El contador Eneas Biglione, fundador y presidente del Instituto Thomas Jefferson para las Américas y director de la Sociedad Bastiat de Argentina, programa del American Institute for Economic Research (AIER), en diálogo con La Mañana, analizó la victoria electoral de Donald Trump y consideró algunas de las principales causas de su triunfo.
¿Qué significado tiene para usted esta aparición de Donald Trump después de todas las circunstancias que le tocó vivir y que, de todas formas, termina ganando con amplitud la elección presidencial?
Es una buena pregunta. De alguna manera es como una reivindicación. Él tuvo un periodo presidencial de cuatro años que terminó con mucha polémica en torno a si había habido una elección transparente o no, con acusaciones y juicios que vinieron después, precisamente porque él se planteaba volver a ser candidato. Creo que hubo una combinación de malas decisiones que se tomaron por parte de los demócratas en materia económica y la desilusión de los americanos al tener bastantes problemas para vivir tranquilos como solían hacerlo, por ejemplo los niveles de inflación nuevos, cuando ellos tradicionalmente tenían un 2% anual, pasaron a tener prácticamente un 10%. Después, la solución que se trató con la Reserva Federal llevó a que la economía se frenara. Se fueron sumando cosas. Los republicanos se alinearon detrás de Trump después de ver todos los intentos judiciales de hacerlo quedar mal ante la opinión pública, con algunos proyectos que eran bastante dudosos. El caso más claro es el del fiscal Alvin Bragg, que fue electo fiscal prometiendo encarcelar a Trump y cuando le preguntaron cuáles serían los cargos que presentaría dijo que cualquier cosa que hiciera falta con tal de encarcelarlo. Todo ese tipo de cosas llevaron a que se diera un triunfo contundente como este.
¿Qué va a cambiar en la política local e internacional de Estados Unidos a partir de la presidencia de Trump?
Es bastante complejo. Por un lado, está el think tank Heritage Foundation, que armó un proyecto 2025 sobre distintas reformas importantes que hay que aplicar. Por otro lado, está la Agenda 47, que tiene que ver con lo que la gente de Trump y su entorno fueron planteando. En términos generales, se puede decir que lo que se busca es reducir impuestos, desregular leyes que de alguna manera complican el funcionamiento de algunos mercados importantes y sobre todo bajar el gasto público. El equipo de Trump considera que hoy en día el tamaño de ese Estado mínimo del que habla la Constitución americana se ha ido de las manos. Es demasiado grande y gasta demasiado dinero de los contribuyentes.
Ahora bien, es interesante porque la campaña ya terminó. Trump accedió no solamente al Ejecutivo, sino que también a la mayoría en el Senado y en Diputados, mayor cantidad de jueces en la Corte Suprema ya tenían desde antes de las elecciones. Entonces, ahora la pregunta es ¿cuáles son los distintos cambios o propuestas que se hacen? Algunos medios están hablando de cambios en el Departamento de Justicia, por ejemplo, cosa que podría incluso hasta interpretarse mal, porque se podría decir: “¿Qué hace el Poder Ejecutivo metiéndose con el tema judicial?”. El punto fundamental es que Trump busca que se deje de utilizar el Departamento de Justicia para perseguir adversarios políticos, cosa que le pasó a él de una manera muy fuerte. Por ejemplo, el famoso juicio de cuando usó una de sus torres Trump como garantía para un préstamo que hizo en el banco y la Justicia le reclamaba que había declarado un valor superior al que realmente valía como garantía. Se trataba de un préstamo que ya estaba pagado hacía varios años en su totalidad y sin ningún tipo de retraso. Sin embargo, lo estaban juzgando por eso, lo hallaron culpable y lo condenaron. Todo parecía indicar que trataban de hacerlo quedar mal.
Trump quiere básicamente eso, no solamente en el Departamento de Justicia, sino en el resto de las agencias como el FBI, que jugó un rol muy importante armando, como decimos en el Río de la Plata, esa camita en contra de Trump que fue lo de Capitol Hill. Precisamente, lo que él quiere es eliminar el deep state, que son grupos que están enquistados, empleados públicos que no le hacen caso al partido o al presidente del momento, sino que realmente tienen agendas propias. Pero eso es interpretable, estamos hablando de reflexiones que vamos haciendo juntos a medida que transcurre esta entrevista, porque la agenda específica la vamos a tener cuando asuma. Por ahora es una combinación de ese proyecto de Heritage con lo que venía perfilando Trump durante la campaña y la famosa Agenda 47.
