Sabido es, por lo menos para los informados en política nacional, que Cabildo Abierto pretende ser un tercer camino, una tercera posición dentro del esquema electoral uruguayo. Sin querer desmerecer a los partidos muy pequeños y con mínima representación parlamentaria, se sabe que un polo del espectro está formado por el Frente Amplio y el otro polo por la llamada Coalición Republicana, con el Partido Nacional como base lógica y preeminente dado que el primer mandatario pertenece a dicha colectividad, el Partido Colorado y Cabildo Abierto. Pues bien, en ese escenario bipolar Cabildo Abierto pretende ser algo diferente, una corriente “junta pero separada” para usar una expresión gráfica, una especie de bilocación, utilizando un concepto religioso y metafísico como la que según se ha dicho podía lograr el padre Pío. Pero claro, sabido es que los seres humanos comunes y otras entidades no revestidas de condiciones metafísicas eso no lo pueden lograr.
Me pregunto: ¿puede lograrlo un movimiento o partido político? ¿Son tan versátiles? A mi entender es CASI IMPOSIBLE. Por la simple razón de que no se puede estar en dos lugares a la misma vez. Y esto es mucho más difícil aún cuando no existe una comunicación clara y fluida con lo que vulgarmente se llama “la gente de a pie”, un defecto muy notorio que tiene el novel partido y por supuesto muy pernicioso. La gente “de a pie” no tiene tiempo para sutilezas. La madre del niño saliendo rápido de su trabajo para irlo a buscar a la escuela, el operario de la construcción haciendo arrancar su moto de mañana muy temprano cuando aún no ha clareado, el enfermero de guardia en un CTI, el comerciante que está reforzando la reja de su comercio porque hace dos días que lo asaltaron y miles de ejemplos más carecen de tiempo y a veces de conocimientos para entender lo que para ellos es un laberinto. Y esos “de a pie” por supuesto, VOTAN. Y ante ellos se abren dos posibilidades, salvo pequeñas excepciones, o Frente Amplio o Coalición Republicana UNIDA, no dividida. Pero esas mismas personas pueden sí entender que el panorama político no sea bipolar, sino que tenga tres patas claramente diferenciadas. Tan es así que en una publicación en papel se editorialice el sábado 1 de julio en el sentido de que hay coalición u oposición, aunque leyendo el artículo con atención la información brindada sobre lo ocurrido en la interpelación al Sr. Ministro del Interior no es… correcta, ¿podríamos decir? Bueno, dejémoslo así, parece que a algunos les molesta una crítica, pero lo real y lo concreto es que seguramente la gente “de a pie” no perciba los matices. Porque no tiene tiempo, son muy entreverados y no se les han explicado bien.
No debe perderse de vista que toda acción política, militar, diplomática, etc. persigue un fin, un resultado y para ello debe actuar con táctica. Por ejemplo, un abogado actuaría tácticamente muy mal si no contestara una demanda puesta en contra de un cliente suyo. ¿Y qué es la táctica? Como esto no es un tratado militar no es necesario recurrir a Clausewitz y su clásica obra, Vom Kriege, bastando con leer lo que dice el Diccionario de la RAE al efecto: Táctica: 4ª. Acepción: método o sistema para ejecutar o conseguir algo. Perfecto y fácil de entender. Y es aplicable tanto a un gerente de una gran empresa o a el conjunto de dirigente de una agrupación política.
¿Pero qué ocurre con Cabildo Abierto? Esta táctica de ir un poco para adelante pero no tanto, de quedarnos pero marcar diferencias, que queremos esto y lo otro pero no nos lo dan y entonces nos agraviamos, etc., es, en mi humilde opinión como simple cabildante, equivocada, además de jamás claramente explicada a la “gente de a pie” dejando aparte el hecho de que no es una fácil explicación. Y esto es demostrable: veamos en más de tres años de gobierno cuántos proyectos de ley hemos podido aprobar y la interrogante se contesta sola. Con el agravante de que el único proyecto aprobado porque el Frente Amplio se subió a nuestro tren fue el único que el Poder Ejecutivo vetó en todo su mandato (¡!).
Por tanto y con perdón de Descartes por el plagio, “pienso, luego existo” (dejando de lado que la traducción no es exacta) se impone un cambio de táctica. Tres senadores y diez diputados pueden hacerlo, no tengo dudas y por ende deben ponerse las manos a la obra sin más pérdida de tiempo. ¿Por qué no se ha hecho antes? Como casi siempre hay motivos varios aunque para mí hay uno esencial, básico, que no menciono porque tanto en el ejercicio de la abogacía como de la magistratura tuve cabal conciencia de la importancia de las pruebas.
Dr. César Eduardo Fontana
Abogado y Escribano
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