El país atraviesa un momento de condiciones favorables para potenciar sus exportaciones, aunque los industriales alertan sobre la necesidad de un plan de competitividad y reformas estructurales. Por otro lado, las tensiones entre Estados Unidos y China promueven un debate sobre el rumbo estratégico de las relaciones exteriores.
En setiembre de 2021, el presidente Luis Lacalle Pou convocó a los principales dirigentes de los partidos políticos con el fin de anunciar la respuesta positiva de China para avanzar en un estudio de prefactibilidad para un tratado de libre comercio (TLC) entre ambos países. El plan inicial era tener esa información antes de terminar el año, sin embargo, transcurridos ya diez meses no hay novedades de mayores avances.
La Cámara de Industrias manifestó en un documento con aportes para ese estudio que los sectores productivos indicaron mayoritariamente que el TLC con China sería beneficioso para Uruguay pero que existen visiones e intereses muy dispares respecto al impacto del acuerdo en los diferentes sectores. Asimismo, subrayó en sus conclusiones la necesidad de implementar un “plan para la competitividad de la industria exportadora” y realizar las reformas estructurales y cambios necesarios para enfrentar las condiciones de competencia de la mejor manera.
Por otra parte, en un encuentro de economistas, sindicalistas y representantes de la sociedad civil organizado por la Fundación Friedrich Ebert y el Programa de Estudios Internacionales de la Universidad de la República, algunos especialistas estimaron que el TLC pondría en riesgo entre 25 mil y 35 mil puestos laborales de sectores vinculados a la industria, según advirtieron dirigentes del Pit-Cnt.
Otros expertos en comercio internacional consideran que el acuerdo es importante pero que no debe ser de “chino-afinidad”, sino que lo lógico es insertarlo en un programa de apertura global que abarque otros mercados, por ejemplo, a través del ingreso al CPTPP con el Sudeste asiático, los países de la Alianza del Pacífico, Australia, Nueva Zelanda, Japón y Canadá.
China se acerca a Brasil y Argentina
Por lo bajo algunos profesionales vinculados al mundo diplomático aseguran que es impensable un acuerdo de libre comercio con China sin el aval de Brasil y Argentina, dado el gobierno chino no arriesgaría su fuerte vínculo con estos dos socios sudamericanos para cerrar un trato con Uruguay con casi nulo efecto comercial para las dimensiones del gigante asiático. Algo de eso reveló el canciller argentino Santiago Cafiero cuando declaró “nosotros somos importantes para Beijing y ellos no van a oficializar un acuerdo que puede complicar la relación bilateral con Argentina”, según consignó Infobae.
Brasil integra el bloque BRICS junto a Rusia, India, China y Sudáfrica. Recientemente realizaron una cumbre ampliada a la que asistió también Argentina, que informó su intención de integrarse a este grupo de países que promueve, entre otras cosas, un Nuevo Banco de Desarrollo, del que Uruguay es miembro admitido desde setiembre de 2021.
A finales de febrero de este año empezaron a circularon rumores acerca de la preocupación del presidente y alguno de sus ministros por el conflicto en Ucrania y su posible impacto en el TLC con China, en la medida que el país asiático se involucrara y tomara parte en el enfrentamiento. Sin embargo, Lacalle Pou desmintió esa información y afirmó que era “un gran disparate”.
Más adelante, el diputado del Partido Colorado Ope Pasquet planteó rediscutir la pertinencia de avanzar en un TLC con China y se preguntó si en la “nueva etapa de confrontación entre superpotencias que está comenzando” el país cambiaría sus “alineamientos históricos”. Hace pocos días, el economista Ignacio Munyo expresó que “la guerra entre Estados Unidos y China es la que está subyacente y cada vez va a estarlo más” y que “en ese marco el costo de generar un acuerdo de libre comercio con China ha aumentado”.
Analizando el contexto internacional, se puede advertir que desde marzo de 2018 se agravó la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Además, la pandemia desatada en 2020 agudizó la crisis logística mundial. Y en febrero de 2022, justo antes de la invasión a Ucrania, China y Rusia firmaron una declaración conjunta en la que sostienen que las relaciones internacionales están entrando en una nueva era.
Estados Unidos no mira al sur
En mayo de este año, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, realizó una larga ponencia en la Universidad George Washington sobre el enfoque del gobierno respecto a China. Allí menciona textualmente que su país no busca un conflicto o una nueva guerra fría con China y que por el contrario están determinados a evitar ambas cosas, pero que defenderán sus principios e instituciones en todo el mundo. Llamativamente, no hay ni una sola referencia en la larga exposición a la presencia de China en América Latina, aunque sí sobre su vínculo en otras regiones del planeta.
En una reunión virtual, organizado por el think tank Atlantic Council, el canciller uruguayo Francisco Bustillo reprochó la poca atención de Estados Unidos en la región sudamericana. “Cuando nos preguntamos qué puede hacer EE.UU. por el Mercosur, es escucharnos, porque parece que el único que nos escucha es China”, sostuvo. “Es hora de que EE.UU. se preocupe y se acerque más a nuestra región”, agregó.
En el mismo sentido se expresó el presidente Lacalle Pou en una entrevista con la BBC de Londres. “Hoy el gobierno de Estados Unidos no está mirando al sur. Eso es un problema para nosotros. Nos encantaría ser equilibrados”, opinó. Y añadió que los gobernantes estadounidenses “no tienen una visión de América Latina, o creen que tienen una visión de América Latina. Exportamos software. Nuestro primer cliente es Estados Unidos, nuestro segundo creo que es Reino Unido. Pero piensan que desde la frontera en México hasta Tierra del Fuego tenemos todos los mismos problemas y las mismas necesidades”.
Desde hace un año y medio Estados Unidos no tiene embajador en Montevideo. Una de las principales reuniones que tuvo Lacalle Pou en aquel país fue con el enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático, John Kerry, en la que se habló sobre “energías renovables, planes de movilidad eléctrica e hidrógeno verde”.
En tanto, algunos analistas consideran que no debe cerrarse la posibilidad de un relanzamiento del TLC entre Mercosur y la Unión Europea. Las últimas decisiones de los países europeos arrastraron a una crisis de seguridad energética y alimentaria, al punto de que están adoptando decisiones contrarias a las agendas “verdes” que hasta ahora defendían y que trancaban el acuerdo con Brasil por el tema de la Amazonia.
Desde principios de 2020 los precios del petróleo y de los alimentos experimentan una enorme subida y las condiciones externas para Uruguay son muy favorables. No obstante, es evidente que hay un debate, hoy apenas insinuado, sobre la estrategia de política exterior del país que tendrá que darse de manera frontal e inevitable.
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