“Algún día sabremos cuáles fueron las circunstancias que lograron esta complicidad. No falta mucho para eso. Seguramente hay cosas muy oscuras”. Esta fue la reacción del senador nacionalista Javier García, futuro ministro de Defensa, ante la tímida respuesta de la cancillería uruguaya al nuevo atropello del gobierno de Maduro contra el parlamento venezolano.
La realidad es que ya sabemos bastante, lo suficiente como para comprender las motivaciones, identificar actores y visualizar cómo funcionaban los diversos operativos. Sabemos una gran parte gracias al sistema judicial y actuaciones policiales de otros países. Pero aspectos sustanciales los vamos conociendo de a poco por los mismos actores, que en algunos casos parecieran no darse cuenta de la gravedad de haber permitido que el sistema financiero uruguayo albergara por tanto tiempo el virus de la narco-corrupción bolivariana.
En febrero del año pasado, el gobierno de Nicolás Maduro intentó sortear las sanciones que pesan sobre su sistema financiero utilizando a la filial del Bandes en Uruguay. Según denunció Juan Guaidó, existió un intento de transferir USD 1.200 millones de la cuenta que Bandes Venezuela tenía en un banco europeo a la cuenta de Bandes Uruguay. “En este momento el régimen trata de seguir robándonos el dinero, están tratando de mover desde Bandes el dinero que estaba en una de las cuentas a Uruguay”, denunció Guaidó a la prensa internacional el 2 de febrero de 2019. “El llamado es a Uruguay para que no se preste para que roben parte del dinero; podemos estar hablando de entre 1.000 y 1.200 millones de dólares”, agregó el titular de la Asamblea Nacional.
La gravedad de la acusación motivó que la Comisión Especial de Transparencia y Lucha contra el Lavado de Activos convocara a las autoridades del BCU a explicar lo ocurrido. El diputado Rodrigo Goñi arrancó preguntando por la “llamativa” duplicación en el monto de depósitos de no residentes en Bandes Uruguay, que pasaron de USD 53 millones a USD 98 millones durante 2018, teniendo en cuenta que Venezuela era “un país en crisis, de alto riesgo, con los más altos niveles de corrupción en el mundo, y no lo digo yo, sino Transparencia Internacional”.
A esto la diputada Graciela Bianchi agregó que “con respecto al control del origen de los fondos, a la llegada de estos nuevos clientes suponemos que el Bandes debió́ hacer la debida diligencia. Todos sabemos lo que son los oficiales de cumplimiento, y suponemos que en este caso se trata de clientes vinculados al régimen venezolano. Es difícil que hayan podido pasar por algunos filtros; eso es de sentido común”.
Goñi continuó formulando una pregunta concreta: “¿El BCU no averiguó si hubo algún intento de transferencia de más de un millón de dólares desde el Novo Banco de Portugal hacia la plaza financiera uruguaya y así́ comprobar si tenía verosimilitud o era un disparate absoluto lo que se había dicho?…Yo pregunto concretamente: ¿El Banco Central preguntó si hubo intentos de transferencias desde el Novo Banco de Portugal hacia la banca uruguaya, particularmente, Bandes y BROU, durante los últimos días de enero o los primeros días de febrero de 2019? ¿La respuesta es sí o no?”
El entonces presidente del BCU, Alberto Graña, respondió que eso no era asunto del BCU. “El corresponsal de Bandes en Portugal es Novo Banco; es un negocio entre Bandes y Novo Banco los movimientos que ellos quieran hacer con esos fondos. En términos de practica bancocentralista, nosotros no debemos preguntarle a un corresponsal de otro banco si van o no a mandar fondos”. En concreto, Graña admitía que no era función del BCU averiguar si efectivamente se había producido el intento de transferencia, recordando el tipo de explicaciones sobre la criminalidad a las que Bonomi acostumbró a la población.
Esto provocó la reacción de Goñi, que sentenció: “Si hay determinadas operaciones e intentos de transferencias que sabe todo el sistema bancario involucrado y no sabe el presidente del Banco Central del Uruguay, ahí́ empiezo a dudar del filtro del Banco Central del Uruguay…Si no se me aclaran otras cosas, salgo muy preocupado porque hubo una operación que desde el mismo Banco Central del Uruguay se conoce, por lo menos el rey está desnudo. Todos hablan, también desde el propio Bandes, de esa transferencia que venia del Banco Nuevo de Portugal hacia el Bandes”.
