En entrevista con La Mañana, el Tte. Cnel. (R) Carlos Polcaro, experto en misiones operativas de mantenimiento de la paz de la ONU, analizó el papel de las tropas uruguayas y detalló la situación actual en la República Democrática del Congo, donde la inminente retirada del contingente uruguayo, tras 25 años de esfuerzos por establecer la paz, coincide con un escenario de alta conflictividad en el país africano.
¿Cómo evalúa el impacto de la presencia uruguaya en las regiones donde hemos intervenido?
Las tropas uruguayas, desde el soldado hasta el coronel, provienen mayormente de un estrato medio-bajo de la población, lo que facilita su cercanía con la comunidad local, particularmente en África. La disciplina uruguaya tiene cierta flexibilidad que permite este contacto, tanto a soldados como a oficiales. Aunque la ONU no lo exige, Uruguay desarrolla numerosos programas de ayuda por iniciativa propia, fortaleciendo aún más el vínculo con la población. A diferencia de los batallones de India, Bangladesh o Pakistán, cuya estructura rígida restringe el contacto entre oficiales y soldados con la comunidad, los uruguayos interactúan activamente. Aunque el idioma puede ser una barrera, logran comunicarse mediante gestos y similitudes lingüísticas entre el francés y el español. Con el tiempo, los soldados aprenden la lengua local y viceversa, generando un intercambio constante. El impacto de esta cercanía es principalmente humano, pero también refleja el compromiso de los soldados uruguayos. No van solo por el dinero, van porque les gusta hacer lo que les enseñaron a hacer, para lo que fueron entrenados. Desde el punto de vista táctico, técnico y estratégico, los oficiales del Ejército uruguayo están bien preparados para estas misiones. Su experiencia y sentido de responsabilidad los llevan a contribuir y mejorar continuamente en el desempeño de su tarea.
¿Cómo ha evolucionado la estrategia de mantenimiento de paz de la ONU y qué lecciones se pueden aplicar a las misiones actuales?
Uno de los mayores desafíos que tienen los contingentes que despliegan en un terreno es el mandato de la ONU en cuanto a qué es lo que pueden y lo que no. Muchas veces se encuentran en la situación de que son atacados o, simplemente, no pueden cumplir con el mandato como debería ser porque no hay paz que mantener. Esto es lo que está pasando ahora en el este del Congo, no quieren la paz. Quienes están robando el oro y coltán allí son las fuerzas rebeldes que pertenecen, en realidad, a Ruanda, que a su vez está apoyada por Estados Unidos, y, además, en todas las minas que están a lo largo del este del Congo también hay intereses de China, Rusia, India y de muchos de los países que ensamblan y producen electrónicos, para los que se necesita el coltán. Entonces, si no hay paz que mantener, el despliegue es muy complicado, pues no vas a estar entre dos beligerantes que lo que quieren es pelear para poder tener acceso al poder y al territorio donde están las riquezas… Ese es uno de los problemas más grandes que tienen las misiones de las Naciones Unidas.
De todas formas, hubo misiones que han sido ejemplares o, por lo menos, exitosas. La primera fue en Namibia en el año 78, una misión bastante corta en la que hubo elecciones y se solucionó el problema. Después vino Camboya en el año 92, también una misión exitosa, porque hoy en día, donde está el templo de Angkor Wat –un templo famoso con más de dos mil años de historia–, cuando llegamos había pasto de más de dos metros de altura y estaba lleno de minas antipersonales todo alrededor. Hoy, donde estaban las minas, hay hoteles cinco estrellas, no uno, sino varios, entonces, la creación de turismo y posibilidades ha sido fabulosa. Luego vino Mozambique, y Costa de Marfil, donde se hicieron elecciones y el país, después de casi diez años con Naciones Unidas, eligió a un presidente que se hizo cargo, no sin problemas, pero se hizo cargo. En Angola se necesitaron prácticamente tres misiones para que despegaran, pero también se logró.
¿Lo que determina el éxito de la misión no es la estrategia o el mandato de la ONU, sino el contexto geográfico y político donde está desplegada?
Sí, y ni que hablar de los protagonistas políticos. A veces la ONU, antes de desplegar, pone determinadas condiciones, pero luego se cambian porque los dirigentes tienen otros intereses y hacen lo que quieren, particularmente en países del continente africano, donde hay una corrupción enorme. Reciben muchas donaciones de países del primer mundo, pero como no tienen controles suficientes, el dinero termina siendo abusado por los gobernantes. En el Congo, hace un mes más o menos, los soldados del ejército congoleño (FDC) se entregaban con las armas en el batallón de Uruguay porque no querían pelear más. Les pagan 10 dólares por mes y andan en alpargatas, sin entrenamiento y sin equipo.
