Sergio Botana prepara un proyecto de ley que habilite hasta 0,3 de alcohol para conducir vehículos. El Senador agregó que “no tiene explicación científica alguna la prohibición absoluta” y señaló que “todo el mundo coincide en que es una barbaridad el 0,0, cuando en realidad no ha evitado nada”. “Países con 0,5 o 0,8 tienen 20 veces menos muertos por accidentes de tránsito que nosotros. Indudablemente el gran problema no es ese”, dijo.
Por su parte el Ministro de Ganadería también propuso reconsiderar el alcohol cero para conductores y aseguró que volver a un mínimo permitido sería alinearse a la realidad internacional. “No estamos para nada diciendo que la gente puede tomar alcohol y luego manejar, pero el cero absoluto prácticamente no existe”. El Ing. Uriarte afirma que “es ajustarnos a una realidad”.
Desde diciembre de 2015 está en vigencia la ley 19.360, que reduce el nivel de alcohol permitido para conductores de 0,3 a 0 gramos por litro en sangre, lo que ha logrado una notoria disminución del consumo de bebidas netamente nacionales como el vino que consumido en forma moderada son beneficiosas para la salud.
Nos provoca estupor que el líder del sindicato de la bebida Richard Read, califique estas propuestas como un “canto al populismo y jugar para las tribunas”, cuando él en toda su trayectoria ha sido un gran lobista de las multinacionales de bebidas como la Coca Cola y la Pepsi y otros tantos productos edulcorados de dudoso beneficio para la salud. Es evidente que esta normativa con ribetes de “ley seca” ha sido decisiva en la mutación de los hábitos de consumo de nuestra población.
No hay que olvidarse que el señor Read no es imparcial en esta toma de posición. Sus benefactores pueden seguir abriendo la mano y obsequiarle otro inmueble en alguna otra prestigiosa ciudad del mundo cosmopolita al que él es tan adicto.
Jacinto W. Pangallo
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