Ayer por la tarde me llamó un subcomisario de Interpol para que fuera a declarar en calidad de testigo, a pedido del fiscal de lavado de activos Dr. Enrique Rodríguez, por la causa Conexión Ganadera.
He dedicado todo el verano a seguir la ruta del dinero de lo que en parte fue un esquema Ponzi. La intención es que los 4300 damnificados cobren lo que tenían invertido en esa empresa, hoy en liquidación. También busco dar una señal fuerte y me siento acompañado en esto: dejar claro que no puede volver a pasar algo así en nuestro país. El Parlamento tiene que revisar las penas por estafa. Son muy bajas en comparación con otros países y se prestan casi como un incentivo: “En este país nadie va preso por deudas”. También considero que hay que investigar y corregir cosas en BCU, DGI, MGAP, Senaclaft y seguramente otros organismos del Estado.
Cuando escribí el artículo “Des-Conexión Ganadera” en este medio (22/1/2025), supe que estábamos ante un esquema Ponzi. Entiendo que un esquema de esa naturaleza no puede mantenerse por 25 años sin tener un solo atraso. Una posibilidad era que los negocios paralelos a Conexión Ganadera –Stradivarius, el frigorífico Bamidal SA o el Escritorio Basso– contribuyeran.
La otra hipótesis era que alguna “empresa” estuviera financiando un esquema Ponzi por interés. ¿Quién querría mantener una empresa a pérdida por 25 años? Una empresa a la que no le fuera mal negocio perder algo de plata. Empecé, entonces, con la hipótesis del lavado de activos. Comencé a investigar quién podría estar lavando plata a través de Conexión Ganadera. Para eso contacté a amigos en bancos del exterior, busqué otros contactos, visité Florida, hablé con damnificados, parientes y otras fuentes. El trabajo era cada vez más pesado y todo indicaba que podía haber lavado de activos. Empezaron a contactarme personas del exterior y un grupo organizado de damnificados, quienes me ofrecen tener una reunión para contarme qué estaban haciendo, qué pensaban hacer y si estaban en el camino correcto. De esa reunión seleccionamos a 11 personas. Cada uno con un perfil distinto, la idea era ir ordenando y corroborando hipótesis e información. La búsqueda y el armado del puzle se hizo mucho más ágil. Nos reunimos virtualmente y muy pocas veces de forma presencial. Tenemos entre nosotros un pacto por el cual la información que manejamos no sale del grupo y los miembros son anónimos.
Parte de la información se le brindó al fiscal Rodríguez a través de varios abogados. Aparentemente, vamos por el camino correcto y ahora me toca declarar en condición de testigo y brindar más información. Tenemos pruebas, testimonios y documentos que creemos que arrojarán luz sobre lo que sucedió con el dinero de Conexión Ganadera y el entramado de empresas, que no se limita al Uruguay, sino que también se expande a través de empresas y cuentas bancarias en el exterior.
Hemos escuchado muchas teorías conspiratorias, como que Gustavo Basso está vivo o que estaba muerto antes del accidente, que la masonería o el Partido Nacional, por ejemplo, estarían detrás de esto. Cosas que descarto totalmente. Hay vínculos con Paraguay, Estados Unidos, Argentina, España y algún país más que me reservo para Fiscalía.
Se me ha criticado que, en muchas de mis columnas o entrevistas, insinúo cosas y no soy claro. La idea es no poner en alerta a gente que tengo en el radar, en algunos casos “probar” para ver si una persona que tengo en la mira realmente está involucrada, y porque siempre entendí que tarde o temprano esta investigación llegaría a la Justicia. Por lo cual celebro esta llamada y la oportunidad de brindar la información que hemos conseguido. Esperemos que sirva para que los damnificados por Conexión Ganadera puedan cobrar lo que les deben y que podamos modificar instituciones –lo cual no significa regular más– para que estafas como esta no sucedan más.
Como dije antes, desde 2018 hasta la fecha se han perdido casi 1000 millones de dólares de ahorros de uruguayos. Sumémosle a eso que un país agroexportador, que tiene como insignia la trazabilidad de su carne, perdió más de 500.000 cabezas de ganado. El daño institucional es enorme. Y no solo eso, sino que tampoco podemos permitir que la gente se acostumbre a estas cosas, a las estafas con penas irrisorias, al lavado de activos y a instituciones que miran para el costado. Es importante que todos colaboremos para que esto no quede impune, que los ciudadanos demos un mensaje claro y fuerte al gobierno, al Poder Legislativo y la Justicia de que no toleramos este grado de corrupción.