En este artículo continuamos analizando el tema de la autonomía y el gobierno de las universidades de América Latina, hoy el enfoque estará en la Universidad de la República (Udelar).
En primer lugar, a la luz del proceso fundacional de la Udelar, analizaremos la Reforma de Córdoba de 1918 y su influencia sobre la Ley Orgánica de 1958. Por último, señalaremos los desafíos actuales que enfrenta esta institución en términos de autonomía, gobernanza y desempeño académico.
Proceso fundacional
El proceso fundacional de nuestra universidad comenzó con la llamada Ley Larrañaga (Ley 55 de 1833) y culminó con el decreto de Manuel Oribe del 27 de mayo de 1838 que erigió la Universidad de la República. La “Universidad vieja”, como se la llamó, nació de dos madres: la Iglesia, por la intervención de Larrañaga, y la masonería, por la pertenencia de Oribe a ella; sin embargo, prevaleció el espíritu liberal en contraposición del predicamento clerical prevalente en el resto de América Latina.
En general, los gobiernos han respetado la autonomía de la Universidad, siendo intervenida en dos períodos, durante el gobierno de Máximo Santos en 1884 y posteriormente en 1973, luego del estallido de una bomba en la Facultad de Ingeniería. Respecto al gobierno de la Udelar, la designación de los rectores estuvo siempre relacionada con la política y la gobernanza pasó por buenas y malas relaciones con el Poder Ejecutivo de turno.
Reforma de Córdoba (1918), y su incidencia en la Ley Orgánica de Udelar de 1958
La Reforma de Córdoba, Argentina, de 1918 influyó significativamente en las universidades de América Latina, promoviendo principios de autonomía, laicismo y cogobierno. En Uruguay, si bien no enfrentó un contexto clerical como en otros países, reforzó los valores liberales que ya predominaban en la Udelar. Este proceso culminó con la Ley Orgánica de 1958, que institucionalizó el cogobierno tripartito y consolidó la autonomía universitaria en diversos aspectos: técnico-docente, administrativo, financiero y político.
La Ley Orgánica de 1958 formalizó el cogobierno tripartito, permitiendo una amplia participación de docentes, estudiantes y egresados en todos los órganos de decisión universitaria. Este modelo fortaleció la independencia académica y política de la Udelar, pero también dio lugar a disputas de poder internas que, desde entonces, han influido en la orientación política de la institución. Respecto a la estructura académica por facultades, heredada de 1908, la nueva Ley Orgánica no la modificó en absoluto, limitándose a incorporar a las nuevas instituciones que se habían creado a lo largo de aquellos cincuenta años.
Situación actual
La gobernanza de la Udelar enfrenta tensiones inherentes a su modelo de cogobierno. Si bien este garantiza la representación democrática de los tres órdenes, también ha sido criticado por favorecer agendas políticas específicas. Desde la aprobación de la Ley Orgánica, el dominio de grupos vinculados a la izquierda política, en particular al Frente Amplio, ha moldeado muchas de las decisiones institucionales. Esto ha generado debates sobre la independencia real de la universidad y su capacidad para responder a los desafíos del siglo XXI.
Asimismo, con el paso de los años se han fortalecido las corporaciones de docentes, egresados y estudiantes, con duras luchas de poder desatadas desde entonces para lograr el control de la institución y que ha sido desde 1958 dominio de la izquierda. La elección rectoral es una muestra de las tensiones políticas, las cuales no han estado exentas de verdaderos espectáculos propios de barras bravas, no de un ámbito académico civilizado.
Las elecciones universitarias del 2022 y 2023 nos han confirmado esta tendencia, en el orden estudiantil marcaron que la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) tuvo un claro predominio en la mayoría de las facultades, a excepción de algunas pocas, donde ganó la Corriente Gremial Universitaria (CGU). En el orden docente las listas de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR), afiliada al Pit-Cnt, fue la mayoritaria en las facultades.
Conclusiones
La Udelar, como principal institución de educación terciaria en Uruguay, ha experimentado un crecimiento significativo desde la aprobación de la Ley Orgánica de 1958. Sin embargo, este modelo presenta desafíos en términos de gobernanza y eficiencia. La estructura de cogobierno, aunque democrática, ha favorecido patrones endógenos y agendas políticas que dificultan la adaptación a los cambios del entorno académico global. Esto se refleja en su bajo desempeño en rankings internacionales y en la falta de una actualización normativa que responda a las necesidades contemporáneas.
La autonomía es un derecho adquirido y una condición indispensable para el trabajo académico, pero esa tradición que permite la independencia filosófica, la libertad de enseñar, difundir e investigar, mantener el clima de apertura y tolerancia. Además, debe estar ajeno a presiones e injerencias político-partidarias, y debe coordinar con el Estado democrático en un marco de relaciones institucionales que le permitan obtener los recursos para su funcionamiento.
En los actuales contextos de las sociedades del conocimiento y el aprendizaje, la Udelar debería replantarse nuevos sentidos, un diálogo con actores externos que permita auditar su funcionamiento en una actitud reflexiva, permitiendo proyectarla en aras de mejorar los pobres guarismos actuales.
El Plan Estratégico de Desarrollo 2025-2029 de la Udelar presentado recientemente omite la postergada actualización de la Ley Orgánica del año 58, a pesar de la necesidad imperiosa de su modificación hoy a casi 67 años de su aprobación.
* Coronel retirado del Ejército Nacional, licenciado en Educación por la Udelar, especialista en Derecho Internacional Público de la Udelar y docente.
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