Con motivo de cierta evocación nostálgica del deambular del derrocado militar, de origen suizo, que fuera presidente de Guatemala hace siete décadas, decíamos en el número anterior que mal podía La Mañana batirle palmas a ningún tipo de intervencionismo extranjero en nuestra América. Y por varias razones:
1) La figura de José Enrique Rodó que ejercía una avasallante influencia –tanto política como filosófica- sobre el núcleo de los fundadores de este medio de prensa, periódico que anticipó su salida editorial apenas a los 60 días de su muerte, presumiblemente porque la inesperada noticia de su muerte, disipó la expectativa de que a su retorno de Europa se le encomendaría, sino su dirección, al menos un sitial de relevancia en su orientación. Nadie puede ignorar que su obra más difundida, “Ariel”, fue en su momento más allá que un best seller, un alegato por lo alto contra la intervención de Estados Unidos en la guerra de Cuba. Y que años más tarde, encabezó en abril de 1914, la manifestación espontánea contra la invasión de Estados Unidos a México.
2) Hay que destacar que el fundador de La Mañana, Pedro Manini Ríos, fue un entusiasta difusor de los postulados del nuevo enfoque americanista, aprobados en la 7ª Conferencia Panamericana: el principio de no intervención y el respeto por la autodeterminación de los pueblos. Conferencia realizada en Montevideo durante el mes de diciembre de 1933, conocida como “Convención de Montevideo”.
Las conclusiones allí suscriptas se las conoce como “Convención sobre derechos y deberes de los Estados”, y constituye un verdadero quiebre –por lo menos del punto de vista teórico- con el pasado reciente (el “big stick”), sobrecargado de intervenciones armadas en América Latina.
Pero si de derrocamientos de gobernantes se trata, y de gobiernos que se instauran sobre un quiebre institucional, podríamos dar un somero pantallazo, sin pretender agotar la lista de estos hechos políticos que pautaron la historia de América Latina en el siglo XX:
- 19 de diciembre de 1908 en Venezuela, el Gral. Juan Vicente Gómez derroca al presidente Cipriano Castro y gobierna ese país, con fachada constitucional y democrática, hasta su muerte en 1935.
- 18 de febrero de 1913 en México, Victoriano Huerta derroca a Francisco I. Madero, el que a pesar de la promesa de respetarle la vida, fue muerto junto al vicepresidente José Ma. Pino Suarez.
- 4 de febrero de 1914 en Perú, el general Óscar R. Benavides en nombre del Congreso derroca a Guillermo Billinghurst.
- 21 de abril de 1914 en México, tropas estadounidenses bombardean Veracruz y obligan a renunciar al general Victoriano Huerta.
- 1917 en Costa Rica, Federico Tinoco Granados derroca a Alfredo González Flores.
- 4 de julio de 1919 en Perú, Augusto Leguía derroca a José Pardo y Barreda.
- 11 de septiembre de 1924 en Chile, los generales Luis Altamirano y Juan P Bennett disuelven el Congreso Nacional de Chile y derrocan al presidente Arturo Alessandri.
- 23 de enero de 1925 en Chile, Carlos Ibáñez del Campo derroca a Luis Altamirano y la Junta de Gobierno.
- 25 de agosto de 1930 en Perú, Luis Miguel Sánchez Cerro derroca a Augusto Leguía.
- 6 de septiembre de 1930 en Argentina, José Félix Uriburu, al frente del Colegio Militar y apuntalado por una multitud, derroca al histórico caudillo radical Hipólito Yrigoyen.
- 4 de junio de 1932 en Chile, la República Socialista se inicia con la renuncia forzada de Juan Esteban Montero por un golpe de estado.
- 13 de septiembre de 1932 en Chile, Bartolomé Blanche derroca Carlos Dávila.
- 1933 en Uruguay, Gabriel Terra disuelve el Consejo Nacional de Administración y las Cámaras, y convoca una Asamblea Constituyente.
- 1936 en Nicaragua, Anastasio Somoza García derroca a Juan Bautista Sacasa.
- 5 de setiembre de 1938 en Chile, se produce la masacre de jóvenes nacionalistas seguidores del general Carlos Ibañez (muchos de los cuales se habían rendido en la Universidad de Santiago ante el fuego de artillería) y todos fueron fusilados en un local sindical. Se conoce como la Matanza del Seguro Obrero.
- 25 de agosto de 1939 en Chile, Ariosto Herrera derroca a Pedro Aguirre Cerda.
- 21 de febrero de 1942 en Uruguay, el general Alfredo Baldomir disuelve el parlamento y deroga la Constitución de 1934.
- 1943 en Argentina, Arturo Rawson derroca a Ramón Castillo.
- 1944 en Colombia, el coronel Diógenes Gil derroca Alfonso López Pumarejo.
- 1945 en Venezuela, Acción Democrática y el ejército derrocan a Isaías Medina Angarita.
