al conflicto?
En realidad deberían reaccionar aumentando sensiblemente los precios del petróleo y el gas, puesto que en el norte del país a no más de 20 kilómetros de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, en territorio azerbaiyano, pasan los oleoductos y gasoductos más importantes que vinculan el gas y el petróleo del mar Caspio con los estados europeos a través de Georgia y de Turquía. Sin embargo, estamos en un momento en el que no es común la caída de la demanda de gas y de petróleo debido al coronavirus y la virtual tensión de la economía internacional, lo que hará que el conflicto afecte a los precios, pero no tanto como en otra situación.
Por otra parte, atacar infraestructura petrolera o del gas involucraría una condena unánime a Armenia si decidiera atacar esa infraestructura, por lo tanto, no creo que esté dentro de sus planes militares. Sí el petróleo y el gas azerbaiyano llegan a sufrir dificultades para ser enviados a Europa no afectaría tanto, ya que la demanda ha caído significativamente.
¿Puede la comunidad internacional lograr una solución pacífica al conflicto? ¿Qué necesitaría para ello?
Esa es la pregunta que desde hace casi tres décadas que nos estamos haciendo. Caemos en una situación muy compleja, en primer lugar, porque el Grupo de Minsk, que es el organismo dentro de la OSCE en Europa encargado de llevar adelante el proceso de negociación entre Armenia y Azerbaiyán tiene tres copresidentes: Estados Unidos, Francia y la Federación de Rusia. A medida que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia empeoran las posibilidades de llegar a acuerdos incluso en este campo también disminuyen.
Por otro lado, la República de Armenia ha tenido muy pocos incentivos para involucrarse directamente en una solución negociada, puesto que, desde el punto de vista político y militar, Armenia tiene lo que quiere, que es el control del territorio de Nagorno Karabaj, por lo tanto ¿cuál es el incentivo para sentarse a negociar? Además, entre los copresidentes no hay mucha confianza y luego uno de los actores no tiene incentivos para negociar, es por eso que, tal vez, nos encontramos en una situación sin una salida y de ahí las enormes presiones que tiene el gobierno azerbaiyano para hacer frente a las demandas de su población.
TE PUEDE INTERESAR