Resulta difícil que este señor pase desapercibido. Con una presencia permanente en medios de radio, televisión y redes, este empresario de las finanzas ganaderas expresa opiniones fuertes. Opina sobre impuestos, forestación, política y hasta sobre las ulteriores motivaciones de técnicos y partidos políticos que no coinciden con sus vehementes posiciones. Más difícil aún era identificar los intereses que representa, ya que siendo su actividad aparente la ganadería, comenzaba a dedicar cada vez más tiempo a defender fuertes intereses forestales. Incluso en la defensa de estos intereses, llegó a incurrir en los últimos meses en la defensa del régimen de Zonas Francas, del Ferrocarril Central y hasta del régimen de exoneraciones tributarias. Con el pasaje del tiempo su frustración fue aumentando, al mismo tiempo que su inhibición se fue debilitando. Todo esto llegó a su clímax este lunes, cuando entrevistado por Emiliano Cotelo, y visiblemente irritado por el discurso de USU, dejó claro a tirios y troyanos que su real cometido en todo este periplo mediático es uno y solo uno: defender a UPM; ni siquiera a todo el complejo forestal celulósico, ya que ni menciona a la otra gran empresa presente en el sector –y que, dicho sea de paso, demostró mucho mejor comportamiento ante la crisis de los incendios–.
En efecto, para Carrasco, “Un Solo Uruguay es una confederación de sentimientos populistas que terceriza la culpa de sus problemas”. ¿El pecado de USU? Haber insistido con su reclamo que los beneficios obtenidos por UPM van en contra de los intereses de los pequeños y medianos productores. El financista ganadero insistió con instalar la peligrosa idea de que los incendios fueron intencionales, causados por la “manija de declaraciones de algunos periodistas y dirigentes” que terminan excitando a algún pirómano. Claramente a esa hora ningún fiscal de la Nación estaba escuchando la radio, de lo contrario probablemente hubiera ameritado una denuncia de oficio…
No vale la pena entrar en las consideraciones que este lobista hace a favor de UPM, ya que claramente están sesgadas y no son “científicas”. Sus opiniones en ese sentido valen tanto como las de los médicos que décadas atrás trabajaban para las tabacaleras y recomendaban fumar. El problema es que cuando nos demos cuenta del daño de estas políticas, va a ser demasiado tarde y probablemente el Sr. Carrasco ya no esté en la vuelta para responder.
Pero esta no es la primera vez que el financista ganadero ataca a USU y se refiere en términos agraviantes a los pequeños productores. En entrevista del 13 junio del 2018 en el programa “Valor Agregado”, Carrasco se refirió a los “autoconvocados” como “los condenados a muerte, que se quejan”. Por las dudas que no lo estuvieran entendiendo, comparó a estos pequeños productores ganaderos, a los que se refiere como “chiquitaje”, con ranas que se están cocinando en una olla sin tener la más mínima idea de lo que les va a pasar.
Claramente el Ing. Carrasco piensa que los productores no son muy diferentes a animales que circulan por los campos, y cuando dejan de ser rentables, terminan en un frigorífico. No solo ese pensamiento es profundamente antinacional y anticristiano –parte de la base de que es aceptable dejar tiradas a las familias–, sino que tampoco hace sentido económico. No es necesario hablarle de Keynes, de la Rerum Novarum, de Roosevelt ni de Batlle. Planteos como éstos solo serían viables en una sociedad africanizada o en una donde la gente esté dispuesta a hacerse el harakiri al final de la vida útil. No se puede perder más el tiempo con personajes como éste. Hace mal a la salud de la sociedad.
Gerardo Ramos
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