Estimados señores,
Motiva la presente misiva enviarles a ustedes mi más sincero agradecimiento por la nota realizada por el escritor Guillermo Silva Grucci, así como por los ejemplares enviados.
Es de muy buen agrado que vemos el interés demostrado por el escritor al interiorizarse de la historia, así como el entendimiento y empatía con el pueblo armenio.
Hago oportuna la ocasión para ponerme a vuestras órdenes y saludarlos con la más alta consideración y estima.
Les saluda muy atentamente,
Lic. Alicia Aprahamian Kelek
Cónsul Honorario de la República de Armenia
El BCU en busca de una agenda perdida
Dos altos funcionarios del BCU –uno activo y otro en comisión en el Senado- se enfrascaron hace poco más de una semana en una discusión estéril. Si no fuera que se trata de empleados públicos con las más altas remuneraciones existentes en el Estado, la discusión pasaría desapercibida como la de dos escolares disputándose el sacapuntas o la gomita del pelo en clase.
El tema de fondo del argumento –mas allá de la rencilla sobre quién tiene el “gran bonete”- es importante para la economía uruguaya. Se trata nada más ni nada menos del mercado de valores nacional, instrumento que ha tenido importancia histórica en el financiamiento del Estado uruguayo y del sector productivo nacional. Preocupa que su “agenda” haya quedado rehén de los caprichos de burócratas bien pagos –que se pasan la pelota-. ¿Por qué no nos enteramos antes? ¿No sería conveniente contar con un mercado de valores doméstico dinámico en caso que nos cierren los mercados internacionales? ¿No fue la Bolsa de Valores de Montevideo la que se puso el financiamiento del Estado al hombro en la década transcurrida entre la crisis del ´82 y el Plan Brady en el ´92?
“Más que falta de liderazgo desde el gobierno, lo que faltó fue agenda (tanto del gobierno, la academia y el sector privado)”, afirmó el economista Martín Vallcorba en su cuenta de twitter. Esto provocó la reacción de su excolega en el BCU, el también economista José Antonio Licandro –que pareciera disponer de tiempo para tuitear mientras cranea nuevas regulaciones-. El hoy intendente de Regulación Financiera del BCU respondió que “agenda había”, alegando que “no hubo liderazgo por parte del gobierno”, refiriéndose notoriamente al MEF. Me da la impresión que en este caso Vallcorba tiene razón. El MEF tiene una cantidad de problemas muy variados y complejos y no cuenta con los recursos que sí tiene el BCU para coordinar el tema del mercado de valores. Especialmente cuando se trata del regulador y cuenta con amplios recursos humanos más que capacitados para la tarea. Es solo una cuestión de voluntad y responsabilidad. ¿Imaginan a un oficial de la Reserva Federal de EE.UU. diciendo algo similar por twitter?
Hace años un amigo tuvo la oportunidad de participar como invitado en un evento organizado por la Bolsa de Valores de Montevideo, en el que el exsubsecretario de Economía de Israel, el Dr. Yossi Bachar, expuso sobre su experiencia en el mercado de capitales de Israel y la reforma que lleva su nombre. Esta reforma es estudiada en todo el mundo como modelo de lo que puede lograr un país pequeño para dinamizar su economía y fomentar la innovación. Participaron del evento exministros de Economía y otras personalidades de la banca y las finanzas uruguayas, todos interesados en escuchar lo que este profesional tenía para decir que pudiera servir a Uruguay. El BCU brilló por su ausencia, hecho que llamó la atención a los participantes dado que uno pensaría que sería el principal beneficiario de esta valiosa experiencia contada por un actor directo. ¿Será que ya entonces habían perdido la agenda?
Llegó el momento de tomarse los temas seriamente. La situación por la que atraviesa el país lo impone. Los actores económicos no pueden seguir prisioneros de los antojos de unos pocos funcionarios, cómodamente protegidos por un estatuto que los blinda de las consecuencias de sus arbitrariedades.
