Preocupante
El reciente y tristísimo acontecimiento que ha involucrado a un exsenador del Partido Nacional es preocupante por sí mismo y por cuanto no ha sido el único acontecimiento que en la presente legislatura de una u otra manera ha golpeado al Parlamento de la República. Aclaro desde ya que no haré comparaciones ni juicios de valor sino que trataré de mantenerme en la más estricta referencia a la realidad, a los hechos. Primero fue el caso de un senador de la oposición que se habría atrasado en el pago de sus obligaciones tributarias. Atrasarse en el pago de deudas no creo que sea infamante para nadie, quién no se ha atrasado alguna vez, pero distó de ser buena la discusión en torno a ese hecho. Posteriormente un diputado, también de la oposición, fue obligado a renunciar por sus correligionarios por haber sido partícipe de algún tipo de “lío de faldas” como se decía en otros tiempos, ahora es de género. Lío que, a fuer de ser sincero, nunca entendí bien ni qué ni cómo sucedió y aún si sucedió. Y en la legislatura pasada hubo un presidente del Senado, cuyo cargo lo hace vicepresidente de la República en ciertas circunstancias, también obligado a renunciar desde sus propias filas por haber usado una tarjeta corporativa para adquirir algunos enseres personales lo que lo convirtió también en responsable penal. Y por último un diputado en aquel momento oficialista que se involucró en un turbio asunto con una agroindustria del norte del país.
Como se observa, no existió ningún delito de traición a la Patria, ningún homicidio, ningún “mensalao”, de esos casos que muchas veces leemos que involucran a personajes en otros países, no, aquí fue todo propio de nuestra mediocre uruguayez.
Pero no siempre fue así, ni aún en los durísimos momentos de las décadas del 60 y del 70, cuando había posiciones políticas irreconciliables. No recuerdo a nadie, de ningún partido, que haya dejado alguna mácula por asuntos personales en el Parlamento Nacional.
Por ello todo esto es muy preocupante y en algunos aspectos lleva a comprender por qué la representatividad política está en tanto declive en la consideración de la opinión de la opinión pública. No conviene acostumbrarse.
Dr. César Eduardo Fontana
Ellos o nosotros
De lejos, espacial y temporalmente, las cosas no son tan simples como parecen… ni de cerca tan complejas como se cree.
Con frecuencia se emiten juicios sobre tal o cual asunto y en este caso sobre los aberrantes actos terroristas cometidos en Israel, en función de los intereses ideológicos que se postulan o de los sentimientos que se albergan y no en base a los hechos reales, al amparo de principios éticos y morales objetivos. Ello puede ser admisible cuando se trata de quienes no están obligadas a estar correctamente informadas pero injustificable cuando son referentes de una comunidad. Los “errores” que cometen tales personajes además de ser delitos maliciosos en sí mismos terminan teniendo consecuencias negativas para quienes las emiten (los desprestigian) y se transforman en bumeranes, armas que vuelven al punto de partida. En un mundo donde “las noticias” son una mercadería más del mercado, las “fake news” o noticias falsas se vende más y mejor que las verdaderas. Estos productos seudoperiodísticos buscan desinformar a un público en particular con la intención de engañar, de inducir a error, de manipular decisiones, desprestigiar a entidades o personas para obtener rédito económico o político. Presentar hechos falsos como si fueran reales, son una amenaza a la credibilidad de los medios de comunicación y el público receptor.
Históricamente, el pueblo judío ha sido perseguido, vilipendiado y asesinado hasta el 14 de mayo de 1948. El más reciente e importante ejemplo de ello ha sido el genocidio perpetuado durante la Segunda Guerra Mundial (1933-45) conocido como el Holocausto o Shoá, donde seis millones de judíos europeos fueron aniquilados sistemáticamente por parte del Estado alemán nacional socialista (nazis) y sus colaboradores (fascistas).
Desde la independencia de Israel, mientras los judíos de la diáspora siguen siendo víctimas del mal llamado antisemitismo los habitantes israelíes (judíos o no) han sido amenazados con hacerlos desaparecer de la faz de la Tierra por sus vecinos. Guerras: de la Independencia (1948-49); de Suez (1956); de los Seis Días (5 al 10 de junio de 1967); de Yom Kippur (6 al 25 de octubre de 1973) y del Líbano (1982-83). En la Franja de Gaza: 2008-09 Operación Plomo Fundido; 2012 Operación Pilar Defensivo; 2014 Operación Margen Protector y en 2021 (Operación Guardián de los Muros).
