La semana pasada, el director de ASSE amenazó con privatizar el servicio de distribución y entrega de medicamentos que lleva adelante el organismo. Afirmó que “se podría privatizar la distribución o los lugares de dispensación”. El supuesto motivo: “fallas” en el proceso, que evidenciarían “algún tipo de incapacidad” en la organización que lleva dirigiendo por más de dos años.
Extraña que el locuaz jerarca no nos hubiera advertido con anterioridad acerca de la existencia de problemas de este tipo en su organismo, que de otra manera a pensaríamos funciona en forma maravillosa bajo su brillante gestión. Pero extraña aún más que promueva con una prisa no muy elegante una “solución” para un problema del cual todavía no teníamos conocimiento; al menos aquellos ciudadanos que no dependemos ni del servicio de entrega de medicamentos de ASSE, ni de los medios oficiosos para informarnos.
¿Será que el director de ASSE sabe ya dónde es que se deberán retirar los medicamentos? ¿Será posible obtenerlos en las farmacias del barrio, o solo estarán disponible en las cadenas? ¿Exhibirá la privatización del servicio la misma transparencia con la cual se asignaron los servicios de hisopado? ¿Veremos algún número en algún momento o será secreto de Estado como el costo de las vacunas? ¿Por qué antes de promover la privatización no intenta mejorar un servicio a su cargo? ¿Se habrá olvidado el significado que la palabra “privatización” tiene para los uruguayos?
En fin, esperamos que en los próximos días el director de ASSE nos ilumine con la respuesta a algunas de estas interrogantes. Si a cada jerarca que algo no le funciona termina pidiendo la privatización, en cualquier momento podemos llegar a ver al país adornado con banderas de remate. No es para esto que la ciudadanía colocó a la Coalición Republicana en el gobierno. Fue para que gobernaran, y un buen lugar para empezar es, sin lugar a dudas, en ASSE.
Antonio Raimondi
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