Día de la madre
El 2020 fue un año diferente, con pandemia por medio, se suspendieron o postergaron fiestas, eventos, cumpleaños y alguna que otra fecha específica como es el Día de la Madre. Fecha que generalmente se festeja el segundo domingo de mayo y en esa ocasión, ante la consternación de muchas familias, se pospuso para el 7 de junio, debido a que no había comercios abiertos y la gente se encontraba en cuarentena autoimpuesta. La mayoría de las madres igualmente celebraron y saludaron su día el domingo 10 de mayo.
En 2021 seguimos en la misma situación a pesar de una circunstancia aún más compleja, dado el aumento de casos positivos y lamentablemente el elevado número de personas fallecidas a causa de la cruel enfermedad.
En medio de tanto dolor y desconcierto este año contamos con este esperado día como un bálsamo que enjuague esta pesadilla que el destino nos impuso. Influyó mucho menos que los comercios esta vez no se encuentran cerrados, que irrefrenable necesidad de volcar los sentimientos profundos del alma, en dar satisfacción al significado de tan Magna fecha.
Mi conclusión es que el año anterior estábamos asustados y nerviosos, se trataba de un virus nuevo, había incertidumbre con respecto a cómo afectaba la salud y a qué sucedería a nivel económico y a pesar de que en la actualidad no existe total certeza de nada, sí sabemos cómo manejarlo de mejor forma y aprendimos a convivir con las restricciones y protocolos necesarios.
Una muestra más de que el ser humano se adapta y perfecciona su estilo de vida en situaciones límite para continuar avanzando.
Carolina Machado
El “Laico Oficio”
Leyendo la edición del 5 de mayo del corriente, a través de una de las siempre interesantes notas de Fdz. Texeira Nunes, me enteré del proyecto de creación de un “Consejo de Laicidad”. No soy experta en el tema, pero aprovecho este generoso espacio a la libertad de opinión que ofrece La Mañana para hacer algunas reflexiones.
Disponible en Internet el proyecto del exsenador Bordaberry, supongo que es el que ha presentado el partido colorado hace unos días. Descuento la buena intención pero dejaré planteadas algunas dudas.
La exposición de motivos compara el instrumento propuesto con “algunas soluciones legislativas recientes creadoras de instituciones para la protección de derechos”. Si se refiere al INDDHH, juzgue el lector por sus frutos. Consulte el lector su integración inicial.
Un bisturí en manos de un experto cirujano puede salvar una vida, si lo esgrime un asesino serial es un arma mortal, y otros lo pueden usar para sacar punta a un lápiz. ¿Qué va a hacer ese Consejo de Laicidad? ¿Retirar el nombre de Cte. che Guevara a la sala en la facultad de Arquitectura? No creo.
La Ley de ANEP, establece que “La educación estatal se regirá por los principios de gratuidad, de laicidad y de igualdad de oportunidades, además de los principios y fines establecidos en los títulos anteriores. Toda institución estatal dedicada a la educación deberá velar en el ámbito de su competencia por la aplicación efectiva de estos principios”. ¿No dice claramente a quién corresponde la responsabilidad si esos principios son violados?
¿Para qué queremos un “Consejo de Laicidad”? Otro monstruo montado en ancas del estado. ¿Para colocar amigos que no encontraron sitio en algún otro lado?
Si las autoridades no cumplen su cometido deben ser removidas.
Seguir inflando la burocracia estatal para suplir debilidades, omisiones, o connivencias, no es el camino. Y menos a costillas del “pueblo que anda y arde en la calle”, como dijera Luis A. de Herrera.
Esperemos que prive la cordura.
Atentamente
María Eugenia Pérez
Comerciante preocupado por precios de frontera
He analizado con detenimiento las diferentes propuestas presentadas para mitigar el problema de competitividad que enfrentan los comerciantes de los departamentos limítrofes con Argentina y Brasil.
Cabildo Abierto presentó su proyecto en julio del año pasado, hecho que llamativamente tuvo poca difusión.