Jaime Buchanan
Cuando la propaganda se disfraza de noticia
Noam Chomsky decía que la propaganda es a la democracia lo que la violencia es a la dictadura. Con este paralelismo, el pensador nos obligaba a reflexionar sobre la supuesta libertad en la que vivimos, en la cual nuestras decisiones son informadas por los medios masivos de comunicación.
La página que Búsqueda dedicó la semana pasada a Cabildo Abierto es un craso arquetipo de propaganda enmascarada con la forma de noticia periodística. En su página 10 se incluye un artículo firmado en el cual se describen las propuestas recientes del partido en temas sociales, productivos y en defensa del empleo y las empresas nacionales, dando cuenta de las opiniones de varios referentes. Pero en la misma página se incluye un recuadro, sin firma y ocupando más espacio que el artículo principal, titulado “Exdirigente cabildante calificado de ‘neonazi’ renunció tras sanción de 90 días”.
Chomsky elaboró las “10 estrategias de la manipulación” más utilizadas por los medios para direccionar el pensamiento y las decisiones de la población. Cualquier estudiante de ciencias de la comunicación identificaría rápidamente la presencia de varias de ellas en este encuadre propagandístico, pero solo vamos a citar algunas. La primera es la estrategia de la distracción, un elemento de control social que consiste en desviar la atención de los problemas importantes y de las decisiones de las elites políticas y económicas. En este caso, las propuestas de Cabildo Abierto en términos de empleo y empresas nacionales se ponen en pie de igualdad con la situación de un militante sancionado por el partido como consecuencia de un tatuaje alusivo al nazismo. No importa que eso ya no es noticia, y que se trate de un tema laudado durante la campaña electoral de 2019. Tampoco importa que Cabildo Abierto lo sancionó de acuerdo a sus estatutos. Ahora bien, se ponen en posición de destaque las críticas que este señor hace al partido. Primero descalifican a la persona, luego reportan todo lo que tiene que decir, opacando el mensaje que transmite el partido para proteger a los más débiles; intereses que seguro no son del agrado de los nuevos financistas de Búsqueda.
Otra grotesca estrategia de manipulación es la de recurrir a profundos aspectos emocionales en el intento de bloquear la utilización de los mecanismos racionales de la reflexión. Cualquier referencia al nazismo nos evoca la shoah, lo que a cualquier individuo con educación –el lector típico de Búsqueda– le genera profundo rechazo. Pero, ¿ puede estar segura Búsqueda –o cualquier otra organización- que nunca tuvo entre su staff alguien que en su juventud hubiera expresado simpatías de este tipo? Es evidente que Cabildo Abierto ni profesa ni alienta simpatías de este tipo y todas sus manifestaciones han sido de rechazo. ¿Pero qué más puede hacer? ¿Amerita la situación media página?
Quizás no advierta Búsqueda que con estas prácticas propagandísticas va descendiendo lenta pero inexorablemente en la degradación profesional. La propaganda es una poderosa herramienta de manipulación política, una que se paga muy bien mientras al poder le resulta útil. Pero es un viaje sin retorno. Una vez que la población se da cuenta de la manipulación y el daño psicológico a que la sujetaron, el final es terrible. Basta recordar cómo terminó el más famoso y tenebroso propagandista del siglo XX. Por suerte en Uruguay tenemos una saludable democracia y por eso debemos apuntar a desterrar estas prácticas periodísticas resbaladizas.
Ariel
La soledad de los inocentes
En estos últimos días, la prensa escrita y televisiva ha dado difusión a un hecho muy rechazable en la ciudad de Minas, que tiene como protagonista a un miembro de la Iglesia católica. No conocemos en detalle esta situación, por lo tanto, no nos internaremos en este específico y delicado problema.