A pesar del poder de quienes lo han intentado (Egipto, Jordania, Siria, Líbano, Irak e Irán), Israel ha sobrevivido y formado un Estado con millones de habitantes, con un PBI 500 miles de millones USD; han evolucionado hasta crear una potencia descollante en distintos rubros como el arte, la ciencia, la cultura, la comunicación y la tecnología, que han aportado progreso al mundo entero y… acaban de conmemorar su Año Nuevo 5874.
¿Qué podemos decir de sus enemigos? La Historia los cita como desaparecidos, como meros datos que son mencionados o integrando el “nunca más”; siempre asociados a la violencia cruel y despiadada, a pretender imponer una religión cuyo Allah ‘akbar (Dios es grande), pero algunos de sus fieles no, y a costumbres contrarias a la civilización occidental en fin… ¿para qué explicarles lo que ya saben?
Pretender razonar la posición de Hamás o Al Fatah es tan erróneamente inútil como justificar la maldad y la barbarie. Podemos entender el QUÉ pero nunca justificar el CÓMO. Pero una cosa es cierta son una realidad y la disyuntiva es qué hacer con ellos: dejarlos vencer o combatirlos.
Aquellos que creen que el tema se circunscribe a la franja de Gaza, a la inhumana actitud de Israel contra los palestinos, al cuestionable desempeño de su primer ministro, cometen el viejo error de no ver el bosque por un árbol… carecen de información objetiva y veraz sobre “la película”: un realidad compleja con demasiados factores y actores, y se conforman con la foto… tan trucada como la fake news.
Los que alguna vez visitaron Israel saben que está en la idiosincrasia de ciertos musulmanes (como lo está en los ultra religiosos de Mea Sharim, llamados Jaredíes): la negación a los actuales sistemas políticos democráticos, a las modernas formas de convivencia social.
Arq.(J) Ignacio David Weisz
El Estado de Derecho
La columna vertebral de un gobierno democrático-republicano, es el Estado de Derecho. Régimen fundado en el contrato social, que reconoce, respeta y garantiza los derechos fundamentales del ciudadano, la separación de poderes, y la protección jurídica frente a cualquier arbitrariedad del poder.
En efecto, la fortaleza de ese Estado reside en desconfiar de sí mismo, previendo actos de abuso y, eventualmente, de corrupción del poder en todas sus formas. Y su única defensa para enfrentarlos, es un sistema judicial cualificado, probo e independiente, que garantice eficacia en su accionar, como asimismo limite y controle el ejercicio del poder.
En 2022, el “caso Charles Carrera”, senador frenteamplista y ex director de secretaría del MI, acusado de haber hecho -por lo bajo-, un arbitrario e ilegal uso del hospital policial; en el marco de un gran enredo con la atención sanitaria de un civil, que fuera lesionado por un disparo de arma de fuego, proveniente de la casa de un policía en La Paloma. Un inadmisible bochorno jurídico-estatal, sobre el que, a la fecha, aún no se ha expedido la justicia…
En efecto el año 2022 fue fructífero en materia de “desprolijidades”, término utilizado para minimizar los efectos del acto, y así evitar la palabra “corrupción”.
Sobrevino el “caso Marset”. Un conocido narcotraficante uruguayo, que encontrándose preso en Dubai, por “porte de documentación paraguaya falsa”, necesitaba un pasaporte uruguayo. Era un requisito para que la justicia de aquel país, “le otorgara su libertad”…
El documento en cuestión, fue expedido mediante una gestión diplomático-jurídica entreverada y muy poco clara, que deja en evidencia “errores administrativos” y contradiciones entre funcionarios del MI, y de RR.EE, así como entre jerarcas de éste, al punto de provocar la renuncia de la vice-canciller. Marset, finalmente obtuvo su pasaporte; fue liberado, y hoy se encuentra prófugo de la justicia boliviana… El asunto, por lo menos, genera suspicacia.
Y en 2023 impacta el “caso Astesiano”, figura que pese a contar con “anotaciones policiales”, inconcebiblemente se desempeñaba como jefe de seguridad del señor presidente de la Republica.
Se trata de un caso que viene teniendo múltiples e importantes derivaciones y que, si bien el acusado ya cumple sentencia firme, deja más dudas que certezas…
La fiscal de la causa fue la Dra. Gabriela Fossati, la que amén de contar con meritorias credenciales profesionales, dio muestras de ser una mujer inteligente y de carácter fuerte. Pero por sobre todo, de poseer el valor necesario para actuar con decisión y firmeza a la hora de enfrentar “obstáculos” en el ejercicio de su función.
