El camino de la concertación
Desde hace unas semanas nuestro país se encuentra en un período de transición. El proceso no ha estado exento de rispideces, pero la ciudadanía mayormente aprecia una actitud de responsabilidad por parte de las autoridades salientes y las entrantes.
El propio presidente Vázquez pidió al presidente electo Luis Lacalle Pou que incorporara un par de temas que considera muy relevantes en la ley de urgencia. Interpretado por algunos como una forma de interferencia en los asuntos del nuevo gobierno, la realidad es que el gesto del presidente actual valida en los hechos el camino elegido por el presidente electo de promover una ley de urgente consideración.
La señal es clara y le ofrece al nuevo gobierno la oportunidad de extender una mano al Frente Amplio para que este colabore al menos en los temas que son más relevantes en esta etapa que se inaugura en nuestro país.
Se puede discutir sobre las políticas de seguridad, se puede discrepar respecto a las políticas de género y otros temas con un fuerte componente de valores; pero lo que el sistema político no se puede permitir es no hacer todo lo que encuentre a su alcance para reducir lo más rápidamente posible el flagelo del desempleo.
Los españoles se enorgullecen hasta el día de hoy del Pacto de la Moncloa, acuerdo que permitió una salida consensuada a la recesión provocada por la transición política en España. Cuando Adolfo Suárez convocó a este proceso en 1977, España tenía un millón de desempleados y las grandes empresas se encontraban prácticamente en situación concordataria. Las diferentes agrupaciones políticas se pusieron de acuerdo en un plan de ajuste y sentaron las bases de la modernización de los sistemas tributario y financiero. Participaron los partidos políticos con representación parlamentaria, los sindicatos y las agrupaciones empresariales, que concordaron un proyecto de reforma del mercado laboral, de la seguridad social y la salud pública. Esto permitió que España entrara en un camino de libertad y trabajo del que disfrutan sus ciudadanos hasta el día de hoy.
Uruguay tuvo un momento comparable en la transición del gobierno de facto hacia la democracia, y apeló a una solución similar. Uno de los aspectos más relevantes de la Conapro fue el acuerdo para dar tranquilidad a los depositantes argentinos frente a la incertidumbre que provocaba la transición, el cual se materializó en una declaración conjunta firmada por los candidatos de los cuatro partidos. Ya en el gobierno, el presidente Sanguinetti logró pasar una serie de medidas que permitieron resolver la situación de endeudamiento que el país arrastraba desde la crisis del ´82.
Ya en este siglo existió la Concertación para el Crecimiento, donde participaron distintos sectores del agro, la industria, sindicatos e intelectuales para impulsar la producción y el trabajo. Todos compartían una visión cercana respecto a la inserción internacional. Según Fernando Pereyra, presidente del PIT-CNT, “este fue de los procesos más interesantes que tuvo Uruguay en este siglo. Cómo es posible juntar persona que provienen de distintos ámbitos y tratar de construir una senda de desarrollo nacional”.
Hoy nuestro país no enfrenta una transición de un régimen de facto a uno democrático, como fue el caso de España en 1977 o Uruguay en 1984. Pero los desafíos económicos son de una magnitud comparable y requieren de la búsqueda de consensos. Las familias de los desempleados van a agradecer un gesto de grandeza del sistema político.
Antonio Raimondi
Por un desarrollo Rural
El Agroturismo y el Ecoturismo son vitales para dar a conocer al Uruguay en el contexto mundial. Las actividades pecuarias y agrarias están profundamente arraigadas al desarrollo de nuestro país.
Un fortalecimiento de las mismas no sólo contribuirá en nuestro propio desarrollo, sino que además ayudará a posicionar al Uruguay en un lugar privilegiado para atraer el turismo y las inversiones que tanto necesitamos.
En paralelo con estas directivas no debemos olvidar el rol que tiene la educación, como complemento a lo antedicho. En particular se deben establecer mejores programas en los campos de la educación pecuaria y agraria, e incentivar a nuestros jóvenes para orientarlos en ese sentido.
Como consecuencia, se fomentará la explotación de nuestro campo con personal idóneo y técnicas modernas.
En el campo es donde se concentra la mayor riqueza del Uruguay.
Debemos tomar conciencia de esto y ubicar su desarrollo entre las prioridades más necesarias en las políticas que implementará nuestro nuevo Gobierno que tomará posesión a partir del próximo 1 de Marzo de 2020.
Willian Izzi Rosa
C.I. 3.984.604-9
Sensatez y sentimiento
Estos conceptos me vinieron a la mente leyendo la nota del 17 del corriente a la futura ministra de Vivienda. Lo primero es la “limpieza y el orden”. Sin eso no puede haber justicia: el desorden es injusto por naturaleza. El símil de “la casa” lo asocia al “techo” y a “la mujer”, porque para esta “tiene un significado mayor”. Es claro, si la familia es la base de la sociedad, la mujer es la base de la familia. Esa casa limpia y ordenada vale tanto para lo doméstico, lo ministerial, o lo estatal, razona de lo particular a lo general.
¿Los asentamientos?: en algún caso hay que llevarles los servicios que no tienen. Otros, trasladarlos, porque se han generado en lugares inadecuados (“zonas inundables” por ejemplo).
En el interior del País, hay situaciones que urge cambiar. Insiste en esto. ¿Y cómo? Mejorando la gestión, actuando con eficiencia, racionalizando los recursos.
Hay que estimular “la construcción de autoayuda”. Este concepto es muy importante, porque no se trata de la benevolencia estatal sin contrapartida. La autoayuda supone una escuela de valores. La creación de la propia vivienda deja una profunda enseñanza. A la vez que se logran resultados exitosos en lo material también se forman ciudadanos responsables y solidarios en el esfuerzo común.
Es importante, dice, “bajar los impuestos de la construcción”, “una de las actividades económicas que genera más trabajo”.
Pero no alcanza con la eficiencia, por eso dice, “tenemos fe”, “tenemos esperanza”. Le preguntan sobre los desafíos a enfrentar. Le contesta: “los desafíos nunca me asustaron, por el contrario, me fortalecieron”. Y esta es otra condición imprescindible: el coraje.
Eficiencia, sensibilidad, fe, esperanza, coraje…
En la novela de Jean Austen la sensatez y la sensibilidad estaban repartidas entre dos hermanas.
La Dra. Irene Moreira las une en su persona.
Rocío Vermeer
El dilema entre el desempleo y el déficit fiscal
Les escribo para felicitarlos por el artículo de La Mañana del 11/12/19 de Pablo Sitjar sobre “El dilema entre el desempleo y el déficit fiscal”, no tiene desperdicio. Brillante. Tal cual.
Coincido plenamente en la urgente necesidad de parar el cierre de fuentes de empleos y de reabrir las que aún son capaces de volver al mercado. En una primera etapa es más importante general trabajos legítimos sacrificando aportes de las estatales a las arcas del tesoro que no hacerlo. El daño social, disfrazado por los MIDES y Cia., es inevitable a mediano plazo y es una pésima señal hacia el mercado financiero exterior. Sin dimensionar la espantada de posibles inversores.
Países de gran población logran funcionar sin tener en cuenta su costo-país, apoyados en un gran consumo interno pero aún, a ellos también se les topea el desarrollo de los rubros o sectores que superan la necesidad interna y deben salir a competir en el mercado internacional.
El costo país debe ser considerado de igual manera que el costo de una empresa.
Saludos,
Pierre Darricarrère
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