Entre el 22 y el 25 de febrero se realizó en Santa Bernardina, como cada verano desde hace 114 años, la Expo Durazno, un evento que solía ser de referencia para los pequeños y medianos productores desde su primera edición en 1914.
Durante toda su trayectoria de más de un siglo, las familias de la Sociedad Rural de Durazno fomentaron la que fue considerada la exposición ganadera más importante del interior del país. Así, la Expo Durazno fue posicionándose en la agenda nacional como “el evento antesala de la Expo Prado”.
También hay que recordar que en 2018, allí mismo en Santa Bernardina, se congregaron alrededor de cincuenta mil productores rurales, durante el segundo gobierno de Tabaré Vázquez, como protesta hacia la política económica que se llevaba adelante en el país. Esa instancia terminó configurando al movimiento Un Solo Uruguay, en el que se congregaron productores agrarios, gremiales rurales y organizaciones sociales. Sus reclamos hacia el oficialismo fueron principalmente de índole económica y tributaria, pero también en defensa de la cultura rural, que perdía pie por el vaciamiento del interior.
Nos referimos, justamente, a la pérdida de la experiencia humana y social que tiene Uruguay en la actividad agropecuaria, que lleva más de un siglo mejorando y profesionalizándose, generando un acervo económico, social y cultural cuyo eje, además de los grandes pioneros que introdujeron cambios esenciales para el progreso a lo largo de décadas, ha sido también la familia rural, los productores medianos y pequeños que constituyeron a lo largo del siglo pasado el cerno de la población de nuestra campaña.
En esa línea, el senador Guido Manini Ríos, que concurrió a la Expo Durazno, declaró que “es bueno tomar contacto con la gente de trabajo de nuestro interior, en buena medida responsable de nuestra riqueza nacional. Nosotros queremos escuchar al trabajador de campo, al pequeño y mediano productor, queremos saber cuáles son los grandes problemas que los aquejan”. Dijo, además, que tras recorrer Uruguay durante estos años, “la queja común son los altísimos costos que tiene producir”.
Al mismo tiempo, hizo referencia a algunas de las causas, si bien no las únicas, del vaciamiento del campo: “Recordemos que fue Cabildo Abierto en 2020 quien levantó la bandera de preservar las mejores tierras del país para producir alimentos y no eucaliptus. Pero el lobby económico que está detrás de las forestales se movió y se movió de tal forma que se vetó la ley nuestra. Lo que fue un grave error. Ahí mostramos claramente nuestra preocupación por el pequeño productor que ha sido expulsado por el avance de las forestales, que van a fuerza de dinero porque pueden pagar lo que otros rubros no pueden, y pagan mucho más porque tienen beneficios que no tienen otros rubros, como exoneraciones tributarias, zonas francas, se les hacen infraestructuras, todo eso se les da, que no se les da a los lecheros, no se les da a los granjeros u otros sectores de la economía nacional”.
Paradójicamente, en esta edición, UPM, Montes del Plata (ambas del sector celulósico-forestal) y Minerva (dueña del 65 por ciento de la industria frigorífica) irrumpieron como auspiciantes estelares de la Expo Durazno, quizá como una forma de hacer notar a la ciudadanía que los tiempos han cambiado y que los pequeños y medianos productores uruguayos son cosa del pasado. Aquellas proclamas leídas en Santa Bernardina en 2018 parece que ya no son una bandera, sino apenas una anécdota.
El avance tecnológico y la necesidad de abaratar de costos conllevan irremediablemente a fortalecer la posición de los más grandes, pero eso no quiere decir que los pequeños y medianos productores no puedan ser eficientes. Al contrario, han demostrado estar a la altura de todas las innovaciones. Quizás se pueda decir que hay un desfase entre los beneficios de las grandes superficies frente al de las pequeñas, que se traduce claramente en la formación de precios, y en nuestra pérdida de competitividad consecuente.
Por otra parte, en el caso de la forestación, hay que decirlo claramente, si bien en algunos casos puede trabajar sinérgicamente con otros sectores agrícolas, lo cierto es que compite directamente con la agricultura y la ganadería por territorio. Por eso, más que paradójico es paradigmático que las grandes corporaciones frigoríficas y forestales –que auguran un proceso mayor de extranjerización y concentración– sean grandes auspiciantes de este evento. Es inevitable preguntarse: ¿dónde quedará el lugar de nuestra tradicional gente de campo? ¿Será que nos estamos convirtiendo en un país sin lugar para los chicos?
En un año electoral pocos, a excepción de Manini Ríos, querrán responder esta pregunta, que ni el Frente Amplio ni el Partido Nacional han querido siquiera hacerse. Los datos están a la vista y, como dijo un dirigente de Un Solo Uruguay hace poco para La Mañana, el único partido que recibió los reclamos de los autoconvocados y que además respondió sus propuestas fue Cabildo Abierto.
TE PUEDE INTERESAR: