A través de un comunicado de prensa fechado 22 de julio de 2022, el Departamento de Estado de Estados Unidos pasó a designar a Horacio Cartes “por su involucramiento en importantes actos de corrupción”. Luciendo la firma de Anthony Blinken, el informe acusa al expresidente de Paraguay de obstruir una investigación sobre redes criminales transnacionales con el fin de “proteger a el mismo y su socio criminal”, además de otras acciones que según el Departamento de Estado “permitieron y perpetuaron la asociación recientemente comprobada” de Cartes con organizaciones terroristas extranjeras y otras entidades que, según Estados Unidos, amenazan la estabilidad regional.
Para Mike Vigil, exjefe de operaciones de la DEA, esta acusación abriría el camino a la extradición del expresidente paraguayo a Estados Unidos. “Las evidencias serán revisadas por los fiscales federales, analizarán si es contundente para hacer una acusación formal; de hacerlo, en ese caso, podrán solicitar la extradición”, expresó Vigil a Radio Monumental de Paraguay días después de conocerse la noticia. Todo indicaría que ese “socio criminal” al que Cartes intentó proteger no era otro que Darío Messer, el “doleiro dos doleiros”. Este personaje tuvo un rol central en el reciclaje de fondos ilícitos provenientes del Lava Jato brasileño, incluidas las operaciones llevadas adelante desde Uruguay por estudios de abogados locales. Como ya veremos, no sería el único vínculo de Cartes con los círculos de poder en nuestro país.
Messer había sido arrestado en julio de 2019 en la ciudad de San Pablo, tras más de un año prófugo en Paraguay, país que le había otorgado la ciudadanía y en donde había realizado importantes inversiones agropecuarias e inmobiliarias. La situación del cambista se había complicado a principios de 2017 cuando emergieron los nombres de dos de sus colaboradores durante la investigación del caso Odebrecht. Según consignaba el diario Folha de Sao Paulo, por aquella época los socios uruguayos de Messer le recomendaban no acogerse al mecanismo de delación premiada, proponiéndole en cambio que se viniera a vivir a Uruguay, país donde supuestamente se le “garantizaba” no ser alcanzado por la justicia brasileña. Afortunadamente para la reputación de nuestro país, Messer optó por la protección ofrecida por sus amigos paraguayos. El 8 de junio pasado Messer terminaría condenado en segunda instancia por la Justicia Federal brasileña, en el contexto de la “Operación Marakata”, derivación de la investigación del Lava Jato en Rio de Janeiro.
La semana pasada visitó Paraguay Mark Wells, subsecretario adjunto para Brasil, Cono Sur y asuntos andinos del Departamento de Estado de Estados Unidos. Durante su estancia en Asunción, Wells, un experto en seguridad nacional con vasta experiencia en América Latina, mantuvo varias reuniones con autoridades de gobierno y senadores paraguayos. “Mi prioridad como embajador y nuestra prioridad como Gobierno es trabajar con las instituciones paraguayas en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Las designaciones de funcionarios de gobiernos extranjeros como significativamente corruptos es una parte de nuestro trabajo para apoyar al Gobierno y al sistema paraguayo en esa lucha”, declaró el embajador de Estados Unidos en Asunción, Marc Ostfield, tras la reunión mantenida con el vicecanciller de Paraguay, Irineo Raúl Silvero.
Según información filtrada por Wikileaks en 2010, Cartes ya se encontraba en la mira de las autoridades estadounidenses al momento de asumir la presidencia de su país el 15 de agosto de 2013. Concretamente, el presunto cable del Departamento de Estado lo señalaba como cabecilla de una operación de tráfico de drogas y blanqueo de dinero, información obtenida en el contexto de la operación “Heart of Stone” (Cara de piedra), llevada adelante en 2009 por agentes de la DEA en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Otro documento revelado por Wikileaks se refería a Cartes como “el rey de la efedrina”, vinculándolo con las actividades del cártel de Sinaloa en la región. Todo esto era negado rotundamente por el flamante primer mandatario de Paraguay.
Mientras tanto, toda esta información pasaba mayormente desapercibida para los medios uruguayos. De hecho, pocos recuerdan del arresto de Juan Domingo Viveros Cartes, tío de Horacio Cartes, ocurrido a fines de julio de 2013, cuando la avioneta que piloteaba fue forzada a aterrizar en Durazno. Es precisamente a través de Viveros Cartes que el uruguayo Marset se vincula con el clan Cartes. Pero los vínculos de Cartes con Uruguay son más directos e históricos, alcanzando los planos político, social, empresarial y hasta futbolístico. En consecuencia, es necesario estar vigilantes ante el posible enraizamiento que este clan haya podido lograr en nuestro país.
Antonio Raimondi
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