- 21 de julio de 1946 en Bolivia, es derrocado por una turba que irrumpe en el palacio de gobierno el presidente constitucional Gualberto Villarroel, y con tres de sus colaboradores son apuñalados y colgados de los faroles de la plaza Murillo de La Paz.
- 26 de mayo de 1947 en Nicaragua, Anastasio Somoza García derroca a Leonardo Argüello Barreto.
- 1948 en Venezuela, Carlos Delgado Chalbaud y Marcos Pérez Jiménez derrocan a Rómulo Gallegos.
- 1948 en Perú, Manuel A. Odría derroca a José Luis Bustamante y Rivero.
- 3 de abril de 1949 en Costa Rica, Edgar Cardona derroca a José Figueres Ferrer.
- 1952 en Cuba, golpe de estado de Fulgencio Batista.
- 1953 en Colombia, el general Gustavo Rojas Pinilla derroca a Laureano Gómez.
- 1954 en Paraguay, las Fuerzas Armadas de Paraguay derrocan a Federico Chaves. Asume el general Alfredo Stroessner quien se mantendrá en el poder hasta 1989.
- 1955 en Argentina, Eduardo Lonardi derroca a Juan Domingo Perón, iniciando la llamada “revolución libertadora” que llevó adelante sangrientas represalias.
- 1958 en Venezuela, Wolfgang Larrazábal derroca a Marcos Pérez Jiménez.
- 1959 en Cuba, Fidel Castro, comandante del Movimiento 26 de Julio, derroca a Fulgencio Batista.
- 1962 en Argentina, las Fuerzas Armadas derrocan a Arturo Frondizi.
- 1962 en Perú, Ricardo Pérez Godoy derroca a Manuel Prado Ugarteche
- 1963 en República Dominicana, Miguel Atila Luna Pérez, Renato Hungría Morel, Julio Alberto Rid Santamaria, Belisario Peguero Guerrero, Manuel García Urbaez, Antonio Imbert Barreras, Luis Amiamá Tío, Salvador A. Montas Guerro, Elías Wessin y Wessin, y otros, derrocan a Juan Bosch. Los militares golpistas instauran un gobierno de tres civiles, llamado “El Triumvirato”.
- 1964 en Brasil, el mariscal Humberto Castelo Branco derroca a João Goulart y se inicia un proceso liderado por el Ejército denominado “Revolución Brasileira” que durará hasta 1985.
- 1966 en Argentina, las Fuerzas Armadas derrocan a Arturo Umberto Illia.
- 1968 en Perú, Juan Velasco Alvarado derroca a Fernando Belaúnde Terry, instaurando un gobierno de corte social que va desde 1968 hasta 1975. Luego en un golpe de palacio asume el general Francisco Morales Bermudes.
- 1968 en Panamá, Boris Martínez derroca a Arnulfo Arias.
No seguimos con la lista, avanzando más en el siglo XX, porque lo que sigue es lo que se presenta como “historia reciente”, con ribetes deleznables (los desaparecidos) se explican, en parte, por la participación de los servicios del entonces secretario de Estado de EE. UU., Henry Kissinger.
Este listado, que no pretende ser abarcativo, constituye un ramillete demostrativo de algunos movimientos telúricos que se produjeron en la lucha por el poder en América Latina durante el siglo XX. Lejos estamos de pretender buscar causas únicas o culpables en este desborde de pasiones humanas –que ya el sutil florentino, Nicolás Machiavelo, había preconizado al comienzo de la era renacentista- y que pautó la historia del dividido Reino de Indias.
Tampoco tendría ningún sentido dividir estos movimientos en “golpes de estado” o “revoluciones”. Y mucho menos, en golpes “malos” y en golpes “buenos”.
Es evidente que el tránsito de la puja por el poder político por andariveles democráticos es una conquista que se ha venido afianzando en los últimos 30 años.
Y no es una causa menor la paulatina consolidación de un mundo multipolar.
En ese sentido, la firme postura que mostró el Dr. Luis A. de Herrera cuando fue defenestrado del cogobierno por el golpe de estado de febrero de 1942, que le cerró el camino a la presidencia al Dr. Carlos Manini Ríos, protagonizado por el general Baldomir.
El Combativo Caudillo blanco marcó, ya en aquel entonces, un visionario camino de auténtica independencia y de una verdadera democracia sin tutelas externas: “…En nuestra América, se asoma una tercera posición –no incompatible con otras que alumbren en otros cielos- la de los pueblos que sin pactos, sin “actas”, sin compromisos, pueden unir sus movimientos espirituales en torno a una misma fe en el hombre, a un mismo anhelo de justicia social, a una misma esperanza de vida vivida en paz; unidad moral de pueblos libres y soberanos que han puesto sello personal y criollo al culto de las virtudes que en sus tierras acunaron las mismas majestuosas madres latinas de la cristiandad”.
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