Según expresó el senador Manini la semana pasada, el proyecto fue remitido recientemente al Poder Ejecutivo para su análisis.
El senador Botana del Partido Nacional presentó en estos últimos días un proyecto que también intenta atacar el problema que aqueja nuestra actividad. Tanto el proyecto de Manini como el de Botana intentan resolver el problema de todos los comerciantes, a diferencia de otros que solo parecerían estar preocupados por los free shops. Como si el resto de los comerciantes no generaran empleo.
Valoro los esfuerzos de ambos senadores y como comerciante desearía que lograran unificar sus propuestas, ya que ambos proponen mecanismos novedosos que podrían compatibilizarse.
Existen en particular algunos productos de procedencia argentina cuyo precio en plaza es varias veces superior al de su país de origen, diferencia que no es posible explicar por los fletes o impuestos de importación. Este tema debería caer bajo la jurisdicción de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia, organismo que debería involucrarse para analizar la formación de algunos precios de importación que afectan seriamente el poder adquisitivo de la población en beneficio de unos pocos importadores que generan poco empleo y menor valor agregado a la economía.
Las regulaciones actuales están, por defecto, creando una barrera de protección a los incumbentes que así logran una posición de mercado artificialmente favorable. Esto podría implicar situaciones de márgenes extraordinarios para algunas de esas empresas que importan en exclusividad.
Es hora de considerar de una buena vez los problemas que tienen los departamentos fronterizos. Entendemos que estos proyectos son paliativos mientras el país logra ser competitivo. Pero para nosotros es la vida o muerte. Sino ya verán qué pasará con los comercios salteños o sanduceros cuando se abran los puentes. Los de la frontera con Brasil ya están agonizando.
Gaspar Reina
¿Huevos blancos o colorados?
Se trata de un problema existencial cada vez que vamos a la despensa a comprar alimentos. ¿Por qué algunos huevos tienen cáscara blanca y otros colorada? A lo largo de la historia han circulado varias teorías sobre esta diferencia. Una de ellas sostiene que los huevos blancos son de menor calidad, hipótesis que la ciencia ha logrado descartar. Lo mismo ocurrió con la hipótesis de que podría tratarse de una forma de camuflado para protegerlos de depredadores. Un estudio reciente por investigadores de la Universidad de Long Island logró identificar a la temperatura ambiente como un factor determinante, observando que las aves que habitan en climas más fríos producen huevos de colores más oscuros. Sin embargo, todo criador de gallinas experimentado sabe que el color de la cáscara depende principalmente de la raza del animal. Las gallinas blancas suelen ponen huevos blancos y las coloradas ponen huevos colorados.
Algo similar ocurre con las ideas de algunos connotados referentes históricos de la política nacional. Si uno se los cruza en una escalera, no puede determinar si están subiendo o bajando. Sin embargo, sus conspicuas propuestas inevitablemente dejan en evidencia el pelaje de procedencia. Hace pocas semanas un distinguido economista –de cáscara blanca– propuso un aumento de impuestos como la solución al problema fiscal, al parecer sin tener en cuenta que eso va a contrapelo de lo que recomiendan todos los expertos. Los eventos en las calles de Colombia en estos días muestran las consecuencias de llevar adelante propuestas de este tipo en medio de la pandemia. ¿Queremos realmente jugar con fuego? ¿No observamos lo que ocurre en Chile y Perú, otrora maravillas del dogma neoliberal?
Los de cáscara colorada no se quedaron atrás y hasta llegaron a presentar una propuesta de suba de impuestos al presidente de la República. Esto motivó a otro rabanítico referente que, desde el descanso de la escalera, acudió raudamente a criticar lo que a su entender podía ser interpretado como un intento de desmarcarse del gobierno. Al regresar a su zona de confort en medio de la escalera, comenzó a reflexionar sobre una pregunta existencial: ¿existirán huevos púrpuras? Porque si ello fuera así, la ciudadanía necesitaría un liderazgo que representara al nuevo pelaje.
Juan Rabanelli
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