Se cerró el primer año de esta legislatura, con las sesiones del día martes en las cámaras de Diputados y de Senadores, más la reunión de la Asamblea General. Fue un año especial, no solo por inaugurar este nuevo periodo de gobierno sino por la situación excepcional de la pandemia.
La atención a la emergencia sanitaria y la necesidad de adoptar medidas para paliar las consecuencias económicas de la pandemia, que agravaron un ya deteriorado panorama social, correspondieron tanto al Poder Ejecutivo como al Poder Legislativo y por ende al conjunto de los partidos políticos.
En este contexto las primeras semanas transcurrieron de manera muy peculiar en el Palacio Legislativo, con sesiones suspendidas y restricciones sin precedentes, mientras en los corredores se cruzaban un montón de desconocidos, entre legisladores debutantes, secretarias, asesores y funcionarios.
Solidaridad y ejemplo
Las expectativas iniciales se vieron interrumpidas, sensatamente, por lo impostergable de contemplar una batería de respuestas frente a la súbita constatación de que centenares de miles de uruguayos entraban al seguro de paro y otros tantos miles acudían a ollas populares. Así se creó el Fondo Coronavirus y se aprobaron varias leyes tendientes a enfrentar la crisis social y evitar el derrumbe total de la economía, un camino muy distinto al de los que pregonaban la cuarentena obligatoria y compulsiva, que solo era posible adoptando medidas prontas de seguridad, extremo que hubiera sido funesto.
Por otra parte, las circunstancias exigían un mensaje de austeridad que fue propiciado además por el nuevo clima de renovación de partidos en las cámaras. A modo de ejemplo, una práctica impropia que se daba en legislaturas anteriores como la utilización sucesiva y sistemática de los diputados suplentes con mero afán recaudatorio, aprovechada por todos los partidos hasta la fecha, fue por fin imposibilitada en esta legislatura al establecerse un límite de sentido común. También en otros gestos, como en el recorte a partidas de prensa y en gastos de cafetería.
Fueron, en conjunto, señales muy bien recibidas por la mayor parte de la población e incluso destacadas en otros países del mundo, que no solo ponderaron la mesura y la buena comunicación del gobierno en el manejo de la pandemia sino también la actitud ejemplar de los representantes de la ciudadanía que en muchos casos difería de la asumida por gobernantes extranjeros.
Marcando un rumbo estable
Con la votación de la ley de urgente consideración, la rendición de cuentas y el presupuesto se estableció la columna vertebral de la coalición republicana a nivel parlamentario. El documento del compromiso país que suscribieron anteriormente los partidos que la integran sirvió de base ya no solo electoral, sino que se trasladó también como intención a la hora de sellar acuerdos en la órbita legislativa y finalmente en varios puntos se volvió realidad.
No faltaron algunos intentos de aprovechar la situación de la pandemia para obstaculizar el tratamiento de la ley de urgente consideración, a través de la postergación de la misma. Por el contrario, fueron el ministro del Interior Jorge Larrañaga y el senador Guido Manini algunos de los principales dirigentes que se manifestaron en su momento exhortando a no demorar el estudio y votación de la misma. Durante las semanas y meses previos, el país asistió atónito a una oleada de incautaciones de droga y de asesinato de policías. Era necesario dar una señal clara de un cambio de rumbo en materia de seguridad, aunque, claro está, no se agota en la LUC, pero era un primer paso.
La rendición de cuentas, por otra parte, tuvo a la coalición alineada en una valoración sobre la gestión del gobierno precedente. Si bien la rendición fue aprobada, se incorporó un artículo que apuntaba contra la gestión socioeconómica del Frente Amplio y durante el debate quedaron en evidencia profundas diferencias entre ambas coaliciones.
Lo anterior quedó reafirmado durante la discusión y aprobación del presupuesto nacional quinquenal. Se plasmaron comunes ideas sobre responsabilidad y progresividad del gasto, sin incurrir en nuevos impuestos como fue prometido en campaña electoral y evitando caer en la tentación de seguir generando deuda externa.
Quizás el mayor éxito que alcanzó la coalición republicana fue el hecho de que tanto la LUC como el presupuesto nacional colmaron las expectativas de cada partido sobre lo posible y lo plausible, aun cuando se marcaron diferencias significativas en varios aspectos que pasaron a ser tratados como leyes separadas o analizadas en comisiones especializadas para alcanzar soluciones legislativas más elaboradas.
En este sentido, los pronósticos agoreros que vaticinaron el rompimiento de la coalición republicana, primero después de la LUC, luego de la rendición de cuentas y finalmente después del presupuesto, fallaron. Y el error radica en que no son etapas que se queman, sino que por el contrario cimientan. Así, las diferencias internas, las contradicciones de la coalición no son una señal de ruptura sino de vida, de movimiento, que permiten por otra parte marcar la agenda pública.
Si no basta con mirar la vereda de enfrente… Años de rígida disciplina partidaria, programa común, candidatos de consenso, pero hoy el Frente Amplio no puede ponerse de acuerdo en definir su presidente, ni en la autocrítica, y quedó desdibujado por dos episodios recientes que marcan la desorientación y la vacilación, tanto en el llamado a sala al ministro Larrañaga como en el referéndum contra la LUC.
Los temas que se vienen
Con la esperanza en que el año 2021 será el del fin de la emergencia sanitaria, podemos vaticinar que el gran tema será el de la reforma de la seguridad social. Vaya si habrá sido una discusión postergada por los últimos gobiernos, que apenas atinaron en las postrimerías a ensañarse selectivamente con alguna de las cajas previsionales, sin capacidad ni interés en ver la totalidad y complejidad del sistema.
En este sentido, uno de los primeros diagnósticos de la comisión de expertos instalada este año ya alertó sobre un tema tabú para los uruguayos: de continuar esta tendencia demográfica, la población se verá reducida drásticamente en las próximas décadas. Abrió los ojos de esta manera a la lenta e inexorable agonía biológica del país. Motivo suficiente para repensar más allá de la seguridad social, en los fundamentos del modelo económico y su base rentista, a tomar definiciones para un nuevo diseño de las políticas de población que animen a revertir la tendencia actual.
Cualquier otro asunto podrá ser muy importante, pero será secundario respecto a aquel. Entre ellos podemos mencionar las medidas para fijar un nuevo precio a los combustibles, normas sobre uso de la infraestructura de Antel, limitación a la actividad forestal, revisión del código del proceso penal, personería jurídica del Pit-Cnt, definición sobre la eutanasia, entre otros asuntos. Los partidos de la coalición republicana tienen matices, posturas convergentes y también totalmente divergentes al respecto. Algunos proyectos prosperarán, otros no, porque así es el libre juego de la democracia y de las mayorías.
El receso parlamentario es un tiempo propicio para una reflexión sobre el disenso. Un hábito social indispensable, amenazado por la fragmentación y crispación que irradian muchas redes virtuales. Los problemas de la gente no se detienen y el trabajo de los parlamentarios tampoco. Pero es importante volver a conectarse y cargar energías para lo que viene.
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