La música trasciende fronteras y tiene una especial forma de hablar a todos los habitantes del planeta. Sin embargo, en los últimos siglos muchos compositores encontraron inspiración en su propia patria. Sin importar si esa inspiración provenía de tensiones raciales dentro de su sociedad o del orgullo nacionalista por su país, estos compositores encontraron una manera de imbuirse de las influencias étnicas para escribir su música.
Alexander Borodin es un compositor ruso del siglo XIX que permitió que el nacionalismo influyera en su obra, y junto al resto del grupo de “Los cinco poderosos”, buscó incorporar en sus composiciones música folclórica rusa, entre otros elementos nacionales.
Una de sus famosas obras, aunque inconclusa, es la ópera “El príncipe Igor”, que cuenta la historia del príncipe Igor y su hijo, quienes emprenden una campaña militar contra la tribu nómada de los Polovtsi. A pesar de que terminan capturados, reciben un trato sorprendentemente bueno por parte de los nómadas.
Más tarde en la ópera, el príncipe Igor escapa dejando atrás a su hijo que ya para ese entonces está enamorado de una joven de la tribu. Para preparar esta composición, Borodin investigó la música folclórica de las tribus nómadas rusas.
Jessica Lorey, crítica musical norteamericana
TE PUEDE INTERESAR