Todas las semanas se revela en Chile un caso nuevo de colusión entre empresas, como forma de obtener rentas extraordinarias a costa de la población o mismo de otras empresas que no gozan de tanto poder. Este tipo de prácticas se encuentra entre los factores determinantes del malestar social que se fue acumulando en el país trasandino y terminó con las violentas manifestaciones de hace dos años. El último caso es el de las empresas transportadoras de caudales, a las cuales se les acusa de ponerse de acuerdo para lograr aumentos de tarifas con sus clientes: los bancos. Días antes, el SERNAC (defensa al consumidor) anunció que había detectado que varios bancos estaban cambiando las condiciones pactadas en sus créditos hipotecarios, intentando traspasar el aumento en el costo del crédito a las familias que habían contratado hipotecas a tasa fija. En el pasado ya la Fiscalía Económica había encontrado casos probados de colusión en industrias alimenticias, navieras, farmacias y hasta empresas productoras de papel higiénico.
En Uruguay existen síntomas de que este fenómeno va también difundiéndose en varios sectores de la economía. El fenómeno es quizás menos visible en las zonas costeras de Montevideo, pero basta adentrarse un poco en la ciudad para ver que existe una gran diferencia de precios en algunos rubros entre lo que viene de contrabando y lo que se consigue en plaza. En muchos casos se trata de exactamente el mismo producto, no de un sustituto inferior, y que se consigue a mitad de precio. La mejor política antiinflacionaria en este momento debería ser introducir mayor competencia en esos rubros en que puede existir colusión. Y ante la duda, menos regulación es la solución. Esta es la mejor vacuna que nos podemos dar los uruguayos contra la enfermedad chilena.
En definitiva, tenemos que procurar desactivar los mecanismos de captura de rentas que producen el peor tipo de empresario posible, uno que no arriesga ni innova, y que termina siendo muy nocivo para el tejido social. Y que si produce es porque esa función es accesoria al mecanismo de captura de rentas.
Jaime Buchanan
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