Otro tema importante es la búsqueda de dejar de gastar dinero en cosas que no tienen sentido. Hay algunos medios que no lo quieren a Trump, parecería que siguen en campaña. Dicen: “Trump va a buscar restringir derechos individuales”, cuando realmente es todo lo contrario. Lo que pasa es que Trump ve, en esta batalla que hay entre hombres y mujeres hoy en el mundo, entre blancos y negros, heterosexuales y miembros de la comunidad LGBT, que Estados Unidos debe volver a sus raíces en el sentido de que esto es una cuestión individual. Cada uno puede pensar lo que quiera en esa cuestión de hombres versus mujeres, que muchas veces es una batalla que muestran las ONG pero que en la realidad no existe. Esa batalla entre blancos y negros que muchas ONG impulsan, y uno dice: “Hay una supremacía blanca”, y después los otros dicen: “Black Lives Matter quiere la supremacía negra”. Entonces no está pidiendo que seamos considerados todos los seres humanos una misma raza, sino que en realidad cada uno ve un color distinto como el líder. El tema de heterosexuales versus LGBT también pasa lo mismo. Trump dice que cada uno va a tener la opinión que quiera, pero que él no va a habilitar fondos de los contribuyentes de los Estados Unidos para financiar agendas que favorezcan a una o a otra de las opiniones. Es muy importante por lo que hablábamos antes, que hoy en día el gasto público de los Estados Unidos es gigante.
Trump apunta nuevamente a potenciar la producción nacional, a cargar más impuestos para todo lo que venga de afuera. Incluso empieza a limitar a China como mercado que se ha adueñado de gran parte del comercio en los Estados Unidos. ¿Cómo se va a mantener un equilibrio que pretende disminuir la inflación y hacer un control tributario para no castigar tanto a la clase media? ¿Cómo se compatibiliza todo esto?
Es interesantísima la pregunta porque yo creo que lo que pasó en la primera administración de Trump fue muy claro. En mi opinión, más allá de lo que dice la amplia mayoría de la gente, Trump no puso énfasis en el proteccionismo. De hecho, explicó un montón de veces que él está en favor del libre comercio. Lo que pasa es que, en el caso específico de China, lo que él dice es que hay un déficit fiscal en relación con las exportaciones y las importaciones comparadas de Estados Unidos hacia China y viceversa que es demasiado desproporcionado. Eso le da un poder económico a China que no merece, sobre todo porque, y esto es una cuestión muy de los republicanos, China no es una democracia, es un país que está manejado por el Partido Comunista de China de una manera bastante dictatorial. Otro punto fundamental es que hace muy pocos meses se empezó a hablar de que explotó la burbuja inmobiliaria en China, que era un poco el 70% del famoso éxito de la Revolución China. ¿Se acuerda de que hay mucha gente que ha dicho que desde que China abrazó el capitalismo le está yendo mucho mejor? Bueno, en realidad es una cuestión medio híbrida, porque por un lado ahora los chinos pueden comprar y vender los derechos para utilizar un inmueble, sin embargo, la propiedad privada sigue sin existir. Es decir, los chinos realmente no son dueños para siempre de una tierra o de un inmueble. Eso es algo que no es muy claro fuera de China para los occidentales. Entonces, al Trump presionar un poco dejando de tener esa balanza comercial súper conveniente, el supuesto éxito económico de China se cae. Eso es algo de lo que no mucha gente está hablando.
No creo que Trump sea proteccionista. Sí le gusta, por supuesto, que a los trabajadores con niveles de ingreso bajo o medio les vaya bien. Eso es cierto y son los protagonistas del voto hacia Trump. Pero Trump lo que va a buscar es que el consumidor americano siga teniendo los mejores precios, nacionales o importados, pero siempre los mejores precios. Porque, de hecho, la amplia mayoría de la gente que en general no entiende mucho de política sí entiende que cuando iba a comprar la comida y le iba a poner combustible a su auto, cada mes le salía más y que le estaba empezando a costar llegar a fin de mes con un dólar que ya no era tan fuerte a nivel mundial, con una inflación anual que se multiplicó por cinco. Lamentablemente, los argentinos estamos acostumbrados a vivir con inflación porque hemos vivido prácticamente toda la vida con un esquema inflacionario, pero para los americanos eso era algo nuevo y realmente muchos no sabían qué hacer. Lo que sí tenían claro es que el modelo de la supuesta presidencia de Biden, porque yo creo que se hizo muy claro que Biden no era el presidente, no les estaba dando la economía que necesitaban. Esa es la realidad y por eso los demócratas perdieron como perdieron de manera tremenda.
Trump se pone firme diciendo que de ninguna manera va a permitir que se desvíen miles de millones de dólares para la guerra en Ucrania. Esta fue el motivo por el que el mundo, incluso la región de Latinoamérica, sufriera las consecuencias del aumento de los insumos. ¿Se puede detener ese conflicto? ¿Lo conseguirá Trump? ¿Cuál será el impacto para la región?