La fiscal indagaba al ciudadano Ruben Gustavo Leal Fuentes – ex director de “Convivencia y Seguridad Ciudadana” del MI, en los pasados gobiernos frenteamplistas, por el motivo de su visita a los padres de Astesiano. Cuando durante una ausencia circunstancial de Fossati, por motivos médicos, la fiscal subrogante archivó la causa, fundamentando su resolución en que: “fue una conversación de dos personas adultas, y lo ampara la ley”. Otra burda ofensa a la inteligencia de sus conciudadanos…
En otra ocasión, se produjo la filtración a varios medios de prensa, de una información confidencial que fuera obtenida durante una conversación entre tres personas: el fiscal, un auxiliar y Astesiano. Hasta el momento, ha sido imposible identificar al responsable…
Es obvio que Fossati vino a complicarle la vida a algún superior jerárquico, movido por propósitos o instrucciones recibidas, respecto al manejo de ese caso. Y también es obvio que, en coloquios personales o de la clase circulara, sottovoce, el lapidario juicio a su persona: “es una mujer difícil” o “es una persona complicada”. Tarea preparatoria para, mediante la búsqueda de su renuncia, o un discrecional cambio de destino, librarse de la complicación.
La fiscal Fossati optó por dejar el servicio público, expresando en más de un medio de prensa, que no estaba dispuesta a que nadie le dirigiera su trabajo. Más claro, imposible. ¿Y, que va a pasar con esto…?
Sabido es que cuando en un organismo público se constatan prácticas en que el funcionario utiliza la función, indebida o ilícitamente, en provecho propio o de intereses que representa, se incurre lisa y llanamente en un acto de corrupción.
Hasta hace un tiempo, sólo hedían los procesos judiciales a que eran sometidos los militares por causas de DD.HH, conducidos -no casualmente- por magistrados ostensiblemente izquierdistas, que acusan, imputan y sentencian.
Ahora, los casos mencionados anteriormente -particularmente el “Astesiano”-, sumado a los horrores jurídicos relacionados al narcotráfico, que han aflorado en los últimos días, son una clara evidencia de que, en la Fiscalía General de la Nación y en el Poder Judicial existen funcionarios sumamente incompetentes, o que -al igual que en los casos de los militares y los DD.HH-, se sirven de la función, en beneficio de los oscuros intereses que representa.
La corrupción representa una de las peores amenazas para el desarrollo de una nación. Porque todo lo que toca lo descompone, porque es contagiosa, y porque genera descrédito afuera y desconfianza adentro.
No es una novedad, que este mal se previene con una sociedad educada y con firmes valores éticos y morales. Y se sana, con jerarcas probos y competentes en su materia, que desde el cargo que ocupan en la pirámide, ejerzan y hagan ejercer, el control de las funciones. Virtudes de las que estamos realmente muy escasos.
Concluyendo, podemos afirmar que la corrupción ya no se comprueba sólo en los juicios a los militares. Está avanzando hacia otras áreas, está teniendo otras consecuencias, y debe cortarse ya.
De lo contrario, un día nos sorprenderemos con las indeseables consecuencias de la indiferencia, y de la cobardía…
Cnel. Luis Eduardo Maciel Baraibar
De la entrevista al Cr. Jorge Caumont
“La lengua no es la envoltura del pensamiento, es el pensamiento mismo”. Miguel de Unamuno
En la contratapa del ejemplar N°214 de La Mañana, se tuvo la buena idea de entrevistar el Cr. Jorge Caumont, un verdadero referente para temas económicos. Sus respuestas iluminan el momento que vive la economía nacional y lo que puede hacerse para superar la difícil coyuntura que se vive con el tipo de cambio para que deje de afectar la producción transable.
No obstante me permito discrepar con el Cr. Caumont, no en temas económicos, sí en temas políticos.
Ante la pregunta: “¿Qué grado de contagio pueden tener estas cosas en el Uruguay?, Caumont dice: “No es el caso de nadie en Uruguay actuar como actuó el gobierno kirchnerista o como lo radical que es uno de los candidatos actuales y no tan ignorante como Massa, a quién escuchar como ministro o eventual presidente es incomparable con lo que hay acá”.
Es que en el mundo suceden tantas cosas y tan rápido que el Cr. Caumont se olvidó que en Uruguay tuvimos primero a un Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, con todo lo que significa ese sector para la economía del país y que luego esa misma persona fue elegida presidente.
Es común que los uruguayos caigamos en la soberbia, “eso no va a pasar acá”, ya pasó, basta comparar la evolución de los precios de lo que producimos y los niveles de endeudamiento que ocurrieron esos años.
Rafael Rubio
Del lector
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