Históricamente los uruguayos nos hemos distinguido por poseer talentos muy especiales, por las hazañas deportivas, por no rendirse nunca ante la adversidad, por la garra Charrúa, por ser siempre “David contra Goliat”.
En el mundo se nos conoce y se nos reconoce por el Maracanazo, por La Cumparsita, por los sobrevivientes de Los Andes, por las misiones de paz en diversos lugares olvidados del mundo, por Carlos Gardel, por Diego Forlán, Luis Suárez, Edinson Cavani, por María Noel Riccetto, Gabriela Hearst, Jorge Drexler, Henry Cohen, Ida Vitale, Gonzalo Moratorio.
Dicen que los uruguayos somos grises, amargos, tristes, porque casi siempre miramos la mitad del vaso semivacío, pero en el fondo sabemos lo que valemos, somos entre otras cosas, casi los únicos capaces de enfrentar a la pentacampeona del mundo, al “Dream Team” del fútbol que es Brasil, y sentir que le podemos ganar.
Podríamos seguir citando ejemplos hasta el cansancio, más nos queremos referir a lo acontecido hace apenas meses y por lo cual hoy al Uruguay se le venera en el mundo: el rescate de los pasajeros del Greg Mortimer.
Cuando en plena pandemia, enfermos de COVID 19 quedaron varados en medio del Océano, Uruguay ofreció su corazón solidario y se lanzó al rescate de esas personas, dándoles esperanza, cobijo y cobertura sanitaria.
En esa instancia, quien estuvo en la primera línea de batalla fue el CASMU, con sus médicos (a riesgo de sus propias vidas) sus ambulancias, sus instalaciones, demostrando que cuando se piensa en el bien común y en forma desinteresada, es posible realizar grandes proezas; todo lo cual posicionó a nuestro país en el mundo con una marca reconocida “Uruguay Salud”.
Aquellos pasajeros antes de abordar su vuelo que los llevaría de regreso a sus países de origen, envueltos en la bandera uruguaya se hincaron y besaron nuestro suelo, imagen que aún hoy sigue recorriendo el mundo.
Sin embargo, llama la atención que justamente el presidente de esa institución haya tenido que soportar un agresivo examen durante un periodístico, cuando gracias a la exposición y reconocimiento que había obtenido su institución, se generaba la posibilidad de adquirir vacunas en tiempo record, capitalizando el pueblo uruguayo esta ventaja -que además ha quedado claro que esta opción de vacuna de origen ruso es una de las más aceptadas en el mundo, dicho tanto por autoridades norteamericanas y otros gobiernos así como organizaciones de salud-. Esta posibilidad fue abortada por razones que tendrán su justificación, pero lo que no se justifica es la agresividad y vituperio a los que hacen grande a nuestro país.
Deberíamos sentirnos muy orgullosos y agradecidos, valorando y respetando a la institución que pudo dejar en alto a Uruguay en esta oportunidad, a los profesionales intervinientes y a su directiva por ese sentir tan uruguayo que nos identifica. Así también deberíamos cuidar siempre de no caer en el periodístico que nos denigra, que no aporta, que no favorece, y que sobretodo no nos representa.
Pasarán muchos años y seguiremos dando que hablar en el mundo no solo porque “el loco la picó” sino también por la hazaña del crucero Greg Mortimer.
Jorge Rodríguez
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