En una entrevista que hace años le efectuó Bernardo Neustadt a Carlos Saúl Menem, este se refirió a las críticas que venían desde la oposición sobre supuestos actos de corrupción en su gobierno. El expresidente le respondió con una de sus salidas habituales: “Cuando alguien va a la mesa de uno y entra a hablar de honestidad, y entra a hablar de moral y de ética, cuando se va… hay que contar los cubiertos”.
Efectivamente, los intentos de moralizar la política conducen a menudo al dogmatismo y, en el extremo, a la tiranía. Las grandes carnicerías de la historia fueron perpetradas por líderes moralizantes que se consideraban dueños de una verdad absoluta, que por su “visible superioridad” debía exportarse para el beneficio del resto de los mortales. Para ilustrar el punto no necesitamos recurrir a las monstruosas experiencias de la primera mitad del siglo pasado. Basta con recordar a los “neocons” que condicionaron la política exterior de Estados Unidos desde que arrancó el siglo XXI y cuyos resultados están a la vista.
Para un integrante de ese creciente conjunto de comentaristas comisionados que se hacen espacio en las páginas editoriales nacionales, Cabildo Abierto habría cometido una “inmoralidad” al exigir cambios al proyecto de ley de seguridad social. Evidentemente existen muchos planes de negocios de empresas “extranjeras” que estaban en las gateras, prontos para ser financiados con los fondos de los uruguayos; y esto molesta mucho. Por otra parte, nunca hemos leído a ese docto comentarista referirse a la moralidad de los millonarios subsidios a las grandes superficies, al mismo tiempo que se sostiene que no existen fondos suficientes para resolver el problema de los asentamientos. Tampoco lo hemos leído reaccionando ante el bloqueo en el Senado al proyecto de resolución de deudas presentado por los legisladores de Cabildo Abierto. Nunca lo leímos tampoco refiriéndose a la trama de los pasaportes rusos y sus vínculos con la farándula costera.
¿Será que como recomendaba el Dr. Menem, llegó la hora de empezar a contar los cubiertos?
Sigfrido Vaz
TE PUEDE INTERESAR: