En marzo de este año, el Comité Internacional de Juristas (CIJ), ONUSIDA y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) publicaron un documento con el objetivo guiar “la aplicación del derecho internacional de los derechos humanos al derecho penal”.
El informe lleva por título “Principios del 8 de marzo para un enfoque del derecho penal basado en los derechos humanos, sobre leyes que prohíben conductas asociadas al sexo, la reproducción, el consumo de drogas, el VIH, la falta de vivienda y la pobreza”.
El documento sostiene que las disposiciones del derecho penal actual consagran “proscripciones discriminatorias” que pueden estar arraigadas en “relaciones de poder desiguales”, que a menudo son un “legado colonial, xenófobo, racista, sexista, clasista, cultural, religioso”. Creen además que la ley y los procedimientos penales contienen “elementos de discriminación incrustados en los roles de género percibidos y las relaciones de poder patriarcal, heteronormativas entre mujeres y hombres”, etc. Así, la legislación penal sería “el producto de las decisiones políticas tomadas al servicio de las relaciones de poder existentes que a menudo afectan a las personas de grupos marginados o desfavorecidos”.
La temática del informe y los términos utilizados ponen de manifiesto la total afinidad de sus autores con la ideología de género.
Los “principios” que este documento establece a continuación “están destinados a fijar un marco legal claro, accesible y operativo y una guía legal práctica, basada en los principios generales de derecho penal y la ley y las normas internacionales de derechos humanos, sobre la aplicación del derecho penal a la conducción asociada con: a) salud sexual y reproductivos, incluido el aborto; b) actividades sexuales consentidas, incluido el sex fuera del matrimonio, las relaciones homosexuales, la actividad sexual adolescente y el trabajo sexual; c) la identidad de género y expresión de género; d) no divulgación de una posible exposición o infección con VIH; e) uso y posesión de drogas para uso personal; y f) falta de vivienda y pobreza”.
El “Principio 16” se titula “Conducta sexual consensuada” y dice: “Las relaciones sexuales consensuadas –independientemente del tipo de actividad sexual, (…) la orientación sexual de las personas involucradas o su estado civil–, no puede criminalizarse en ninguna circunstancia”.
Mucho más preocupante es lo que sigue: “Con respecto a la aplicación de la ley penal, cualquier edad mínima prescrita para el consentimiento de las relaciones sexuales debe aplicarse de manera no discriminatoria. La aplicación de la ley no puede estar vinculada al sexo/género de los participantes ni a la edad de consentimiento para contraer matrimonio. Además, los actos sexuales que involucren a personas por debajo de la edad mínima prescrita de consentimiento para las relaciones sexuales a nivel nacional, pueden ser consentidos de hecho, si no de derecho. En este contexto, la aplicación del derecho penal debe reflejar los derechos y la capacidad personas menores de 18 años para tomar decisiones sobre mantener relaciones sexuales consentidas, y su derecho a ser oídos en los asuntos que les conciernen. Conforme a la evolución de sus capacidades y a su autonomía progresiva, las personas menores de 18 años deben participar en las decisiones que les afecten, teniendo debidamente en cuenta su edad, su madurez y el interés superior, y con especial atención a las garantías de no discriminación”.
¿Habremos entendido bien? ¿Las agencias de la ONU proponen despenalizar las relaciones sexuales entre adultos y menores, poniendo como única condición que éstas sean consensuadas y “no discriminatorias”? ¿Y encima nos recuerdan que debemos tener en cuenta el interés superior del menor? ¿No se les reconoce a los niños su derecho a la inocencia? ¿En que se convertido la ONU? ¿Qué capacidad tiene un niño para dar su “consentimiento informado” a un adulto que le propone tener sexo a cambio de caramelos, dinero, etc.? ¿De dónde salen estos “expertos” juristas? ¿Hasta cuándo los organismos internacionales van a seguir metiendo la nariz en nuestros hogares? Se están metiendo con tus hijos, con tus nietos, con tus sobrinos… ¿Llegará el día en que les digamos “basta”?
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