Con esa ilusión vio la luz el primer número de La Mañana, el 1° de Julio de 1917. Con vocación a perdurar en el tiempo, un grupo de ciudadanos unidos sólidamente a principios filosófico-político comunes, fundaron en aquellos turbulentos tiempos este nuevo medio de prensa, en el entendido de dar a la causa que los unía “lo mejor de sus entusiasmos y lo más puro de su interés”, como reza en su primer editorial.
Y si nosotros podemos evocar 104 años después lo que significó este desafío, es porque el pasado sábado 26, cumplimos el segundo aniversario de la reconquista de este jirón de una historia periodística de la que todos tendríamos que sentirnos orgullosos.
Hoy que la ética de informar ha decaído a extremos alarmantes en los principales medios del mundo. Hoy que desde una de las principales cadenas como la alemana DW se dice sin ningún sustento, que en Uruguay peligra la libertad de prensa basándose en la sola opinión del director de un medio que aparentemente fue adquirido por un cuestionado empresario europeo. Nos preguntamos con preocupación, qué ha sucedido con el respeto que hasta no hace mucho expresaba la gran prensa mundial para referirse a nuestro país. ¿Qué intereses habrá herido la otrora “tacita del Plata”? ¿Tendrá que ver con el prudente manejo que se le ha dado al año y medio de pandemia o con la eficiente adquisición las vacunas?
En esta emblemática fecha, nuestro especial saludo a todos los que han hecho posible que este medio en clave de semanario, miércoles a miércoles, recupere los valores de un periodismo serio y responsable que hicieron grande y confiable a nuestro pequeño país.
Congratulaciones a todos los que con su tesón y su trabajo han logrado en estos dos años, superar los obstáculos iniciales, propios de toda publicación que comienza a abrirse camino.
Felicitaciones a los que allí escriben y expresan ideas independientes, los que diagraman y ponen su talento no solo en la clásica edición en papel, sino fundamentalmente en la cambiante realidad del mundo digital.
A los que semana a semana colaboran con la distribución.
A los que desde la imprenta desafían las madrugadas.
A los que aportan ideas, a los que desarrollan tareas administrativas, a los que marcan rumbos.
A los anunciantes que colaboran para llegar a nuestros lectores con la edición impresa.
A los oyentes que cada sábado nos escuchan en La Voz de La Mañana por radio Oriental.
A todos ellos les hacemos llegar un cálido abrazo.
Al mismo tiempo queremos, enfatizar la búsqueda de los espacios de encuentro, mostrar los matices de la realidad y destacar a las personas y organizaciones que realizan buenas acciones para la comunidad, provengan de donde provengan.
El empleo y la cultura han sido pilares fundamentales de esta nueva publicación que aspira a ser la prolongación del tronco principal. Basta con recordar la mayoría de las portadas. Son el reflejo del Uruguay que queremos, donde la dignidad del trabajo y de los valores vayan forjando los cimientos del futuro… Cerramos con optimismo este doble homenaje -a la fundación y a la reconquista- con un pasaje que Pedro Manini Ríos su fundador, escribía con realismo político, hace más de cien años, como primer editorial.
“La Mañana aspira a la permanencia… Los hombres son víctimas generalmente de los propios sucesos que se han propuesto regir. Ellos los juntan y los separan, los dividen y los coaligan en la eterna y a la vez fecunda disputa de la vida pública; ellos desconciertan sus cálculos y huyen a sus previsiones; destruyen sus quimeras, abaten sus jactancias, fulminan sus idolatrías, e imponen a la corta o la larga el determinismo implacable y brutal de sus misteriosas decisiones”.
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