Nuestra reflexión va más a lo general, a tratar de profundizar estos acontecimientos en orden a nuestra pertenencia eclesial y por el imperativo espiritual a que nos llama nuestro amor por la Iglesia católica, a quien consideramos la depositaria de la verdad de Jesucristo, para nosotros el Dios salvador de la historia.
En estos últimos años, la Iglesia, en muchos países, se ha visto sacudida y convulsionada por los reprobables escándalos de abuso sexual. El papa Francisco ha sido muy claro. Hay católicos que enmascaran sus miserias con los antifaces de la virtud. Agobiados por su mundanidad espiritual pierden sensibilidad humana. (Ver discurso del papa Francisco a los cardenales en diciembre de 2014).
Todos caminamos en la vida con una carencia que nos duele, que nos mortifica, y que muchas veces puede ser muy penosa. Nuestra verdad de hombres se resuelve en cómo administramos ese límite para bien de los demás, y no para perjuicio de los demás. No son las virtudes las que solo hacen digno a una persona, sino, sobre todo, cómo maneja los repliegues más íntimos de una personalidad indigente. El papa Francisco dice que la Iglesia debe ser un hospital de campaña. Una Iglesia samaritana que sale a los bordes de los caminos a recoger a aquellos desventurados que sufren soledad, despojos y enfermedades.
Pero esa Iglesia debe también mirar hacia adentro, hacia otro tipo de desventura: aquellos miembros que han profanado lo sagrado. Decía el escritor George Bernanos que la inocencia se concentraba en los niños, los santos y los poetas. A la inocencia se la debe proteger, no exponerla a los caprichos de deseos trastornados. No hay pecado mayor que cuando se ha vulnerado la confianza de un inocente. No hay peor corrupción que aquella que ha degradado lo sagrado. Cada niño es sagrado.
Una sociedad, una comunidad, se mide en sus valores cuando tiene una política de defensa y amparo de los más débiles y desprotegidos. Entre ellos, en los primeros lugares: los niños. Cuando se vulnera la inocencia de un niño se producen profundas grietas de dolor y el escepticismo vital anida en las conciencias de las víctimas. Sin embargo, frente a tanto dolor puede haber otra mirada de esperanza.
En la relación de dos polos: lo inocente y lo misterioso-sagrado, cuando se potencian mutuamente en dignidad de vida, el fruto es maravilloso. En la Iglesia católica hay muchos ejemplos. En Uruguay la obra de las Hermanas de la Congregación de la Madre Teresa de Calcuta, la obra de Don Orione, la labor constante del P. Mateo Méndez, el trabajo del P. Verde (el Gordo Verde), y el recuerdo del inconmensurable amor redentor y promotor del Padre Cacho (ese Cacho de Dios, como dice uno de sus biógrafos). Estas son perlas resplandecientes, entre otras múltiples expresiones de compromiso.
Elbio López
Todos somos Carnaval
Hace 59 años que concurro todos los febreros a carnaval, este es el primer año que por razones obvias no podemos participar de la máxima fiesta popular del Uruguay. Menciono mi edad porque ya mis padres me llevaban en el cochecito desde que tenía pocos meses de vida. También estoy acostumbrada a leer y a compartir información en diversas páginas referidas al tema, hasta que también este año, encontré en las mismas una falta de respeto e intolerancia tan grande, como jamás había visto en mi existencia carnavalera.
Algunos desubicados parece que intentan apropiarse de esta fiesta popular uruguaya, todavía agraviando en forma permanente a quienes participan y no piensan como ellos. Tanto disparate y discriminación han hecho que me retire prácticamente de todos eso sitios, porque me di cuenta que al responder, estaba rebajando mi vocabulario al mismo nivel que “esos sectores”. Una lástima que los administradores se llamen a silencio.
Mi pregunta es: ¿quién determina los que forman parte del “pueblo”? Porque en estos últimos 15 años de gobierno, jamás vi en el teatro de verano a ninguna o casi ninguna autoridad sentada en las gradas, ni en la fila de los ómnibus o taxis. Más bien los divisé en los palcos, y luego marcharse en sus modernos vehículos. No recuerdo haber visto a ninguno de ellos hacer la fila para comer un chorizo en la plaza de comida. Y pueden estar seguros que concurro muy seguido al teatro de verano. Pero parece que son pueblo.
