Aunque siguen existiendo diferencias en la definición de usura, en la época moderna el debate alcanzó un punto culminante a fines de la década de 1780, en los albores de la revolución industrial, cuando se produjo un famoso intercambio entre Jeremy Bentham y Adam Smith.
A pesar de toda su fe en un sistema de libertad natural, Smith demostró no estar de acuerdo con que las tasas de interés fluctuaran libremente. En el otro extremo, Bentham argumentó que cualquier otra alternativa iría en detrimento del bienestar de la sociedad. En las primeras cuatro ediciones de su obra La riqueza de las Naciones, Adam Smith brindó su apoyo a los topes impuestos por el Estado sobre las tasas de interés. Para disgusto de muchos de sus seguidores de entonces y de ahora, Smith pensó que el 5% era más que suficiente como tasa de interés de un préstamo en Gran Bretaña.
El principal argumento de Smith a favor de un límite se encontraba en el temor de que a una tasa legal más alta como “ocho o diez por ciento . . . la mayor parte del dinero prestable terminaría en manos de pródigos y especuladores, que serían los únicos que estarían dispuestos a pagar tan alto interés”. Smith estaba convencido de que como resultado, “una gran parte del capital del país sería… arrojada en las manos de aquellos que más probablemente la malgastarían y destruirían”. Por el contrario, un techo prudente de los tipos de interés garantizaría la seguridad del dinero de los acreedores y el uso productivo del “capital del país”.
En 1787, Jeremy Bentham plasmó su Defensa de la usura en una serie de cartas, explícitamente con ello intentando convencer a Adam Smith de que renunciara a su apoyo a los límites en las tasas de interés. Pero en la última edición de La riqueza de las Naciones, que apareció en 1789 cuando el economista escocés todavía vivía, quedaron los pasajes sobre la usura sin ningún cambio. Desde un punto de vista superficial, este asunto podría verse como una disputa menor entre un maestro en decadencia (Smith murió en 1790) y un discípulo demasiado ambicioso (Bentham reconoció en la Defensa que todo lo que sabía de economía política se originó en los trabajos de Smith). Ciertamente este punto de vista es adoptado a veces por aquellos que se avergüenzan del apoyo de Smith a una intervención tan agresiva en los mercados financieros. Sin embargo, la discusión tuvo un impacto fundamental. Gilbert K. Chesterton (1933), por ejemplo, identificó el ensayo de Bentham sobre la usura como el comienzo del “mundo moderno”.
Extraído de “From Usury to Interest”, Joseph Persky, Journal of Economic Perspectives
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