Estas humildes palabras están dirigidas a los cabildantes de a pie o de infantería, como muchas veces se dice, y de los cuales formo parte. Y nada mejor que publicarlas en este medio de prensa, fundado por Pedro Manini Ríos en épocas muy difíciles para desafiar a un agigantado don Pepe y décadas después renacido en 2019 por el enorme esfuerzo y virtud de Hugo Manini Ríos (¡cómo se extraña su palabra!) y siguiendo asimismo en la línea del notable editorial de la edición del 30 de octubre.
No son necesarias demasiadas palabras, todo lo contrario, más bien es tiempo de serena, auténtica y honesta reflexión. El mundo sigue existiendo y en ese mundo Cabildo Abierto, a pesar de su dura derrota electoral, sigue estando presente para disgusto de muchos caranchos globalistas que desde el primer momento lo miraron con aversión y casi hasta con odio. Por ende, es deber nuestro que permanezca, porque representa ideales que los grandes personajes mencionados en el citado editorial siempre sostuvieron y muchos orientales adherimos, no solo ahora sino desde siempre puesto que son imperecederos.
Ya habrá tiempo de estudiar otras cosas, planes, proyectos, etcétera, lo más relevante actualmente es apoyar, alentar, ayudar a nuestros dos diputados y hacerlos sentir que no estarán solos en un entorno un tanto hostil pero que ellos ya conocen.
No hay que caer en la tristeza por lo que ya no fue. Después de todo, vale la pena recordar lo que dijo otro grande de comienzos del siglo XX y cuyas palabras leemos semana a semana, edición a edición: “Reformarse es vivir”, José E. Rodó. Así sea.
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