El premio Ramón Méndez al costo país
Sr. Director:
He seguido con atención la discusión que se ha generado en estos últimos días a raíz de los infortunados cuestionamientos del Ing. Ramón Méndez al GACH y al gobierno. No creo que haya mucho que agregar a la información que ha emergido sobre este pequeño personaje de la política uruguaya, y que ha demostrado una incapacidad manifiesta de administrar la cosa pública.
Pero llama la atención que transcurridos ya nueve meses de gobierno nadie haya siquiera intentado cuantificar el daño que este doctor en física, -devenido experto en energía y en recolección de residuos para la IMM- ha generado a la economía de nuestro país. No estamos hablando de café vencido, o de materiales que se pudren en la Aduana. Tampoco de sobrecostos en publicidad que en algunos casos se miden en cientos de miles de dólares, y en otros puede hasta significar millones de diferencia.
Las pérdidas ocasionadas por este señor -que acostumbra anteponer “Dr.” a su título de Ingeniero- se miden en cientos de millones de dólares, y podrían superar el récord de Raúl Sendic. También el tratamiento recibido por sus camaradas del Frente Amplio ha sido muy diferente. Mientras que Astori y su equipo se preocuparon en difundir a diestra y siniestra la “quiebra” de ANCAP, atribuyéndola al mérito individual de Sendic, Ramón Méndez ha sido beneficiario de las indulgencias otorgadas por los monjes astoristas. Como antes lo fue Bengoa y sus seguidores en la Dirección de Casinos.
Como punto de partida, la pérdida de la regasificadora debería “reclasificarse” hacia Ramón Méndez desde la cuenta de Sendic. Lo mismo debería asignársele el exceso en la contratación de energía eólica, cuando los mismos consultores daneses le recomendaban a la dirección de energía contratar un tercio de la potencia que se terminó comprometiendo. Si a este exceso agregamos una moderna planta de ciclo combinado que rara vez se prende, la sobreinversión supera ampliamente los mil millones de dólares.
Pero esto no es todo. Los consumidores de energía uruguayos quedarán agobiados por más de una década con tarifas por fuera de la realidad regional y mundial. Si agregamos a este sobrecosto el costo para UTE de pagar por energía que no utiliza –o exporta a precios irrisorios- el valor presente de la pérdida para el país puede llegar a superar otros mil millones de dólares. Claro que gran parte de esta pérdida no la vamos a ver nunca reflejada en el balance de la UTE, sino en el del sector productivo y los consumidores residenciales.
En suma, el costo para el país de las ideas de Ramón Méndez se mide en miles de millones de dólares, lo que podría superar la opus magna de Sendic. En reconocimiento a tamaña distinción, mociono para que la Facultad de Ingeniería instaure el “Premio Dr. Ing. Ramón Méndez al aumento del costo país”. Y como premio ofrecer un año cosechando caña de azúcar en el país caribeño, a ser entregado por el otro “Dr.” y exministro de economía Mario Bergara.
Sigfrido Vaz
Hablando de la pandemia…
El Covid-19 nos declaraba la guerra a mediados del pasado mes de marzo, cuando hacía apenas dieciocho días que el gobierno había entrado en funciones. Asesorado por los mejores, y dando muestras de inteligencia, cordura y precocísimo oficio político, decidió enfrentarlo apelando a la “libertad responsable” de sus gobernados.
Asumió el riesgo (conducta inherente al mando en momentos de crisis), y hasta hace relativamente poco tiempo, veníamos obteniendo buenos resultados; tan buenos, al punto de haber sido objeto de comparación, análisis y halagos por parte de otros países.
Trascurridos casi nueve meses, y por motivos tales como: el hastío, el aburrimiento y el cansancio, perfectamente entendibles, y que pueden llegar a explicar actitudes, pero ¡nunca a justificarlas!, gran parte de la población “bajó la guardia”. Esto ha llevado a que, en muchos lugares, ya no se respeten las elementales medidas de autoprotección y por ende de protección a los demás, lo que claramente está indicando que expiró la fecha de vencimiento de la exhortación a la“libertad responsable”.
Es aconsejable que las nuevas medidas sean comunicadas a la población con la mayor claridad, respecto a lo que está permitido y lo que no está permitido. Y a continuación se debería “advertir” a la ciudadanía más claramente aún, sobre las eventuales consecuencias a las trasgresiones de los preceptos dictados.
Cumplido esto, y en el entendido de que el bien común ha de estar siempre por encima de los intereses individuales o corporativos, sean estos empresariales, políticos, religiosos, etc., al gobernante no le deberá temblar el pulso para aplicar las sanciones que vinieran a corresponder.
Nos enfrentamos a una pandemia que provoca muertes. No sé si más o menos, que otras enfermedades, pero hoy eso no viene al caso. Lo que no podemos permitir es que nuestros conciudadanos lleguen a padecer la enfermedad por negligencia de algunos, o por omisión de otros…
Es altamente probable que, en ocasión de la Navidad, de las fiestas de fin de año y de la temporada de playas que se avecina, la situación tienda a agravarse; y no es inteligente que “perdamos en la bajada, todo lo que ganamos en la subida”
El ministro Salinas dijo que en su ministerio están “dejando el cuero” en esto, y no cabe duda que es así. Pero da la impresión de que, por momentos, queda como medio solo en esto…
Cnel. Luis Eduardo Maciel Baraibar
Policía del pensamiento
La “última Thule”, el mundo interior, de que hablaba Rodó con su ejemplo del rey hospitalario, está cada vez más amenzada por la policía del pensamiento. Una policía no encarnada en un estado al modo orwelliano, sino que asume la difusa forma de la corrección política.
No de otro modo puede entenderse la situación en que se encuentra Edinson Cavani, un excelente deportista y correctísima persona.
Después de una gran actuación futbolística, entre las felicitaciones recibidas, un amigo de Cavani publicó en redes sociales: “Así te quiero Matador”, Cavani respondió con un rioplatense “¡Gracias negrito!”.
En 1927 con música de José Ma. Rizzuti y letra de José Diez Gómez. Carlos Gardel grabó el tango Volvé mi negra. La letra no requiere explicación: “Volvé, mi negra, al nido/¡Volvé, mi negra buena!/Volvé, mi negra, al nido,/que mi cariño espera/la buena compañera/que no se irá jamás”.
El argentino César Banana Pueyrredón, cincuenta años después, también reclama por su negra: «Negra no te vayas de mi lado/Porque sin vos no valgo ni un centavo/ Negra/ Dulce, muñequita mía…”. Seguramente la canción traerá para muchos buenos recuerdos.
En ningún caso puede pensarse la palabra “negra” con una connotación racista. Admitamos, por retorcer el tema, que se trata de canciones y no de situaciones concretas de la vida real y en un contexto futbolístico.
En 2014 Luis Suárez fue duramente sancionado por la FIFA. Entre los ríos de tinta a que dio lugar el insuceso hay una declaración interesante. La señora Lila Píriz, asombrada por el hecho, manifiesta a un medio de prensa: «No sé qué le pasó a mi negrito». Se refería obviamente a Luis Suárez y era su abuela. A nadie se le ocurrió acusar a la señora de racista por referirse a su nieto como “mi negrito”.
Cuando las críticas empezaron a llover sobre Cavani, – y no puede descartarse la intención de desestabilizarlo emocionalmente para perjudicar su juego- este retiró su publicación. La policía del pensamiento había logrado su propósito. Y es una señal para todos: “gracias, negrito” es un “crimental”, ya no un delito de expresión sino de pensamiento. Y eso es lo grave.
Gerardo Ramos
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