Finalmente, le llegó el turno de dar explicaciones al Cr. Juan Pedro Cantera, superintendente de Bancos, quien explicó con inusitada franqueza que “los negocios que genera el accionista (gobierno de Venezuela), por su actividad en el exterior, los canaliza a través de la entidad subsidiaria que tiene en Uruguay y no a través de otras. En ese contexto tiene un número importante de entidades venezolanas…. que son públicos, y que refieren a depósitos no residentes. Dentro de esos depósitos hay algunos que son de una suma importante de entidades públicas venezolanas, no solo del gobierno central, sino de empresas venezolanas, gobernaciones y distintas entidades públicas que necesitan relacionarse con el exterior y lo hacen a través de Banco Bandes Venezuela y el negocio lo transfiere a través de un negocio en el exterior que es el Banco Bandes Uruguay”. En pocas palabras, Cantera estaba admitiendo que frente a las sanciones que afectaban a su sistema bancario, el gobierno venezolano utilizaba al Bandes Uruguay como una gran caja no registrada, o “caixa dos” al decir de los brasileños.
Pero por si todavía quedaba alguna duda, Cantera se explayó en las motivaciones que llevaban al gobierno venezolano a utilizar Uruguay y no otra plaza financiera. “En 2018 se generan consecuencias en virtud de decisiones del gobierno de Estados Unidos de 2017 por las que declara que determinadas personas están en una lista de posibles infractores a la ley de lavado de activos y del financiamiento del terrorismo. Es una lista que emite el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, pero no tiene la aprobación de organismos internacionales. Es una lista unilateral de un gobierno. Entonces, al perder esa corresponsalía en Estados Unidos, se pierde la posibilidad de usar otras entidades bancarias para hacer la gestión de negocios internacionales y hay un incremento de esa operativa a través del banco en Uruguay”. La declaración de Cantera es la definición misma de lo que constituye una “operación sospechosa” hasta en Togo y Benin, los destinos de exportación de la cocaína procedente de Uruguay. Otro indicio claro de que la arrogancia de los reguladores llega a niveles que pareciera hacerles perder la sensatez.
Por esos días no faltó por supuesto la voz tranquilizadora de Mario Bergara, quien había renunciado a la Presidencia del BCU para competir en la interna del Frente Amplio. Bergara expresó a los medios que resultaba “imposible” que tales movimientos pudieran pasar por el sistema bancario uruguayo, ya que “harían saltar todas las alarmas”. “Hoy estamos muy bien evaluados y conceptuados en esa materia por los organismos internacionales especializados”, expresó Bergara.
Pero como ocurrió con la Dirección Nacional de Aduanas y con el Ministerio del Interior, todo funcionaba “perfecto” hasta que nos chiflaron de afuera. Fue el propio Departamento del Tesoro de los EE. UU., que solo días después anunció sanciones a Bandes y sus subsidiarias, incluyendo al Bandes Uruguay.
La sanción dice textualmente:
“Banco Bandes Uruguay S.A. se encuentra basado en Uruguay. A inicios del 2019, Maduro intento sacar USD 1.000 millones de Venezuela a través del Bandes hacia su subsidiaria en Uruguay, Banco Bandes Uruguay S.A.”.
La mayoría parlamentaria permitió jugar bien de “entre casa”, y responder altivamente a los legisladores de la oposición. Pero el problema trascendió fronteras y los argumentos de Bergara, Graña y Cantera no convencieron a los Estados Unidos. Sería la primera vez que un banco uruguayo, supervisado por el BCU, fuera sancionado por el Tesoro norteamericano por asistencia al lavado de dinero. ¡Linda cocarda!
Al final, los diputados Goñi y Bianchi tenían razón y si el BCU hubiera aceptado el error a tiempo, el país se hubiera ahorrado el bochorno. “Si se hubieran atendido a tiempo las advertencias que le hicimos al Banco Central hace un mes en el Parlamento, se podría haber minimizado los efectos de la sanción impuesta por los EE. UU. al Bandes”, expresó luego el Diputado Goñi
En la próxima entrega analizaremos cómo se otorgó la licencia a Bandes Uruguay para operar, y su rol clave en la intermediación de los negociados con Venezuela.
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