Sin embargo, fuera de todo esto (cada uno hace lo que quiere y cree lo que desea) me parece imperdonable que algunas personas utilicen nuestra fiesta popular para sus propios intereses políticos. Podrán decir que siempre hubo crítica, y es verdad, el humor sarcástico es fundamental en esta fiesta. Pero con respeto y tolerancia entre todos, lo que ya no existe. Para terminar, les dejo dos definiciones de pueblo, que algunos, deberían recordar: ¿Qué es pueblo?
Como ‘pueblo’ se denomina al conjunto de personas de un lugar, región o país. Desde un punto de vista político, el pueblo son las personas que forman parte del Estado, sin ningún tipo de distinciones de raza, género, religión, nivel económico o social. La palabra, como tal, proviene del latín popŭlus.
Como ‘pueblo’ también se ha solido denominar al grupo de la gente común y humilde de una población, el llamado pueblo llano, es decir, la gente de clase baja, también conocida a lo largo de la historia como la plebe, el común, el estado llano”. En ambos casos habrá que repasar el concepto. Hasta que Momo disponga.
Sheina Leoni
CI 1.251.822-1
Medidas para quileros y free shop
«Justicia es tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales» decia Aristóteles.
Durante años, o décadas, hemos visto cómo funcionarios públicos de áreas abocadas al control y a la represión en las fronteras realizan incautaciones de mercaderías y vehículos, detienen y llevan a la justicia a los involucrados -los cuales como mínimo quedan registrados como delincuentes, siempre y cuando no acaben perdiendo el derecho a la libertad o la propia vida- para lo que muchas veces persiguen, disparan y hasta matan a ciudadanos solo porque huyen con mercadería traída de “contrabando”, -un concepto tan arcaico como perimido en el mundo globalizado de hoy-.
Ahora, cuando vemos noticias sobre incautaciones de aduanas de “8000 botellas de cerveza y whisky”, quienes nacimos, nos criamos o vivimos en la frontera y sabemos lo que son las desigualdades sociales en las zonas limítrofes, las inequidades judiciales y la valentía de esos quileros que, históricamente, han cargado a pie, a caballo, en bicicleta, en moto, camioneta o hasta en carretilla, unos quilos de mercaderías para revender, revive en nuestro interior la indignación por saber que, a diferencia de ellos, en este caso “no pasa nada”.
Seguramente, el vendedor de free shop que comercializó esa carga no será sancionado legalmente, a pesar de que vive y comercia dentro de los límites del país, con una normativa que lo privilegia. Su negocio no será cerrado, porque los uruguayos que allí trabajan no pueden perder el sustento de sus familias, y la sociedad anónima que se beneficia de esa abultada y organizada venta irregular tampoco pagará como pagan nuestros quileros, porque, de seguro, ni siquiera tiene sus oficinas en el país, o peor aún, puede estar formada por capital de integrantes del propio poder público. En resumen, se mide a unos con una medida diferente de otros.
Pero esto no solo es injusto, sino que no parece que sea el mejor camino a seguir. De hecho, con las actuales condiciones no hemos visto en la frontera ciudadanos más educados, con mejor calidad de vida o con trabajos dignos, todo lo contrario, el desempleo no para de crecer, la informalidad se ha vuelto el modo de vida estándar y eso se repite de generación en generación.
Esto no solo afecta verdaderamente la economía del país, sino que expone un sistema legal frágil, del que unos pocos se valen para beneficiarse de las exoneraciones impositivas destinadas a extranjeros, para enriquecerse y fomentar una competencia desleal con la industria uruguaya, que ya bastante nos cuesta sostener con nuestros impuestos.
