La expectativa creada por el programa televisivo “Santo y Seña” anunciando explosivas informaciones sobre las adjudicaciones de soluciones habitacionales realizadas por la exministra de Vivienda, Dra. Irene Moreira, generaba la idea de la existencia de gravísimas irregularidades.
Lo que en cambio vimos fue un refrito de lo que ya sabía todo el país. Con el agregado de que se repetían las imágenes que, sin agregar información, manifestaban su desagrado contra las adjudicaciones de viviendas.
Así se sucedían las de una persona, la misma persona, que clamaba enojada y virulenta reclamando una vivienda, que nada tenía que ver con el tema que se estaba tratando, o sea las adjudicaciones hechas.
Apareció también una periodista del equipo, interpretando el alcance de los “cupos”, que existen desde la época del difunto Vázquez y no han sido derogados, por lo que hasta se proyecta suprimirlos, lo que sin duda certifica su vigencia. Esa interpretación, antojadiza y flechada, que limita su alcance sin respetar su discrecionalidad, no tiene valor alguno, pues violenta la regla que todo jurista conoce y cuya fórmula es “donde la norma no distingue, no puede el simple intérprete distinguir”. Lo que nos permite dudar de su saber en la materia.
En el programa televisivo, también hay una cantante, se toma vino y se comen empanadas, lo que lo hace variado y entretenido.
Pero eso sí, el rigor científico en los fundamentos de su crítica brilla por su ausencia.
Saludo a Ud. atte.,
Juan Saráchaga
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