El virus se diseminó por todo el mundo desde China y de hecho el epicentro hoy en día es Italia y España. Las principales economías del mundo están siendo afectadas con una reducción estimada del 10% del comercio global y cerca del 20% a nivel regional. El comercio mundial ya se encontraba antes de la pandemia en plena desaceleración, habiendo crecido en 2019 apenas un 1%, comparado con un promedio de 5% en las últimas dos décadas, según datos de Forbes.
La explicación es simple, el gigante asiático es la central manufacturera mundial representando 1/3 de las mismas y es el mayor exportador de bienes del mundo. El cierre de sus propias fábricas y de otros países de la región asiática ha causado problemas en las cadenas globales de producción por las restricciones de las redes de suministro y rutas del comercio trabadas. Además de tener el mercado más grande de automóviles, es uno de los países que más gasta en turismo internacional, realiza importantes ferias comerciales, es el principal exportador de ropa y en su territorio es donde más tecnología se fabrica.
A esta situación se le suma el desplome del precio del petróleo (China es su mayor importador) y la inestabilidad de las bolsas, haciendo que muchos expertos consideren que una recesión económica global durante el primer semestre de este año es inminente.
Para la OCDE (Organización para la Cooperación y el desarrollo Económicos) el impacto de esta enfermedad podría reducir a la mitad el crecimiento de la economía mundial en 2020 y situarla en el 1,5. Por su parte la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) alerta que “el costo global podría llegar a los 2 billones” y dependerá de tres cosas: propagación del virus; descubrimiento de la vacuna y la mitigación del daño por parte de los gobiernos. Por otro lado, el FMI ya rebajó las previsiones de crecimiento global para 2020 debido a una desaceleración mayor de la esperada en la India.
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierte que se estima una contracción de -1,8% del producto bruto regional, lo que podría llevar a que el desempleo en la región suba diez puntos porcentuales. A su vez indicó que la afectación será a través de varios canales: disminución de inversiones de varias economías latinoamericanas; caída en la demanda del turismo; interrupción de las cadenas de valor de bienes intermedios; caída de los precios de los productos básicos (commodities) de países de América del Sur que exportan materias primas, además del aumento de riesgo inversionista en la región.
Según dicha información, esta crisis podría afectar a todos los países de América Latina y el Caribe al igual que a otras naciones emergentes, ya que una interrupción del flujo genera desaceleración en todas partes y los países que ya eran vulnerables antes, definitivamente enfrentan una situación muy complicada.
El comercio exterior de Uruguay con China se redujo en un 30 % en enero y febrero de 2020, en productos como la soja, carne bovina y ovina, piedras preciosas, madera, celulosa, cuero, pescado y ganado en pie.
¿Y cuál es la situación de Uruguay ante este escenario?
China es el primer socio comercial de Uruguay y destino del 60% de la carne bovina que se exporta. Y según datos de Uruguay XXI (Informe mensual de febrero) en 2019 fue destino del 31% del total de bienes exportados por el país.
En cuanto a las importaciones China constituye el principal proveedor de bienes, ya que se le importa una gran variedad de productos, entre los cuales los teléfonos celulares ocupan el primer lugar. Insecticidas, raticidas y desinfectantes ocupan la segunda posición y en tercer lugar las computadoras, seguidas por monitores y proyectores, además es importante ya que provee insumos intermedios para hacer más competitiva nuestra industria (Informe sobre China de Uruguay XXI)
El comercio exterior de Uruguay con China tuvo una caída estrepitosa en enero y febrero de 2020 (más del 30%). Según datos Uruguay XXI la porción más perjudicado es el de la exportación de alimentos ya que es la que posee mayor participación de la matriz exportadora hacia China. Productos como la soja, carne bovina y ovina, subproductos cárnicos, piedras preciosas, madera, celulosa, cuero, pescado y ganado en pie.
EI mismo informe indica que esta pandemia provoca una paralización en los dos primeros meses de 2020, “dificultando las cuestiones logísticas” pero también cuestionando la “concentración comercial que adquirió China” dejándonos expuestos a los vaivenes de su mercado y marcando esto como un flanco a tener en cuenta e invitando a la reflexión.
No todas son malas noticias
Si bien el virus será transitorio, se estima que tendrá un pico y luego decrecerá, pero habrá que aguardar cuáles son sus efectos, sociales y económicos.
Se cree que la economía china podría recuperarse luego del segundo semestre de este año, a medida que la crisis sanitaria mejore ya que este país tiene los medios económicos para apoyar a su industria y poder al menos acercarse a las metas previsibles de crecimiento, este efecto rebote es esperanzador para países como el nuestro que dependen de su comercio.
Según Forbes este tipo de crisis “ha demostrado que existe la posibilidad de una recuperación rápida (recuperación “V’’)’, esta es del tipo dinámico, la cual consiste en que luego de un brusco estancamiento de la economía se supone una vuelta a la normalidad relativamente rápida.
Otro posible escenario se puede dar más probablemente en economías trastocadas por esta crisis y sin tantas posibilidades de inyección en la economía; esta sería la recuperación ‘’U’’, que se basa en una restauración más lenta que la anterior, tardando más en llegar a los niveles que se encontraba antes de alcanzar la recesión.
Resta esperar su repercusión favorable para las economías más pequeñas cuyas balanzas comerciales son dependientes del gran motor de producción mundial chino.
(*) Licenciada en Relaciones Internacionales de la UdelaR