Creo que sí, porque si uno mira cómo este hombre en Ucrania está financiando la guerra, lo está haciendo solamente con dinero de los Estados Unidos y con dinero de Europa, o sea todo el Primer Mundo. Si esa ayuda se termina, obviamente va a haber que encontrarle una solución. Creo que Trump, por lo menos, tiene buena onda como para hablar con Putin. Creo que Putin respeta a Trump, mientras que a los demócratas se les moría de risa en la cara. Eso es una diferencia importante. Está claro que el que tiene más capacidad porque tiene el respeto de Putin es, precisamente, Trump. Eso lo dijo él en el debate con Kamala Harris. Fue clarísimo, le dijo: “La mayoría de los líderes de las potencias beligerantes del mundo se mueren de risa de ustedes como gobierno de los Estados Unidos, y cuando estaba yo me respetaban, dialogaban conmigo”. Supuestamente Trump iba a ser el presidente que declarara todas las guerras y fíjense que fue todo lo contrario. Empezando por Obama, que le dieron el premio Nobel de la Paz y declaró guerras. Con Trump pasó todo lo contrario. Iba a ser el gran presidente de las guerras e hizo todo lo posible por mantener la buena comunicación, la diplomacia. En ese aspecto, creo que es importante que él sea un líder exitoso en materia de negocios, porque él no es un político nato. Sí tiene la capacidad de distinguir quién es un buen asesor y quién no, pero no hay dudas de que tiene la capacidad de negociar. Eso hoy en día se necesita para mantener un mundo en paz, Yo creo que Trump tiene esa capacidad y lo va a lograr.
Hay quienes dicen que Trump allá arriba y Milei acá abajo son los abanderados en contra de la Agenda 2030. ¿Usted qué opina al respecto?
Estoy de acuerdo. Los dos tienen muy claro que la Agenda 2030 es muy perniciosa, sobre todo para los países occidentales. Atenta contra muchas de las instituciones que hacen de nuestros países el éxito que han sido, por lo menos con relación al resto del mundo, respecto de la libertad, la democracia, la república y la división de poderes. Creo que es una agenda que busca erosionar la soberanía de cada uno de los países. De alguna manera, entiendo la creación de un gobierno global, muchas veces usando todos estos recursos que hablábamos antes, las agendas LGBT y demás. Por ejemplo, se podría decir que la agenda abortista tiene que ver con esa obsesión que tienen estos líderes mundiales en la sombra, de que va a haber demasiada población en el mundo cuando los últimos números están dando que cada vez nacen menos niños. De hecho, la población de la tercera edad cada vez vive más años, con lo cual se está dando un efecto que es todo lo contrario. O sea, no vamos a necesitar más alimento porque no hay una tasa de recambio de personas grande, como decían que íbamos a tener. Después, la cuestión de la pelea entre hombres y mujeres tiene que ver con la destrucción de la familia tradicional. Todo eso hace que la gente necesite cada vez más de su gobierno, que cada vez haya gobiernos más grandes con impuestos más fuertes y las economías se frenen, lamentablemente. Tanto Milei como el presidente Trump tienen la capacidad de ver eso y poner su grano de arena, cada uno salvando las distancias. Por supuesto que no hay punto de comparación entre el tamaño político y económico de Argentina y el de los Estados Unidos, pero sí está claro que podrían llegar a liderar un cambio que tiene que ver con recuperar la libertad, volver a tener economías exitosas y de alguna manera hacer respetar la República, la división de poderes, que la verdad es que venía medio erosionada en toda la región, incluyendo los Estados Unidos.
Trump anunció que no va a ir en contra de la ley de despenalización del aborto. ¿Qué lo llevó a cambiar?
No se puede decir que Trump es un libertario, pero sí se puede decir que es un hombre que respeta la libertad individual, porque es el espíritu de la Constitución americana. Roe vs. Wade había sido el fallo histórico de la Corte Suprema, en el cual se falla en favor del aborto. Muchos años después se dieron cuenta de que la persona principal, que era la persona demandada, había mentido. O sea que todo estaba basado en una mentira y básicamente se revierte, pero ya muchos años después de que el gobierno federal estaba gastando un montón de dinero en pastillas anticonceptivas y sobre todo en pagar abortos. Entonces hay una diferencia muy grande, más allá de lo que uno piense. El que quiere prohibir dice que está mal a abortar porque uno está asesinando a su bebé, y el que piensa que tiene derecho a abortar normalmente dice: “Yo tengo derecho a abortar porque ahí no hay un ser humano todavía completo, sino que son una serie de células que están en proceso de serlo”. Si lo hago antes de cierta cantidad de tiempo, en principio no habría una persona completa, entonces no lo ven como un asesinato. Son dos versiones, depende mucho de la convicción religiosa de cada uno, también. En principio, en los Estados Unidos, hace muchos años, se podía abortar dentro de los primeros tres meses, pero en los últimos años lamentablemente ya se estaba dejando abortar en el séptimo u octavo mes, lo que ya era bastante mal percibido en general. Parecía un poco mucho matar a una persona de siete meses. Usted sabe que hay muchos bebés que nacen sietemesinos o con ocho meses y andan perfectos. Después de unos días en la incubadora andan fantásticos toda la vida. Entonces, precisamente, lo que Trump plantea es que cada uno haga lo que pueda, lo que le parezca mejor con base en su conciencia, que deje de ser un problema federal y que pase a ser cien por ciento de los estados. “A mí, como presidente –dice Trump–, no me pidan fondos para ninguna de las dos cosas. No me pidan que yo pague pastillas anticonceptivas o que yo pague los abortos”. También había de fondo un negocio que en algún momento saldrá a la luz: cuántos miles de millones de dólares hacen las clínicas abortistas que hay a lo largo de todo el país.
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