En los artículos anteriores expuse algunos de los problemas de la educación uruguaya poniendo el foco en la formación, la profesionalización y el perfeccionamiento de los docentes, así como en la importancia de que los currículos lleven a los alumnos a adquirir las competencias que necesitan para desenvolverse libremente en el presente y el futuro. Los cambios, aunque difíciles de implementar, son necesarios. En este momento en nuestro país se está formando a inspectores y directores para poder llevar a cabo la transformación educativa que se comenzará a implementar en el año 2023. Sin embargo, la gran transformación es la que se da en las aulas, cada día con el compromiso de miles de docentes, ellos son los grandes protagonistas del cambio en educación. El desempeño de los profesores es el atributo de mayor impacto en los logros educativos (Burns y Luque, 2014).
Formación docente y currículos se deben actualizar, también la manera en que se realiza la instrucción; por lo que hoy me referiré a metodologías de enseñanza en las que el alumno es el verdadero protagonista de su propia formación: enseñanza para la comprensión, aprendizaje por competencias y aprendizaje basado en proyectos. El lector, al adentrarse en estos temas, notará que existe un hilo conductor entre las metodologías antes mencionadas.
Los tópicos generadores
La enseñanza para la comprensión surge en la Universidad de Harvard. Un grupo de investigadores, entre ellos David Perkins y Howard Gardner, desarrolló el marco conceptual de enseñanza para la comprensión TfU (Teaching for Understanding). Esta metodología propone que para que exista comprensión debe existir transferencia; lo aprendido el estudiante lo puede aplicar en otra nueva situación. La comprensión se presenta cuando la gente puede pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que sabe (Perkins, 1999). La comprensión es un desempeño que se encuentra por encima de los contenidos y brinda a las personas la flexibilidad necesaria para desenvolverse en un mundo cambiante.
En esta metodología las ideas o preguntas centrales son denominadas tópicos generadores porque despiertan el interés y el compromiso de los alumnos estableciendo conexiones entre la vida de los estudiantes y las ideas centrales de las disciplinas.
Los docentes se encargan de limitar los tópicos generadores seleccionando los conocimientos que consideran imprescindibles para sus alumnos, estableciendo las metas de comprensión bajo la filosofía “menos es más”. Comprender un tópico quiere decir ser capaz de desempeñarse flexiblemente en relación con el tópico: explicar, justificar, extrapolar, vincular y aplicar de maneras que van más allá del conocimiento y la habilidad rutinaria.
En lo que se refiere al aprendizaje por competencias, a las mismas se las puede caracterizar como a las capacidades de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada. Suponen una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz. (Pérez Gómez, 2007, p.10)
El aprendizaje por competencias constituye un “saber hacer” complejo y adaptativo, un saber que se aplica de forma reflexiva, es susceptible de adecuarse a una diversidad de contextos y tiene un carácter integrador, abarcando conocimientos, procedimientos, emociones, valores y actitudes, que evolucionan a lo largo de la vida.
Los alumnos necesitarán dominar conceptos pertenecientes a diversas ramas del conocimiento para aprender una competencia, por ejemplo: para saber expresarse correctamente por escrito deberán aplicar las reglas ortográficas, no cometer errores sintácticos, tener en cuenta al receptor de la producción escrita, etc. El docente cumple el rol de tutor debiendo brindar feedback de manera permanente en cada etapa de los procesos de aprendizaje de sus alumnos.
Reconstruir los modelos metales
“El objetivo de los procesos de enseñanza no ha de ser que los alumnos aprendan las disciplinas, sino que reconstruyan sus modelos mentales vulgares, sus siempre provisionales y contingentes esquemas de pensamiento.” (Pérez Gómez, 2007, p. 24)
Este es el camino que han seleccionado las autoridades educativas en Uruguay siendo las competencias que están incorporadas en la transformación educativa: metacognitivas, intrapersonales, en iniciativa, en comunicación, en relacionamiento con los otros y en ciudadanía local, global y digital; pensamiento creativo, crítico, computacional y científico.
La implicación activa del sujeto es condición necesaria del aprendizaje relevante. Solamente cuando el aprendiz moviliza sus modelos mentales, sus esquemas de pensamiento para intentar entender los problemas, situarse en su contexto e intervenir en él es cuando puede descubrir sus insuficiencias y lagunas y apropiarse de herramientas más adecuadas y poderosas para mejorar sus interpretaciones y actuaciones. (Pérez Gómez, 2007, p. 25)
La forma en la que la ANEP propone realizar las evaluaciones es mediante la utilización de rúbricas que contienen diferentes grados de avance para cada una de las competencias. Las progresiones de los aprendizajes se encuentran detalladas en los grados de avance que presentan los niveles de logro de los estudiantes. (ANEP, 2022, p. 28)
Finalmente, el ABP (aprendizaje basado en proyectos) implica el diseño y la planificación por parte de los docentes de tareas con diferentes grados de complejidad, cuya coherencia y cohesión las hace pertenecer a un todo, el proyecto que los estudiantes deben realizar y finalmente presentar. Todos los alumnos se deben implicar en tareas de investigación y trabajo en equipo. En el proceso los estudiantes deben resolver problemas, responder preguntas y realizar presentaciones desenvolviéndose con gran autonomía, aunque siempre el docente es el referente y los guía brindando retroalimentación permanente.
Los alumnos deben aprender conocimientos fundamentales de las diferentes disciplinas académicas, además de adquirir las competencias necesarias para desenvolverse en el mundo actual. El profesor evalúa procesos y resultados, ofrece soluciones, facilita el acceso a la información y anima a la utilización de la metacognición.
La educación para el siglo XXI deberá priorizar los procesos mentales de orden superior y no los contenidos, que si bien no dejarán de transmitirse, la apropiación la realizará cada alumno, en la práctica y no de manera memorística.
El aprendizaje es subjetivo, individual y social, le debe permitir resolver problemas de su entorno y despertar la necesidad de saber. Ayudar a los alumnos a que sepan filtrar la información que entra a raudales en el aula gracias a las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), estos deben reflexionar y no dejarse embaucar. Ser investigadores, productores de conocimiento que se abren a la comunidad y al mundo.
Las tres metodologías de enseñanza antes expuestas colocan al alumno en el centro, y el énfasis se encuentra en el relacionamiento del aprendizaje con el contexto de cada educando, la reflexión y la transferencia de los conocimientos aprendidos.
La formación holística de los estudiantes está atravesada por la transmisión de valores que son transversales a todos los procesos educativos. Los alumnos deben resolver situaciones que respondan a “problemas” auténticos y reales con los que deberán lidiar en sus vidas.
Referencias bibliográficas
ANEP. (2022). Progresiones de Aprendizaje. Transformación Curricular Integral.
Burns, B. y Luque, J. (2014). Docentes excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe, resumen. Washington, DC, Banco Mundial.
Perkins, D. (1999) ¿Qué es la comprensión?
Pérez Gómez, A. (2007) La naturaleza de las “competencias básicas” y sus implicaciones pedagógicas. Cuadernos de Educación de Cantabria.
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