Limitar la libertad de comerciar es coartar un derecho humano, tener que esconderse y poner en riesgo hasta la propia vida para poder acceder a bienes de consumo, alimentos de primera necesidad o fuentes de energía, no es digno para ningún ciudadano, por eso es evidente que esto debe cambiar.
Aclaro, esto no es una crítica al accionar de los que trabajan como aduaneros, policías o militares, pero es difícil creer que por mera casualidad se destacan fuerzas estatales durante doce o dieciocho horas en caminos, por donde solo pasan motos cargadas de hasta 20 garrafas de gas o comestibles, mientras no se reprime la comercialización en la capital, ni se castiga a los evasores en la línea fronteriza de donde parte la ilegalidad. ¿Acaso la inteligencia estatal está muy ocupada en otras funciones, que ya no cuida más de lo que de verdad importa, como drogas, armas o trata de personas?
Creamos y confiemos, con esperanza, que esto, en breve, pueda cambiar, y así algún día veamos la verdadera justicia, de contemplar a los históricos quileros, antecesores de la patria.
Richar Enry Ferreira
Cultura y fe
Sr. director:
En el número de La Mañana del miércoles 10 de febrero, Carolina Machado escribe acerca de la supuesta fe de algunos científicos, como Descartes, Newton (descubridor de la ley de gravedad, pero no “autor de la teoría de la gravedad”), Pascal, etc., y hace referencia a carta anterior de Walter Pangallo, en la que cita a Bergoglio, esperanzado por el avance de la ciencia.
También refiere a Copérnico (protestante, prohibido por la Iglesia católica), olvidando que en él se basó Galileo para refutar la ptolemaica teoría geocéntrica del universo (que sostenía a sangre y fuego el Vaticano…) y proponer el heliocentrismo (¡vaya herejía…!). Tuvo que pedir perdón y desdecirse… Einstein decía que creía en el dios de Spinoza, filósofo racionalista que fuera excomulgado por la Iglesia católica por exponer su creencia en la naturaleza como dios (¿panteísmo?). Y no olvidemos a Giordano Bruno, cura astrónomo, también heliocentrista, pasado por las llamas de la Inquisición. El Vaticano tardó 500 años en aceptar que giramos alrededor del sol…
En fin. Larga sería la lista de los personajes que tuvieron que luchar largamente y hasta con su propia vida para liberar a la ciencia del oscurantismo religioso medieval. Es sabido que filósofos y científicos hacían profesión de “fe” aunque no la tuvieran, porque enfrentarse al poder de la teocracia vaticana era muy peligroso. La religión fue la peor enemiga de la ciencia, cuando esta comenzó a liberarse de dogmas, censuras y mentiras. Basta recordar que pretendían cuestionar los avances científicos y filosóficos iluministas interpretando la Biblia… y cientos de miles pasaron por la cremación pre-mortem con que purificaban a los herejes. Insólitamente, todavía quedan “terraplanistas” y cuestionadores Darwin y del “origen de las especies”.
Tuve fuerte y larga formación religiosa, pero con el tiempo, la razón (¿que Dios nos dio?) terminó matándome la “fe”, y me refiero a la fe inventada, tergiversada e inculcada por la Iglesia católica. Pero hay otras, como la del dios de Spinoza, o como la del original mensaje evangélico, el cristianismo de Jesús. El cristianismo básico en el que creo (no el de la Iglesia católica, que es un invento de Constantino y del concilio de Nicea), ha realizado cosas enormes y fundamentales para la humanidad.
Por todo eso, me resulta absurdo afirmar que no haya conflicto entre la religión (dogmas, esquemas, mentiras, sanciones, censura) y la ciencia (libertad de expresión del pensamiento, experimentación, investigación, información, tecnologías, prueba y error…), que nos ha hecho avanzar como seres pensantes y libres hasta niveles tecnológicos nunca antes imaginados, que lamentablemente no estaban previstos en la Biblia.
