“Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir” Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre
La situación generada por la sequía en todo Uruguay muestra cómo la falta de previsión que viene desde gobiernos anteriores nos está llevando nuevamente a una situación dramática.
Más allá de la arbitrariedad de nuestro sistema pluviométrico, queda patente que en Uruguay no se ha impulsado un programa concreto para acopiar agua y los buenos intentos sólo han avanzado como buenos deseos.
Ya en 2016, el por entonces Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, anunciaba la intención del gobierno de poner en práctica un proyecto de ley de riego, con el objetivo de fomentar el desarrollo agropecuario.
Aguerre, hace seis años, señalaba que llueven 1.300 litros de agua por metro cuadrado al año, de los cuales 500 litros fluyen por las cañadas y los arroyos y terminan en el océano Atlántico, donde se mezclan con las saladas aguas del mar.
Esto en un contexto dónde el agua destinada a riego es 90% utilizada, pero es menos del 5% del agua que escurre. Entre 2006 y 2016, Uruguay pasó de tener 400.000 hectáreas de agricultura a 1,6 millones de hectáreas.
Todo eso significaban diversos desafíos que se esperaban estuvieran contempladas en la reforma de la ley de riego, la cual pasó por el Parlamento, pero si bien fue aprobada, no fue reglamentada por lo que no tuvo mayor efecto.
La situación hídrica no se veía por algunos actores tan crítica y las sequías no se vislumbraban en el horizonte.
El tema se terminaba enfocando en el acuífero Guaraní y la posibilidad de que el agua que tiene fuera un bien de exportación. Pero el detalle es que en Uruguay no se aprovecha a juntar, como reserva, el agua que cae del cielo.
El líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, ha señalado como política de Estado, que esta crisis hídrica debe llevarnos a la implementación de un plan de agua y riego en todo el país. “ Así como se hizo desde 1987 con la forestación, el Estado puede y debe generar las condiciones para la inversión de los productores”, sostuvo, y acotó que “la próxima seca debe encontrarnos mejor preparados”. A su vez, llamó a atender la dura situación que vive el sector agropecuario, principal motor de la economía nacional. “Llegó la hora de instrumentar políticas nacionales que ayuden a enfrentar estas realidades”, dijo.
El gobierno debe realizar un gran esfuerzo en la construcción de represas multiprediales -que no sólo evite la ruina de los productores tanto agrícolas como ganaderos- sino que sirva de escudo de protección a la primera fuente de dónde proviene nuestras de divisas.
El Frente Amplio toma esta triste situación como una nueva bandera para hacer campaña, mirando las elecciones de 2024.
Su presidente, Fernando Pereira, se preguntó que estaba haciendo el gobierno “si todo el Uruguay está pintado de rojo desde hace varios meses y los anuncios meteorológicos no traen buenas noticias”.
A esto se sumó la mesa política de esa coalición de izquierda que se reunió en una sesión el pasado lunes, dónde trató el tema con un informe del diputado Alfredo Fratti (ex presidente del Inac). Este dijo que las medidas del gobierno son insuficientes y propuso levantar el receso parlamentario “para votar leyes que beneficien a los productores”.
Estas críticas nos hacen preguntar qué pasó entonces en los 15 años del gobierno del Frente Amplio y cómo durante esos períodos se prepararon para lo que aseguraban vendría: mayores sequías, por lo que denominan “cambio climático”.
El senador Guido Manini Ríos decía recientemente que “los sucesivos gobiernos no han adoptado las medidas que debieron haber adoptado. Acá se aplicaron planes de la mano del Estado como, por ejemplo, el forestal que generó toda la situación de riqueza que tiene el país, bueno, con el mismo espíritu y para asegurar la riqueza del país hay que implementar este plan de riego que abarque a la gran mayoría de los productores”. Estos hechos llevan a otros como es el despoblamiento de la campaña, con productores que ven perder todo lo que tienen.
Estas reflexiones nos llevan a algunas preguntas:
¿Cuales fueron los resultados de sus propias propuestas, la de 2016 que fueron impulsadas por su ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre?. ¿Cómo el último gobierno del Frente Amplio preparó con leyes y ayudas al campo, para crear reservorios de agua, para algo que ahora se asombran que pase, si ellos mismos señalaban que pasaría?. En definitiva, ¿qué hicieron?. Parecería que poco o nada, y ahora aprovechan el momento para producir una nueva agitación política e intentar conquistar algún voto del campo y no faltará mucho para que comiencen a aparecer las propuestas demagógicas. Llegó la hora de elaborar aplazadas Políticas de Estado para enfrentar un mal recurrente.
Al decir de Manrique, en sus inmortales coplas: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir”. No aprovechar el agua que nos llega desde el cielo, eso es para el campo, el morir.
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