Como otros teóricos políticos clásicos, Tucídides (c. 460-c. 400 A.C.) veía la política como una cuestión moral. La pregunta esencial que se plantea es determinar si las relaciones entre Estados -para los cuales el poder es crucial- pueden también ser guiadas por principios de justicia. Su Historia de la Guerra del Peloponeso presenta un relato de la guerra entre Atenas y Esparta (años 431 y 404 A.C.), y en gran parte consiste en discursos de personajes que argumentan lados opuestos de una determinada cuestión. El “Diálogo de los melios”, que es una de las partes más frecuentemente comentadas de esta obra de Tucídides, presenta el clásico debate entre los puntos de vista idealista y realista: ¿puede la política internacional basarse en un orden moral derivado de principios de justicia, o seguirá siendo para siempre el escenario de conflictos entre intereses y poderes nacionales? Para los melios, que emplean argumentos idealistas, la elección es entre la guerra y la sumisión. No desean perder su libertad y, a pesar de ser militarmente más débiles que los atenienses, están dispuestos a defenderse. Basan sus argumentos en un llamamiento a la justicia, que asocian con la equidad, y consideran a los atenienses como injustos. Son piadosos, creyendo que los dioses apoyarán su justa causa y compensarán su debilidad y confían en las alianzas, pensando que sus aliados, los espartanos, les ayudarán. De ahí que se puedan identificar en el discurso de los melios elementos de la visión idealista o liberal del mundo. El argumento ateniense se basa en conceptos realistas como la seguridad y el poder, y se asienta en el mundo como es y no el que debería ser. Los atenienses hacen caso omiso de todo discurso moral e instan a los melios a reconocer su inferioridad militar, y evaluar las posibles consecuencias de su decisión para su propia supervivencia. Parece haber una poderosa lógica realista detrás de los argumentos atenienses, pero esta resulta ser deficiente. Melos, un estado relativamente débil, no supone ninguna amenaza real para la seguridad de Atenas. La eventual destrucción de Melos no cambiará el curso de la Guerra del Peloponeso, que Atenas perderá unos años después. En Historia de la Guerra del Peloponeso, Tucídides muestra que si no es utilizado con moderación y sentido de justicia, el poder provoca el deseo incontrolado de más poder. Eventualmente, los atenienses terminarán sobreestimando su fuerza y serán aniquilados en Siracusa (Sicilia), demostrando la miopía de la lógica interesada.
Extraído de la Enciclopedia de Filosofía de la Universidad de Stanford.
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