Comienza un nuevo año electoral, en el que el Frente Amplio, que hacía tiempo que no le tocaba comparecer como oposición a los comicios nacionales, se juega la vida al llegar como favorito.
En esta oportunidad y por primera vez en mucho tiempo, se presenta una interna más que atractiva para los frenteamplistas, en la que los intendentes de los departamentos más poblados del país competirán por una candidatura que –en principio– los dejará más cerca de la Presidencia de la República que cualquier otra.
A principios del año pasado y de manera muy apresurada, la Vertiente Artiguista anunció su respaldo a la precandidatura de Yamandú Orsi, incluso antes de que lo hiciera el sector al que pertenece el intendente canario (MPP). En esa forzada jugada para mostrar al jefe comunal como un precandidato moderado, empezaron a aparecer las primeras contradicciones de Orsi, quien es tildado de “tibio” en filas opositoras. Orsi, al pertenecer al sector de José Mujica y en búsqueda de ganar las internas, se muestra nacionalista, radical y hasta llega a insultar al presidente Luis Lacalle Pou, calificando a su gobierno como “narco”. Sin embargo, como se visualiza en la segunda vuelta electoral compitiendo por los votos no ideológicos, se muestra internacionalista, moderadamente batllista y bien educado. ¿Cuál es el Orsi real, el que nació en la cuna del MLN-Tupamaros o el que intenta ser una mezcla entre Tabaré Vázquez y Julio María Sanguinetti?
En ese mar de contradicciones es que aparece Carolina Cosse, fría, calculadora y muy inteligente a la hora de decidir sus pasos en política, pues no le ha errado nunca y todo lo que hace le permite ser cada vez más visible para alcanzar su próximo objetivo. Cosse, quien astutamente se alió al Partido Comunista pasada la interna de hace cinco años, logró construir una figura de resistencia al gobierno actual desde la Intendencia de Montevideo. Al contrario de Orsi, no titubea un segundo cuando tiene que ser firme en sus declaraciones y no le interesa quedar bien con quien sabe que no la va a votar. Ella se muestra tal cual es. Puede entrar en enredos, como le sucedió con firmar el plebiscito de la seguridad social, sin estar de acuerdo con su contenido al mismo tiempo. Sin embargo, ella, al contrario de su competidor, siempre es clara a la hora de fundamentar sus decisiones. A su vez, al haber recibido el respaldo de los comunistas, consiguió, en consecuencia y automáticamente, el apoyo del PIT-CNT, que sigue siendo una de las principales organizaciones a la hora de mover masas en Uruguay, cosa fundamental en una elección no obligatoria como las internas de los partidos.
Si bien la interna frenteamplista tiene a esos dos protagonistas, en las sombras se mueve el presidente de esa fuerza política: Fernando Pereira. Como Lula en Brasil, pasó de líder sindical a la política partidaria. Es cierto, desde el principio Pereira dijo que no buscaría ser presidente de la República en esta oportunidad y cumplió (cosa rara en la política uruguaya), pero sería iluso pensar que no proyecta una candidatura presidencial a largo plazo. Es una figura que está siendo destacada en la interna de la militancia del Frente Amplio por su capacidad de generar espacios de trabajo y la tenacidad con la que le subió la moral a la fuerza política. Recordemos que los primeros dos años de Lacalle Pou, hasta que Pereira asumió su cargo partidario, el Frente Amplio no sabía cómo pararse en la oposición y aún digería la derrota de 2019. Muchos pensarán que su radicalidad no le sirve, pero mientras no anuncie que busca proyectarse a nivel de la política nacional, no es algo que le juegue en contra. ¿Se imaginan que alguien le hubiera pedido moderación a Mujica antes de 2009?
En conclusión, si bien hoy las encuestas dan a Yamandú Orsi como el favorito en las internas del Frente Amplio, incluso si gana la elección presidencial, quienes más tiene para ganar en estos comicios dentro del Frente Amplio son Carolina Cosse y Fernando Pereira, quienes sí han demostrado tener liderazgo propio y firmeza que podrán capitalizar a largo plazo. El candidato del MPP, quien fue un invento de Mujica y Alejandro Sánchez ante la muerte política anticipada de Raúl Sendic y que ahora es anfitrión de cenas de diez mil dólares en el Enjoy, incluso si gana la elección, dudo mucho que logre siquiera ser el nuevo líder de su propio sector, para lo que pareciera venirse preparando mucho mejor el senador Sánchez (aunque la caída del MPP es tema para otra columna de opinión). Quizás Orsi tenga suerte a nivel personal y los uruguayos terminemos con una especie de Alberto Fernández oriental en el poder, buscando quedar bien con el mundo entero y quedando mal con todos al mismo tiempo. Que tenga ojo el canario, no sea cosa que se lo coma la leona…
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