Andrés Pfeiff Folle
CI 1.147.555-3
No olvidemos al sistema mutual de Salud
Un proverbio de uno de los filósofos más relevantes de la civilización china, Lao -Tse dice: “Ten paciencia, espera que el barro se asiente y el agua se aclare. Permanece quieto hasta que la acción correcta surja”.
Somos conscientes del impacto en todos los niveles del país que ha causado la actual pandemia, provocando un verdadero caos social y económico.
Pero sin dudas quienes han tenido que soportar mayoritariamente el peso de la pandemia, han sido las instituciones públicas y privadas de servicios de salud, realizando un gran esfuerzo, con un altísimo nivel de profesionalismo, posicionando a Uruguay entre los países de mayor prestigio a nivel mundial justamente por su sistema de salud integral y universal.
Sin embargo, sabemos que el sistema de salud en Uruguay está siendo expuesto al fracaso por la gran reforma que alcanzó al sistema mutual desde hace más de una década con una concepción claramente marxista, que “emparejó hacia abajo” la atención de las personas y que sometió a dichas instituciones privadas a una suerte de intervención del estado.
Quedaron fuera del sistema otras empresas privadas que a la postre se beneficiaron, obteniendo ganancias considerables en el pasamanos de servicios de salud.
Las instituciones incorporadas al nuevo régimen, debieron aceptar personas de todas las edades y condiciones sanitarias, con cuotas (cápitas) fijadas y aportadas por el estado. Que al igual que el sistema previsional de retiro, basado en la solidaridad intergeneracional y aquí diría intersocial termina siendo mucho para el que aporta (trabajadores y empresarios) y poco para el que recibe (prestadores de salud).
A esta situación desafiante se sumó la decisión del gobierno del Frente Amplio de incluir a jubilados y pensionistas con una cápita inferior a la recomendada para esa faja etaria, además de decidir -por no tener recursos genuinos suficientes- que pagaría solo una cápita promedio más un incremento de 20% el primer año de incorporación hasta llegar al cuarto año a completar el costo de atención per cápita para adultos mayores.
Sabido es que los adultos mayores son quienes requieren mayor atención médica, por lo que los costos de atención son sustancialmente mayores, solo para ilustrar la distorsión entre cápitas y costos destacamos que atender a una persona de 40 años cuesta una cápita, atender una persona de 85 años cuesta siete cápitas y las instituciones hoy reciben por adultos mayores un ratio de 4,7 per cápita, llevando a instituciones con concentración de adultos mayores a una situación límite de desfinanciamiento progresivo.
Lo que hizo el gobierno de turno para “ayudar” (sintiéndose culpables del desastre) a las instituciones de salud, fue ser garante en los fideicomisos que se emitieron para financiar el enorme desfasaje del no pago por parte del estado de la totalidad de las capitas entre 2012 y 2016. Dichos financiamientos, obviamente se tienen que pagar y el sistema que aún no ha sido reevaluado para adecuar las cápitas, sigue haciendo crecer el desfinanciamiento.
Desde que asumió el nuevo gobierno, el tema excluyente ha sido la pandemia y se ha dedicado a mitigar los efectos de la misma, captando este tema totalmente la atención, sin que se mencione que esas instituciones de salud, han aguantado en esta delicada situación estoicamente el palo de la carpa, sabiendo que tienen sobre sus cabezas la espada de Damocles.
Entonces nos preguntamos: ¿cuándo se van a comenzar a tratar los problemas de fondo vinculados a la salud, los sustanciales, de los que nadie habla? Está en juego la atención de la salud de las poblaciones más vulnerables.
Creemos que es urgente trabajar con un tema tan fundamental como atender el problema de las mutualistas desfinanciadas, ayudándolas verdaderamente, anteponiendo el bien común por sobre intereses personales o partidarios, para que cuando el barro se asiente y el agua se aclare, la acción correcta surja.
Jorge Rodríguez
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