¿Cómo afectará la retirada de las tropas uruguayas a la estabilidad en el este del Congo, considerando la presencia del grupo M23 y la situación de las FDC tras haber depuesto las armas?
Creo que para fin de este año la misión debe concluir, pues ya lleva 25 años en funcionamiento y desde Kinshasa se ha señalado su término. Ellos saben que al retirarse Naciones Unidas queda un vacío de poder y la tierra disponible para el primero que quiera tomarla, generando caos, especialmente en las zonas del este, donde no hay presencia de tropas congoleñas. La perspectiva es bastante mala para el Congo. Ruanda o Uganda se quedarán con parte del país y el Congo no podrá reclamarlo dado el estado de sus fuerzas armadas. Además, por más que se implementen procesos diplomáticos y políticos para modificar la situación, dudo que ocurra algo. Hay mucho dinero en juego. En el este del Congo se dice que existen alrededor de 5000 minas, de las cuales solo un 10% son legales. En estas minas, los congoleños trabajan a 10 metros de profundidad, sin ningún tipo de seguridad, muriendo todos los días. Extraen un kilo de coltán a prácticamente un dólar, mientras ese mismo kilo se vende en Silicon Valley a 400 dólares. Aparte del coltán, están el oro y los diamantes que salen por Ruanda, la cual, por decirlo de alguna manera, blanquea estos recursos. Ruanda no posee coltán ni diamantes y, sin embargo, es el primer exportador de coltán. Obviamente, no hay arreglo diplomático ni político posible, pues se juega mucho dinero y, detrás de Ruanda y de todas esas minas, hay varias potencias. Ruanda es un país chiquitito, del tamaño de un departamento uruguayo –ni siquiera alcanza el tamaño de Tacuarembó– y, sin embargo, tiene muchísimo más poder que el Congo, que es cien veces más grande. Paul Kagame ha sido presidente de Ruanda durante 22 años, apoyado por Estados Unidos, ya que este último considera estratégico contar con un enclave en esa zona de África, que está rodeada, por otro lado, por Reino Unido y Francia.
¿Cómo está la situación en el Líbano, donde reside actualmente?
El Líbano tiene el movimiento terrorista Hezbolá, que posee numerosos simpatizantes en el país, especialmente en el sur de Beirut. Los ataques de Israel han mermado su influencia, y el gobierno libanés, ahora consolidado, ha retirado su apoyo a la organización para evitar conflictos. La situación se complica con la presencia de aproximadamente dos millones de refugiados sirios que escaparon de Alepo, sumados a cuatro millones de libaneses y a un importante número de palestinos. Mientras que en Beirut la situación es relativamente estable, en el sur y el noreste del país –en las alturas del Golán, donde se encuentran tropas uruguayas– la realidad es bastante difícil. Israel continúa atacando y buscando a los líderes de Hezbolá para eliminarlos, provocando daños colaterales. Cuando cae una bomba allí, mata a uno o dos que tienen que ver y después hiere a siete u ocho que no tienen nada que ver, entonces hay mucho miedo de ir a esa zona. La Unifil [Misión de Naciones Unidas en el Líbano], que se encuentra en el sur, ha sido atacada directamente y también ha sufrido bajas, pero no pueden hacer nada. Y si bien es posible que se intensifiquen los esfuerzos para mantener la paz, con los recortes presupuestarios de Trump impuestos a la ONU dudo que puedan hacerlo. En ese sentido, solo se puede esperar que el gobierno libanés se mantenga tranquilo, mientras las tropas israelíes continúan ingresando a la región, como ocurrió en Gaza, cuando la tentativa de colonización de zonas palestinas desató una reacción terrorista que, al matar a inocentes, desencadenó la debacle.
Apuntes para la paz
Carlos Polcaro es un teniente coronel retirado del Ejército uruguayo con amplia experiencia en misiones de paz. Durante más de 25 años ocupó roles de mando, logística y gestión administrativa en diferentes operaciones de África, Medio Oriente y Asia. Tras su retiro de la fuerza, trabajó 17 años en cargos civiles de la ONU. Actualmente es consultor y reside en Beirut, Líbano, donde se encuentra acompañando a su esposa, quien es psicóloga en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Polcaro es autor del libro Uthabiti, publicado en 2022. Allí, a través del testimonio de sus vivencias, busca esclarecer el funcionamiento de las misiones de paz, abordando tanto la perspectiva de los contingentes militares, como también la de los civiles y diversas áreas involucradas. En entrevista con La Mañana, el experto señaló la falta de una política de Estado sólida para la contribución a largo plazo en estas misiones, así como el desconocimiento general sobre su verdadero impacto más allá de lo económico. El objetivo de su publicación es generar conciencia y fomentar un debate sobre el rol de nuestro país en el mantenimiento de la paz internacional. El libro está disponible en Amazon o se puede adquirir escribiendo directamente al mail del autor [email protected].